Thursday, June 14, 2007

CUBA Y SU CRISIS ALIMENTARIA

CUBA Y SU CRISIS ALIMENTARIA
2007-6-14

La economía cubana tradicionalmente se destacó como una fuerte
exportadora de alimentos. El sector agropecuario resultaba su espina
dorsal, con una destacada industria azucarera, una importante producción
de tabaco, café, frutales, viandas, hortalizas y bienes provenientes de
la ganadería en general; particularmente notable era la ganadería vacuna
que llegó a alcanzar más de 7,0 millones de cabezas de ganado, casi una
por habitante, lo que la situaba en términos relativos entre los
primeros lugares de América Latina, e incluso del mundo.

Todo esto es historia. El Sector Agropecuario desde hace años se debate
en una creciente crisis, que ha llevado a una viceministra de Economía y
Planificación a decir que anualmente se importa el 84,0% de los
alimentos destinados a la canasta básica de la población. En 2006 se
destinó 1 600,0 millones de dólares al pago de compras de alimentos en
el exterior, aproximadamente la quinta parte del total de las
importaciones.

Si en 1989, cuando ya la agricultura tenía dificultades, la
participación del sector agropecuario en la generación del Producto
Interno Bruto (PIB) fue del 9,8%, en 2006 resultó el 3,6%, según cifras
oficiales preliminares. El nivel productivo per cápita del sector fue
alrededor del 50,0% en el 2006, respecto a lo alcanzado en 1989, con una
pronunciada tendencia a continuar la disminución.

Esta debacle productiva ocurre en medio del abandono de la
agricultura, cuando alrededor de la quinta parte de la superficie
agrícola del país se mantiene ociosa, y las tierras dedicadas a pastos
naturales (34,4% del total) en su mayoría están invadidas por malezas.
En las tierras cultivadas, se obtienen pobrísimos resultados. Es el
caso de la caña de azúcar cuyos rendimientos por hectáreas rondan los
22-24 toneladas, cuando internacionalmente como promedio oscilan entre
63-70 toneladas, de acuerdo con la Organización para la Alimentación y
la Agricultura de Naciones Unidas (FAO). Cuba, desafortunadamente se ha
convertido hasta en importadora de azúcar de Brasil y Colombia, al no
poder satisfacerse el racionado consumo interno y compromisos externos,
con la producción nacional. Las dos últimas zafras han estado en el
entorno de 1,0 millón de toneladas elaboradas, monto que por primera vez
se produjo en 1892.

La precariedad alimentaria es sumamente alta, pues el racionamiento
impuesto en 1962 ya no es suficiente ni para garantizar el 50,0% de los
requerimientos mínimos de una persona, según

datos oficiales. Así, los niños pierden el derecho de adquirir un litro
de leche diario al cumplir 7 años de edad y la carne de res, resulta un
lujo o un recuerdo para la inmensa mayoría de los cubanos, con la única
opción de comprar media libra de picadillo mezclado con soja al mes.
Frutas tropicales, como el anón, la guanábana, el caimito, la chirimoya,
el canistel, el marañón, y otras no son conocidas por un alto por ciento
de la población.

El café se ofertó racionado y mezclado con sustancias extrañas en
pequeñas cantidades durante decenios. Hoy es comercializado a razón de
115 gramos por persona mensualmente y se dice que es puro; si se desea
más, debe comprarse en las divisas que el pueblo apenas posee.

Resulta interesante que Estados Unidos se haya convertido en el mayor
exportador de alimentos a Cuba. Desde 2001 hasta el presente ha
suministrado 7,8 millones de toneladas de productos agrícolas con un
valor de 2,400 millones de dólares, según fuentes oficiales. Se aprecia
una tendencia creciente de las compras cubanas, con 570,0 millones de
dólares en el 2006, convirtiéndose Estados Unidos en el sexto socio
comercial de Cuba en lo referente a bienes.

La crisis agropecuaria, es una consecuencia de la aplicación de un
sistema disfuncional que ha bloqueado el considerable potencial
productivo existente en Cuba. Un sistema caracterizado por una
centralización desproporcionada y una burocratización extrema; factores
limitantes que, junto a su carga dogmática, han incidido de forma
determinante en la semiparálisis del desarrollo tecnológico, e impedido
la estimulación al trabajo y la creatividad individual, en un ambiente
donde todo está prohibido y se reclama total sumisión al Estado-Partido.

Un ejemplo de los daños causados al país es la destrucción de la
industria azucarera, eliminándose el principal soporte de la economía
cubana durante siglos. Mientras, otros países han continuado
desarrollándola y diversificando los derivados, como Brasil que obtiene
grandes beneficios de la producción de etanol, la cogeneración de
electricidad, valiosos alimentos para la ganadería, alcoholes especiales
y amplia variedad de productos químicos, sin dejar de crecer en la
producción de azúcar hasta cerca de 30 millones de toneladas anuales.

Paradójicamente, los campesinos privados y cooperativistas, con algo más
del 30,0% de la tierra cultivable, sin recursos ni estímulos,
rigurosamente controlados, con bajos precios para sus productos y
demoras en los pagos por el estado, producen más del 65,0% de la
producción agropecuaria nacional, de ello tabaco 95,0%, carne porcina
71,0%, viandas y tubérculos 60,0%, hortalizas 62,0%, maíz y frijoles
88,0%, frutales 60,0%, según datos oficiales.

La situación de la agricultura cubana es reversible. Podría lograrse en
un período de tiempo no muy dilatado, si existiera la voluntad de
retornar a las ideas originales de la revolución: eliminar el latifundio
-ahora estatal- y entregar la tierra a los campesinos, permitiéndoles
trabajar y organizarse libremente. Sí esto fuera hecho, Cuba sin duda
alguna se autoabastecería de productos agrícolas y dispondría de
excedentes para la exportación; quedaría eliminada la peligrosa
dependencia de factores externos para la alimentación de los cubanos.

La Habana, 11 de Junio de 2007

Oscar Espinosa Chepe
Economista y Periodista Independiente

http://www.cubanuestra.nu/web/article.asp?artID=8348

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