Propiedades confiscadas un escollo entre Cuba y EEUU
JULIE HIRSCHFELD DAVIS
New York Times News Service
WASHINGTON
Cuando los padres de Amy Rosoff abordaron el transbordador de Cuba a Key
West en Florida, en abril de 1961, solo se llevaron la ropa que podían
cargar, el anillo de matrimonio y el de compromiso, escondidos en el
bulto de los pañales de tela de su hermano, los que su madre había
manchado de marrón con vainilla para evitar que los soldados comunistas
los buscaran.
Atrás dejaron las profundas raíces y la rica vida que su abuelo, nacido
en Estados Unidos, había comenzado a construir en Cuba más de medio
siglo antes, junto con todo lo demás de valor que perteneció a la
familia: una granja de 14,000 acres, una fábrica en la que se hacían
guayaberas y una señorial casa colonial española con 17 habitaciones, en
una sección de La Habana conocida en ese entonces como Country Club, que
perteneció a la abuela de Rosoff.
Para Rosoff y los miles de estadounidenses y empresas que tienen
reclamos financieros para el gobierno cubano por las propiedades que les
confiscaron en la revolución –valoradas hoy entre $6,000 millones y
$8,000 millones– la reanudación de vínculos diplomáticos entre
Washington y La Habana, con apertura de las embajadas en ambas ciudades,
representa más que una distensión histórica entre dos adversarios de la
Guerra Fría.
Es una oportunidad de recibir una indemnización por propiedades hace
mucho tiempo dadas por perdidas y consideradas irrecuperables, y, para
algunos, una oportunidad para sanar viejas heridas todavía abiertas
después de décadas.
"Perdieron esta vida, bien establecida, vibrante, que solo quedó
dividida y cerrada, y durante todos estos años no se podía hacer nada",
dijo Rosoff, quien ahora tiene 50 años y vive con su madre en Saratoga
Springs, Nueva York.
"Veo la apertura con Cuba como una oportunidad que no habíamos tenido
hasta ahora para hacer esto bien, pero no quiero que vayan a abusar de
nosotros".
Los vínculos se pondrán a prueba
La manera en que se resuelvan los reclamos de la familia de Rosoff y de
otras miles será una prueba para los vínculos renovados entre Estados
Unidos y su vecino a 90 millas al sur, y podría ser un indicio temprano
de si podrá haber avances en la apertura histórica que anunció el
presidente Barack Obama en diciembre pasado.
Funcionarios estadounidenses han dicho que resolver los reclamos es una
prioridad, junto con las discusiones sobre los derechos humanos y los
problemas y temas sobre el Estado de derecho, incluida una cantidad de
fugitivos estadounidenses a los que ha albergado Cuba.
"Llegar a un acuerdo en la resolución de los reclamos pendientes es, a
menudo, un proceso prolongado", dijo el Departamento de Estado en un
boletín que emitió el viernes 17.
"Ahora que llegamos a un acuerdo sobre el restablecimiento de las
relaciones diplomáticas, creemos que, en breve, debería seguir una
discusión sobre los reclamos de propiedades", se añade en el boletín.
Sin embargo, la resolución es un proceso complicado y políticamente
enmarañado, que se dificulta más debido a los más de 50 años que han
pasado desde que Fidel Castro llegó al poder y empezó a confiscar
tierras y negocios en nombre de la revolución, incluidos los de muchos
estadounidenses.
En los años que siguieron, muchos presentaron demandas ante el gobierno
estadounidense por medio de la comisión para el arreglo de reclamos en
el extranjero, un organismo independiente, adscrito al Departamento de
Justicia de Estados Unidos. La comisión recibió casi 9,000 solicitudes
de reclamo –la gran mayoría de grandes corporaciones, como Coca Cola,
Colgate Palmolive e ITT Corp.– y, en 1971, certificó casi 6,000 de ellas
como válidas, lo cual sumó en ese entonces $1,900 millones. El valor
actual, con los intereses, se estima en $8,000 millones.
Acción clave para atraer a inversionistas a la isla
Alrededor de $230 millones de los $1,900 millones de los reclamos
originales se les deben a familias como las de Rosoff, según Richard
Feinberg, un investigador en la Institución Brookings y profesor en la
Universidad de California, en San Diego, quien está elaborando un ensayo
sobre los reclamos no solucionados.
"Ambos gobiernos se encuentran, apenas, en las primeras etapas de pensar
cuáles podrían ser sus posiciones de apertura y cómo quieren negociar
esto", dijo Feinberg en una entrevista.
Dilucidarlo, dijo, será una acción crucial para el gobierno cubano, si
quiere atraer a inversionistas extranjeros y rescatar su deteriorada
economía, y una necesidad política para Obama si espera conseguir apoyo
para su objetivo de persuadir al Congreso de levantar el embargo
comercial que persiste a pesar del cambio en las reglas que anunció el
año pasado.
"Para que Cuba pueda hacerse verdaderamente amigable al mercado, que
tenga un clima favorable para los negocios para la inversión
internacional, se tienen que solucionar los reclamos pendientes", notó
Feinberg. "Lo que va a hacer que estas relaciones sigan avanzando es que
se tienen que generar partidarios en ambos países que ganen con la
normalización del proceso".
Al paso de décadas de hostilidades entre los dos países, los reclamos
están contemplados firmemente en las leyes de Estados Unidos. En 1996,
después de que Cuba derribó dos aviones que piloteaban integrantes de la
organización cubana en el exilio, Hermanos al Rescate, el Congreso
estadounidense consolidó la legislación sobre el embargo comercial con
la Ley Helms Burton, en la cual se incluyen estos conceptos: "la
resolución satisfactoria" de los reclamos de propiedades debería ser una
"condición esencial" para el restablecimiento de los vínculos económicos
y diplomáticos totales.
Es probable que la negociación sea contenciosa. Cuba, también, tiene
reclamos en contra de Estados Unidos, y es factible que el gobierno los
plantee en cualquier discusión sobre la indemnización a estadounidenses.
Funcionarios cubanos han argüido desde hace tiempo que el embargo le ha
infligido profundas pérdidas económicas a Cuba; en el 2013, dieron el
valor acumulado de $157,000 millones.
Es posible que también exijan la indemnización por lesiones y muertes
que fueron el resultado de supuestos actos de terrorismo estadounidenses
contra Cuba, algo que Estados Unidos ha hecho exitosamente en demandas
judiciales en contra de países que incluyen a Irán y Libia, dijo
Feinberg. Y es probable que los cubanos exijan la contabilidad de los
activos cubanos congelados en cuentas bancarias estadounidenses.
"Va a ser un desorden que es posible que no se resuelva en muchos,
muchos años", notó Roy C. Smith, profesor de finanzas en la Escuela
Stern de Negocios de la Universidad de Nueva York, quien también ha
estudiado los reclamos.
Para las familias que están esperando una resolución, la próxima
negociación es personal.
Un día de 1961, cuando circulaban los rumores de que se estaban
confiscando tierras, los padres de Rosoff, Roy y Lois Schechter,
manejaron hasta su finca en Pinar del Río para pagarles a los empleados
y los recibieron en la reja fidelistas armados que los despacharon a
punta de fusil.
El trabajo en la fábrica de camisas de la familia estaba ya
prácticamente parado debido a las estrictas restricciones a las
importaciones impuestas por Castro. Y su abuela, Jeannette Schechter,
quien había ido de vacaciones a Estados Unidos, no podía regresar y su
casa quedó abandonada con todas las posesiones de la familia adentro.
También se quedó en Cuba la Congregación Hebrea Unida que fundó Morris
Schechter, el abuelo de Rosoff, en 1906.
Cuando un primo de Rosoff fue a Cuba hace unos años, contó ella, se
enteró de que el embajador chino vivía en la casa de los Schechter. El
reclamo de su familia era por $2.2 millones, según la comisión de
arreglo de reclamos, con un valor aproximadamente hoy de $4.5 millones.
Rosoff, quien nació y se crió en Nueva York, en una casa donde se
mezclaban el inglés, el español y el yiddish, heredó la amargura de sus
padres por lo que perdieron.
Sin embargo, cuando Obama anunció que estaba listo para seguir avanzando
en la normalización de las relaciones, ella se sintió esperanzada por la
renovación de los vínculos entre su país y aquel del que solo ha oído
hablar, así como por una resolución.
"Antes no había conversación", notó. "Al menos ahora hay una conversación".
Source: Propiedades confiscadas un escollo entre Cuba y EEUU | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/noticias/septimo-dia/article28660888.html
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