Sunday, December 13, 2009

Cómo lo hacen

Publicado el sábado, 12.12.09
Cómo lo hacen
By JORGE SALAZAR-CARRILLO

La apertura de la nomenclatura cubana en el verano de 1993 se hizo a
regañadientes y sin alternativas. Pero les ha permitido vivir una dolce
vita mucho mejor que durante el periodo soviético. El cubano de a pie,
bloqueado internamente de las prebendas de la cúpula, terminó por
saborear los deleites del mundo occidental a través de sus contactos con
la comunidad cubanoamericana, explotada por la nueva clase pero
solidaria con sus familiares y amigos en la isla.

De pronto hubo una explosión de marcas en Cuba. Los cubanos comenzaron a
experimentar la variedad de productos del mundo competitivo occidental y
a percatarse de diferencias entre los mismos relacionadas con calidad,
presentación, características de los productos, etc. Claro está, dado el
control central de la cúpula comunista, las marcas y la propiedad
industrial se repartían entre los varios grupos de poder en el Partido
Comunista cubano, fundamentalmente agrupados bajo el Consejo de Estado o
el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR). Ellos a
su vez mantenían contacto con las distintas compañías internacionales,
las cuales se habían establecido en la isla para vigilar sus intereses
de algo menos del 50 por ciento. Por supuesto, el poder de compra
provenía de la economía de divisas generadas fundamentalmente por el
turismo y las remesas cubanoamericanas, y en menor medida por los
pequeños alicientes a los trabajadores en moneda dura y las remesas del
creciente número de nacionales que prestan servicios en el exterior.

Aun sin el apoyo de la publicidad comercial, excepto por excepción en
contados eventos internacionales a la isla, y en una radio pública
dedicada al turismo internacional, varias marcas se han desarrollado en
Cuba utilizando otras promociones permitidas en sus planes de mercadeo.
Así surgen la Casa del Habano (con Imperial Tobacco), Havana Club (con
Pernod-Ricard), Bras Cuba (con Souza Cruz), Los Portales (con Nestlé), y
Coralac (con Nestlé), entre otras, que han sido no sólo exitosas dentro
del mercado cubano, sino en algunos casos competitivas
internacionalmente. Pero lo realmente desconcertante es la cantidad de
marcas esencialmente nacionales que competían, y perdían, con las marcas
apoyadas internacionalmente. El comunismo detrás de la cortina de
hierro, en la China (previa a la reforma de finales de los 1970), y
antes en Cuba, se destacaba por los grandes combinados de producción y
el gigantismo económico. El cambio con la apertura cubana de 1993 apunta
a la creación de subgrupos dependientes de estos líderes.

Las remesas son el pulmón principal de este cambio fundamental en la
forma en que operan las empresas del gobierno cubano, en las que los
intereses extranjeros representan algo más del 40 por ciento y cuya
participación hasta hace muy poco tiempo (los últimos cuatro años)
estaba en ascenso. Desde 1993 estas pasaron de algo más de $200 millones
a una cifra superior a los $1,400 millones (esto sin incluir los envíos
en especie). Pero también hay otras fuentes significativas como la
apropiación de divisas (robo) en el comercio minorista, los trabajos por
cuenta propia (alquiler de vehículos y casas, y los paladares) junto con
los contratos en el exterior. Todas las otras fuentes, que dependen
fundamentalmente de moneda dura extranjera, añaden cerca de $700
millones anuales.

s muy significativo que de las remesas monetarias, la gran mayoría se
conduce a través de las vías extraoficiales (de 1993 al 2008 un 86 por
ciento en promedio). Pero más recientemente estas proporciones han
cambiado drásticamente, siendo que en el 2008 se estima que sólo el 69
por ciento de las remesas fueron enviadas por las vías informales
(mulas, familiares, etc.). Las remesas oficiales están cada vez más
dominadas por Caribbean Transfers, empresa dependiente de la CIMEX.

Profesor titular de economía, FIU.

JORGE SALAZAR-CARRILLO: Cómo lo hacen - Columnas de Opinión sobre Cuba -
ElNuevoHerald.com (12 December 2009)
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/columnas-de-opinion/story/607924.html

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