Marabú versus arroz
Mientras reparte tierras ociosas, el gobierno hace caja a costa de los
campesinos. ¿Quién paga el sobreprecio de los utensilios agrícolas?
Alberto Méndez Castelló, Camagüey | 16/07/2009
"El arroz llegará a más de medio millón de quintales, la leche vacuna a
sesenta millones de litros, la carne porcina casi a 700.000 toneladas,
la ovina caprina duplicará su producción con casi 700 toneladas, y el
pescado de agua dulce alcanzará las 170 toneladas", dijo a los medios
Antonio Delgado, presidente de la Asociación de Agricultores (ANAP) de
Camagüey; pero todo en tiempo futuro.
Según datos oficiales, con sólo el 13,42% de la tierra cultivable en sus
manos, en 2008, los campesinos camagüeyanos produjeron el 63% de las
viandas cosechadas en ese territorio.
El Estado ha priorizado los cultivos hortícolas, protegidos en el
llamado "programa de agricultura urbana", dirigido por Adolfo Rodríguez,
que produce "grandes volúmenes" de hojas de lechuga, rábanos, incluso
tomates y ajíes; pero los cubanos son gentes de yuca con mojo, plátano
macho y arroz con frijoles.
"Hay que producir comida para el caldero", dijo en un arranque de
"sinceridad raulista" el primer secretario del Partido en Camagüey,
Julio García Rodríguez, en alusión a cifras narcisistas de producción
que no validan los almuerzos ni sostienen las cenas.
Hace unas semanas, en Cienfuegos, Orlando Lugo Fonte, presidente
nacional de la ANAP, dijo que más de 150.000 campesinos cultivan arroz.
Al unísono, CUBAENCUENTRO.com visitó el mercado agropecuario Hatibonico,
de Camagüey, pero no encontró ni un grano de arroz.
Por otra parte, el dependiente del complejo agroindustrial Ruta
Invasora, del municipio de Vertientes, dijo entonces que hacía más de
dos semanas que no recibían ni una libra y "sólo vendían afrecho para
cerdos, a sesenta pesos el saco".
En el mercado Hatibonico, en las afueras de la capital provincial, una
libra de boniato cuesta dos pesos. Un boniato puede pesar una libra. En
el centro de la ciudad, tres boniatos importan cinco pesos; una tajada
de calabaza, dos; dos pepinos grandes o tres medianos, cinco; y un
plátano macho, 2,50.
Para la gente del campo, las cosas tampoco están mejores.
En las tiendas recaudadoras de divisas, un sembrador de arroz, obligado
a levantar diques, deberá pagar 10,65 CUC por una pala; esto es, unos
266 pesos en moneda nacional. Un hacha cuesta 10 pesos convertibles, un
destral, 5; un azadón, 10,55; una guadaña, 5,65; un par de botas de
agua, 8,85, y las herraduras para el caballo, 4 CUC.
"Yo no estoy dispuesto a pagar 250 pesos por un hacha para tumbar
marabú", dijo un campesino. Pero lo cierto es que otros si lo están
dispuestos: "Quien quiera comer de este arroz, tendrá que pagarlo. No se
preocupe, en esta terraza hay dinero para unas cuantas palas", dijo otro
agricultor mientras guiñaba un ojo.
Detrás del asunto existe una verdad inobjetable: el Estado entrega
"tierras ociosas" y a la vez intenta recaudar divisas, a costa de la
gente del campo; pero, al final, son los ciudadanos de a pie (de las
ciudades) quienes tienen que pagar dichas cuentas. O, como siempre pasa,
habrá menos arroz en las mesas y más marabú en el campo.
Marabú versus arroz - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com (16 July 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/marabu-versus-arroz-194328
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