Friday, September 11, 2009

Paisaje de las tiendas vacías

Paisaje de las tiendas vacías
Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Las tiendas de venta en
divisas carecen de productos. Hacia junio comenzaron a cerrarlas con los
pretextos de hacer inventarios o que se estaban concentrando en las
cadenas TRD, Cimex y Palco. Luego aparecieron los más insólitos carteles
en las puertas: cajas contadoras rotas, cerrada hasta nuevo aviso.

En las tiendas que han permanecido abiertas todo cambia constantemente
de posición, y donde estaba la mercancía aparecieron los espacios
vacíos. Para disimular el desabastecimiento, utilizaron el método de
sacar toda la existencia de almacén para desplegarla en la menor
cantidad de estantes posible, con el propósito de llenar los huecos.

Puede escuchar a algún empleado decir a su compañero en voz baja que
cuando se acabe el último envío, no se sabe cuándo llegará otro. Poco
antes habían comentaso que había varios contenedores con mercancías para
su "shopping", pero no tenían dinero para sacarla.

La mayoría de la población tiene que comprar en esas tiendas y prioriza
las necesidades: productos de aseo personal y limpieza del hogar. El
detergente y la crema de afeitar desaparecieron. Le siguieron la crema
dental y los jabones de tocador. Todos eran de producción nacional, de
las empresas Suchel, en cooperación con entidades españolas. Sólo una
pequeña cantidad de productos se importa, y estos se venden a precios
más elevados, por lo que los ciudadanos no pueden adquirirlos.

Otro tanto sucede con los alimentos, importados mayormente de Estados
Unidos: pollo, picadillo de res, salchichas, puré de tomate, aceite
vegetal y sopa en cuadritos. Pero la oferta es inestable.

¿Cómo es posible que no haya un surtido permanente de alimentos cuando
el Estado cobra 3 veces y más, por encima del costo? Con ganancias tan
extraordinarias y sin competencia, el desabastecimiento resulta
inexplicable. Como se conoce, los bajos salarios y las pensiones se
pagan en pesos inservibles en esas tiendas, en las que el Estado vende
en moneda convertible (CUC), que hay que obtener en las Casas de Cambio
a tasas muy elevadas La tasa de cambio es de 25 pesos por 1 CUC, en un
país donde los sueldos y pensiones promedio son de 415 y 236 pesos
mensuales, respectivamente.

No obstante, los caprichos en las decisiones económicas hacen que los
importadores y las empresas comercializadoras internas no controlen sus
divisas, por lo que tienen que esperar asignaciones y permisos. Al
parecer, los proveedores extranjeros dejaron de entregar mercancías en
consignación debido a que no les pagan o les retienen el dinero en sus
cuentas de bancos cubanos, pues no hay fondos y los han utilizado en
otros menesteres.

Según la televisión cubana, en las escasas informaciones que brinda, se
abastecerán las tiendas de venta en divisas con productos nacionales
para ahorrar y enfrentar los efectos de la crisis económica
internacional. Pero las materias primas también son importadas, y no
todas se pueden adquirir por falta de liquidez.

En realidad, todavía no se ha llegado a la escasez de principios de la
década de 1990, cuando comenzó el "período especial en tiempos de paz",
que ya dura 20 años y parece que pica y se extiende.

Peor destino enfrentan los establecimientos de venta en pesos
corrientes. Cada día que pasa ofrecen al público menos mercancías, no
sólo de muy baja calidad, sino que la poca limpieza se confunde con la
carencia de pintura y los huecos en las paredes y los pisos.


En unos y otros establecimientos los trabajadores se molestan cuando
aparece un cliente. La atención decrece con la misma celeridad que los
estímulos desaparecen: una bolsita con algunos productos alimenticios o
de higiene, según el lugar; una pequeña cantidad de divisas adicional al
salario, la propina de un cliente complacido, la posibilidad de sustraer
productos o traerlos para venderlos "por la izquierda".

Los dirigentes llaman a trabajar más para producir con vista a sustituir
importaciones y exportar. Sin embargo, mantienen el nudo gordiano que no
da el verdadero valor al trabajo, cercena la iniciativa individual y
mata la creatividad. Es un insulto a la inteligencia de los cubanos
presentar en la televisión reportajes sobre el fomento de las pequeñas y
medianas empresas, y el otorgamiento de créditos en poblaciones
venezolanas, nicaragüenses y bolivianas. No faltan muestras de Brasil y
Argentina.


Parece que los cubanos somos una especie distinta, a pesar de ser
nuestro país miembro de ALBA. Si esos y otros proyectos son divulgados
en La Habana como soluciones para impulsar el desarrollo personal, de
comunidades y países, ¿por qué no se permiten acá? Quizás subestimen a
su propio pueblo, y confían en que resistirá 50 años más, como dice la
propaganda oficial, o pretenden engañarse hasta que llegue el diluvio.

Cuba: Paisaje de las tiendas vacías (11 September 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/Sept09/11_C_3.html

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