Friday, October 09, 2015

La odisea burocrática que es ir a un banco en Cuba

La odisea burocrática que es ir a un banco en Cuba
Juan Carlos Cremata Malberti
Especial para BBC Mundo
8 octubre 2015

Si usted quiere ir a hacer cualquier gestión en un banco en Cuba, y peor
aún si es depositar su dinero, mejor piénseselo bien.
Pero piénseselo más de diez veces. Y vuélvalo a pensar, una y otra vez.
A diferencia del resto del mundo, ir a un banco en estos momentos en la
isla puede volverse una experiencia tremendamente traumática.
Comencemos diciendo que los clientes en esos sitios, nunca tienen la razón.
Lea también: ¿Se puede hablar de transición en Cuba?
Colas interminables, cortes de luz, problemas de "conexión" que pueden
hacerte perder toda una mañana, indisciplina laboral, pero sobre todas
las cosas está un maltrato a la población que sobrepasa límites humanos.
Odisea kafkiana
Yo además tengo la mala suerte de vivir en una barriada donde el banco
de la zona entró, quién sabe hasta cuándo, en lo que parece una
interminable etapa de restauración.
Los clientes tenemos que dirigirnos a otras sucursales, mucho más
lejanas, lo cual se agrava con las dificultades propias del transporte,
que desde hace más de medio siglo padece nuestra cada vez más
empobrecida nación.
Una vez en la sucursal escogida, comienza entonces la temible y kafkiana
odisea, que muy bien pudo haberse dado, también, en la oficina original
antes de ser sometida a la reconstrucción.
Usted se levanta temprano para ser uno de los primeros en la larga fila,
o cola, que suele formarse y entonces viene el anuncio inesperado y a
veces hasta en mala forma: "Señores, tenemos problemas con la conexión
así que no podemos atender debidamente a la población".
Aun así insistimos por la urgencia de nuestras gestiones, el acceso a
atendernos.
Aquello es como entrar a un submundo desconocido y absurdo lleno de un
ruido, casi insoportable, donde todo el mundo conversa en voz alta de
tintes de pelo, problemas familiares, la última entrega de la telenovela
la noche anterior, lo que trae el "paquete" de la semana, sumándose a
eso un trapicheo y vendutta a mano limpia digna de cualquier feria
callejera y popular.
Después de dos horas de espera, tuvimos la suerte de que nuestro caso lo
tratara una de las cajeras, quien muy amablemente nos explicó que a la
libreta de nuestra cuenta bancaria ya no le quedaba espacio para extraer
o depositar y que teníamos que recurrir a la entidad original que la
emitió para así rehacer una nueva, que si la disposición tal o la norma
más cuál impedía que se hiciera en aquella filial.
El colmo fue que para comprar unos US$200 en billetes de diez tuvieron
que entregar el monto tres personas a la vez, además de la mencionada
cajera: una ponía el cuño, la otra una firma y la tercera simplemente
miraba.
Eso es lo que está establecido, me dijo rampante la compañera, y si no
es así, no hay dinero que valga.
Agravio
Una vez terminado este trámite, tuvimos que trasladarnos hacia otra
sucursal más lejana y aquello fue como una reproducción a escala
superior del ultraje. Como arribar al Centro Nacional de Agravio a la
Población.
En la puerta estaba parapetada una empleada, con bastante desgano y muy
mala cara, a las doce menos cuarto del mediodía, señalando un cartel en
el que se leía que como el aire acondicionado estaba defectuoso, el
horario de atención se había establecido hasta las 11:30 am, es decir 15
minutos antes de mi llegada o lo que es lo mismo, que si abrieron a las
8:30 solamente trabajarían ese día unas pocas cuatro horas.
¿Y el pueblo que espera hacer sus gestiones? Estamos hablando de un
lunes por la mañana no de un viernes ya cansado cercano al fin de semana
¿Y los que guardan su dinero en esa institución? Una vez más tendrán que
levantarse temprano al otro día, una vez más tendrán que dejar de
trabajar para dedicarse a resolver algo en un banco cuya premisa de
existencia es precisamente ayudar a los que depositan sus ahorros en él.
Image copyrightReuters
Y el tiempo pasará irremediablemente dejándonos cubiertos de indolencias
y vejaciones a granel.
El Banco no es del pueblo ni está para servirles. Necesitar de sus
servicios parece como un castigo, una condena o una suerte de mala
fortuna dictada por el más allá.
¿A quién acudir?
El nivel de pereza, apatía, lasitud e insensibilidad golpea a todas las
áreas de atención a la gente en todo nuestro país, pero es más triste
cuando sucede en una institución que debe vivir por velar y salvaguardar
los fondos que se depositan en ellos.
¿Dónde quedaron el amor al prójimo o tan siquiera el profesionalismo de
los trabajadores en este estado? ¿A quién acudir ante actos que día a
día desgastan nuestra cotidiana existencia?
¿A dónde van a depositarse el tiempo muerto, las malas atenciones, las
negligencias humanas y la ausencia de humanidad que estamos generando a
diario?
¿A quién quejarnos de tamaña arbitrariedad? Pedimos ver al gerente y nos
tiraron la puerta en la cara con un grito de ¡No! Como en muchas otras
cosas, la sanción a la impotencia parece imponerse en esta "nueva"
sociedad que estamos erigiendo, o mejor dicho decir, destruyendo.
Lea más entradas al blog "Voces desde Cuba
Juan Carlos Cremata es un Guionista y director de cine cubano residente
en la isla. Entre sus películas se encuentran Nada (2001) y Viva Cuba
(2005), cinta que fue merecedora de más de 30 premios, tanto nacionales
como internacionales.

Source: La odisea burocrática que es ir a un banco en Cuba - BBC Mundo -
http://www.bbc.com/mundo/blogs/2015/10/151008_voces_desde_cuba_bancos_lh

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