2008-09-19.
Oscar Mario González, Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- Tan pronto el ciclón Ike abandonaba
nuestras costas, el Gobierno norteamericano por intermedio del
Secretario Asistente de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental,
Thomas Shannon, ofrecía su ayuda humanitaria con vistas a paliar la
dramática situación derivada del azote de tan dañino agente meteorológico.
Con igual celeridad el Gobierno de la Isla hacía pública una declaración
a través de su cancillería, en la que se rechazaba el ofrecimiento
estadounidense y en cambio solicitaba del ofertante "que permita la
venta a Cuba de materiales indispensables y suspenda las restricciones
que impiden a las compañías norteamericanas ofrecer créditos comerciales
privados a nuestro país para comprar alimentos en los Estados Unidos".
Esta respuesta del régimen cubano, traducida al lenguaje común y
corriente, equivale a la solicitud de un permiso al Gobierno
norteamericano para poder comprar al fiado a las empresas de ese país.
El asunto no parecería tener nada extraordinario, si se tiene en cuenta
que la forma crediticia es común para el desarrollo del comercio
internacional moderno. Mas tratándose de Cuba, cuyo Gobierno le debe a
maría santísima y está empeñado con las once mil vírgenes, el tema
adquiere otra connotación.
Para que se tenga una idea del grado de endeudamiento que tiene Cuba con
el resto del mundo, basta decir que en 2004 le debía más de trece
billones (13.288) a 23 países del globo terráqueo. Ello sin contar lo
adeudado a los países del ex campo socialista, Rusia Rumania, Hungría y
Polonia).
Entre estos últimos, la deuda con Rusia, heredada de la ex Unión
Soviética y calculada en rublos transferibles, equivale, ella solita, a
20 848 billones. En fin, la deuda externa de Cuba está rondando los 35
billones de dólares.
Y decimos de Cuba porque, lamentablemente, la nación postotalitaria no
podrá desconocer esta realidad. Si usted quiere, en este mundo de hoy,
pertenecer al concierto de las naciones decentes y además gozar de
respeto y credibilidad financieras, tiene que ser buena paga. No queda
otro remedio.
Teniendo en cuenta lo anterior, veo bien difícil que los americanos
-como los mayores y más eficientes comerciantes del mundo y que además
no tienen un sólo pelo de bobos-, vayan a caer en la trampa que le
tienden desde la Isla. Tal y como dijo el Secretario del Comercio de
Estados Unidos, Carlos Gutiérrez, el ofrecimiento de ayuda es un tema
ocasional y exclusivo que en nada se relaciona con el embargo, los
créditos o cualquier otro asunto.
Pero claro está, y en ello la defensa es permitida, el régimen cubano,
que siempre está "a la que se cae" y se agarra de cualquier "clavo
encendío", ve la ocasión para meter la cuña del "bloqueo" y de la
posible compra al fiado.
Debajo de toda esta tramoya llena de sutilezas, rodeos, tecnicismos y
triquiñuelas, está un pueblo que ronda en la desesperación sobre el eje
del desaliento y la falta de esperanzas. Un pueblo a cuyo mirar no acude
ni siquiera una lágrima de alivio luego que la urgencia del sufrimiento
secara el manantial de su capacidad de sufrimiento y dolor. Un pueblo
que necesita ayuda urgente; venga de donde venga siempre que calme la
angustia que provoca la impotencia y la desolación.
Esos que lo perdieron todo no están en capacidad ni posibilidad de
discernir sobre otra cosa como no sea la voluntad de supervivencia.
Quienes frenen o impidan la ayuda a los damnificados, violan el
elemental derecho a la vida de seres indefensos cuya urgencia en el
dolor está por encima de cualquier interés político o de cualquier
precepto ideológico.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=17219
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