Tras
crítica de Castro, Cuba rompe con el crucerismo
El
gobierno cubano rompió su convenio con la empresa que gestionaba los
cruceros
en la isla, luego que el presidente Fidel Castro denunciara
recientemente
que tales viajes sólo explotan a los países pequeños del
Caribe y
los usan como basureros.
La
resolución del Consejo de Ministros, firmada por el vicepresidente Carlos
Lage el 2
de agosto, revirtió siete años de trabajo entre CUBANCO S.A y
Silares
Terminales del Caribe, que conformaron una sociedad cubano−italiana.
La
decisión, publicada en la Gaceta Oficial la semana pasada, declaró
''extinguidas''
las concesiones ''para administrar muelles, espigones y
operaciones
necesarias para el atraque de buques cruceros y ferris''.
Además
ordenó ''revertir al dominio del Estado cubano los bienes, equipos e
instalaciones
destinadas a la prestación de los servicios'' pero no
especificó
cuál será el destino de la infraestructura.
El
contrato entre CUBANCO y Silares comenzó a regir en octubre 1998. Desde
entonces,
y a pesar de los altibajos del turismo mundial, la llegada de
visitantes
a Cuba mediante cruceros aumentó sostenidamente.
En el 2002
unas 45.000 personas vinieron a Cuba por esta modalidad y en el
2003 la
cifra ascendió a 60.000, indicaron las últimas estadísticas
disponibles
de Silares, que operaba terminales en todo el país.
La nación
caribeña y Silares trabajaba con 14 líneas de recreación
marítima
−especialmente de Francia, Gran Bretaña y Alemania− pero debido a
las
sanciones de Washington tenía vedado el mercado estadounidense, el más
grande de
la región.
Consultados
por AP, ni los directivos de compañía italo−cubana ni del
Ministerio
de Turismo de Cuba hicieron comentarios sobre la resolución.
En
reiteradas ocasiones en estos meses, el presidente Castro acusó a la
industria
de los cruceros de chantajear a los pequeños estados del Caribe y
de
aprovecharse de que éstos sólo viven del turismo.
''Vienen
hoteles flotantes, restaurantes flotantes, teatros flotantes,
diversión
flotante, visitan los países para dejarles la basura, las latas
vacías y
los papeles por unos cuantos miserables centavos'', dijo el
mandatario
en mayo.
Castro
comentó incluso que una nación vecina −−no especificó cuál−− intentó
subir las
tarifas a los cruceros y las operadoras amenazaron con cancelar su
actividad.
''Les
hemos dicho (a los estados caribeños) que Cuba no aceptará cruceros'',
declaró el
mandatario, quien ofreció en cambio a las islas apoyo de Cuba y
Venezuela
para crear infraestructura como aeropuertos y hoteles, a fin de
que puedan
tener visitantes mediante el turismo tradicional.
Competitivo
en extremo, el crucerismo mueve cientos de miles de personas.
En Cuba,
el turismo en sus diversas modalidades es el sector más dinámico de
la
economía con el arribo de 2 millones de visitantes anuales y pasó del 23
al noveno
puesto en cuanto a recepción de cruceros en las Américas.
La
extinción del convenio con Silares se produce en medio de un proceso de
creciente
centralización de la economía cubana, la depreciación del dólar
con
relación al peso convertible −−moneda emitida por la isla−− y quejas
entre los
empresarios extranjeros en torno al creciente cierre de las
empresas
mixtas.