Saturday, April 25, 2015

De mal en peor 04-2015

De mal en peor
ORLANDO FREIRE SANTANA | La Habana | 25 Abr 2015 - 8:31 am.

Las formas y sistemas de pago despiertan el reclamo de los trabajadores
en cada asamblea.

Una de las mayores insatisfacciones de los ciudadanos cubanos, sobre
todo los que laboran en las entidades estatales, son los bajos salarios
que perciben, que apenas alcanzan para cubrir las necesidades más
elementales. De ahí que todo lo relacionado con las formas y sistemas de
pago que se aplican en dichas entidades, despierte los reclamos de la
masa trabajadora en cuanta asamblea o foro sindical se convoque.

Así las cosas, el 23 de abril de 2014 el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social emitió la Resolución 17, un cuerpo legal que intenta
resumir las distintas variantes que pueden presentarse en las dos formas
de pago establecidas: por rendimiento, y a tiempo. La primera, de
aplicación en el sistema empresarial; mientras que la segunda, para ser
puesta en práctica mayoritariamente en las unidades presupuestadas.

Lógicamente, el pago por rendimiento es el que más interés despierta
entre todos, pues mediante él se pueden premiar monetariamente a los
trabajadores más productivos, en aras de acercar a la sociedad al
sistema de distribución que los gobernantes no se cansan de anunciar:
"De cada cual según su capacidad, y a cada cual según su trabajo". De
acuerdo con el contenido de la Resolución 17, no existe un límite máximo
de salario a pagar por las empresas que aplican la forma de pago por
rendimiento, siempre y cuando no se deteriore el indicador del gasto de
salario por peso de valor agregado bruto planificado para el periodo. En
otras palabras, que el salario pagado no sea mayor que el nuevo valor
creado.

La forma de pago por rendimiento, a su vez, contempla dos sistemas de
pago: a destajo y por resultados. El destajo se aplica a los
trabajadores y obreros vinculados directamente a la producción o los
servicios. El pago por resultados, aunque puede aplicarse también a las
categorías anteriores, se reserva a menudo para el personal dirigente,
técnico y administrativo de las empresas.

Es de destacar que los indicadores que se tomen en ambos sistemas de
pago para la formación del estímulo salarial —es decir, el importe que
exceda el salario básico— deben de propender a que sean los obreros y
trabajadores de servicios los más beneficiados, ya que son ellos la
fuente de creación de los valores materiales en la sociedad. Sin
embargo, no siempre sucede de esta forma. Y he ahí uno de los blancos
principales de la infinidad de críticas que recibe la resolución que
comentamos.

Se han dado casos, por ejemplo, de obreros que cobran a destajo, y que a
pesar de cumplir el indicador orientado para la formación de su estímulo
salarial, no pueden acceder a él porque dependen del cumplimiento
también de colectivo laborales pertenecientes a otras brigadas o
talleres. Y qué decir de esos obreros que no cobran el estímulo porque
los burócratas de la empresa no son ágiles en las ventas de los
productos terminados, o deterioran los indicadores de eficiencia al
incurrir en gastos superfluos…

Hay sectores donde, al parecer, la puesta en práctica de la Resolución
17 ha ocasionado más problemas que ventajas. Uno de ellos es el turismo.
Así ha trascendido en reuniones sindicales de esa esfera, donde
gastronómicos, personal de seguridad, y otros trabajadores de servicios
han denunciado que ahora ganan menos salario que antes de la existencia
de la referida resolución.

Pero la gota que colma la copa la hemos conocido hace poco por
intermedio de declaraciones de la señora Gladys Bejerano, contralora
general de la República, aparecidas en la edición del periódico Granma
del pasado 17 de abril. Durante el I Control Integral Estatal al
Ministerio de Comercio Interior, la alta funcionaria se refirió a
anomalías detectadas en la aplicación de la Resolución no.17, las cuales
arrojaron pagos indebidos sin respaldo legal y productivo. Y apuntó la
Contralora General: "No solo se trata de un daño económico, sino de una
cuestión moral. Es un acto de corrupción que un directivo gane diez
veces su salario, mientras que los trabajadores directos a la
producción, dos o tres veces".

Sin dudas, estamos en presencia de malas noticias para los jerarcas de
la economía cubana, los que apuestan por mayor autonomía para las
empresas estatales. Porque un ejército de empresarios corruptos e
incapaces, con potestad para inyectar grandes sumas de dinero en la
circulación mediante pago de salarios que no tengan una adecuada
contrapartida en bienes y servicios, podrían ocasionar una inflación
incontrolable en la ya deteriorada economía de la Isla.

Source: De mal en peor | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1429594255_14113.html

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