Thursday, November 21, 2013

Revendedores - hijos legítimos del inmovilismo estatal

Revendedores: hijos legítimos del inmovilismo estatal
Jueves, Noviembre 21, 2013 | Por Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -Los gobernantes cubanos
poseen un largo historial de desconocimiento de las leyes del mercado,
en especial la relación oferta-demanda a la hora de fijar los precios de
bienes y servicios. Durante más de cinco décadas de gobierno castrista,
la mayoría de los precios en Cuba han sido establecidos por el Estado,
sin la debida fluctuación de acuerdo con las señales que emita el
mercado. Esos precios han permanecido inalterables hasta que la
burocracia gubernamental decidiera su modificación, casi siempre
considerando razones extraeconómicas.

Semejante inmovilismo ha dado lugar a la existencia de una economía
paralela o sumergida— también conocida como "bolsa negra"—, cuya
característica fundamental es una comercialización identificada con la
pugna entre la oferta y la demanda. Y en esa transacción sobresale el
ofertante de los bienes y servicios; una persona a la cual la propaganda
oficial califica despectivamente como "el revendedor".

Debido a la ineficiencia que signa la gestión de las empresas y
entidades estatales, las producciones casi nunca satisfacen la demanda
de la población. En esas condiciones, en una economía de mercado,
sobreviene un alza en los precios. Mas, comoquiera que aquí los
burócratas se empecinan en ignorar el mensaje del mercado, se mantiene
el mismo precio, pero irrumpen la escasez y el racionamiento. Así, la
única opción que le queda al consumidor es acudir a la bolsa negra y al
revendedor, el que lógicamente aplicará un precio o tarifa superiores a
los estatales. Otras veces, en cambio, estos ofertantes "ilegales"
comercializan a precios inferiores a los oficiales. Son esas personas
que vemos, en las inmediaciones de las tiendas estatales, vendiendo los
mismos surtidos que duermen el sueño eterno en los anaqueles de los
referidos establecimientos.

Y es que el revendedor cubano posee una gran intuición acerca de los
bienes y servicios que escasearán y serán muy demandados por la
población. En ocasiones da la impresión de estar dotado de la sagacidad
de un agente de cualquier bolsa de valores. Son los casos, por ejemplo,
de aquellos que saben que las personas están dispuestas a pagar más que
el precio oficial con tal de adquirir un tubo de luz fría, o una entrada
para presenciar una actuación del Ballet Nacional de Cuba.

Otra función que cumple actualmente el revendedor es la de alertarnos
sobre los artículos que escasean. Todas las tardes pasa frente a mi
edificio un señor ofertando los más disímiles surtidos: bolsas de
chocolatín, cartones de huevos, bombillos ahorradores, paquetes de
fideos o galletas de soda. Siempre que escucho su pregón me pongo en
guardia: si no le compro, al menos reviso mis existencias de esos
productos para que la escasez no me tome desprevenido.

Por supuesto que el revendedor no cuenta con autorización para ejercer
su labor. Él es víctima frecuente de la acción de policías e
inspectores, así como de la imposición de multas y el decomiso de
mercancías. El odio que hacia ellos sienten las autoridades ha provocado
la batida contra los cuentapropistas que comercializan artículos del
hogar, acusados de revender productos adquiridos en las tiendas estatales.

Bueno, ¿y cuándo desaparecerán los tan denostados revendedores?
Probablemente será cuando todos los productores ganen en eficiencia, y
además el día en que las autoridades decidan ampliar el diapasón de la
relación oferta-demanda. Porque el mercado es tenaz. Por más que quieran
reprimirlo, él persiste en manifestarse de una u otra manera.

Source: "Revendedores: hijos legítimos del inmovilismo estatal |
Cubanet" -
http://www.cubanet.org/articulos/revendedores-hijos-legitimos-del-inmovilismo-estatal/

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