Aunque se hunda la Isla: el totalitarismo al desnudo
Martes, Octubre 9, 2012 | Por Oscar Espinosa Chepe
ones ExterioresLA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Bruno
Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores, se reunió con un grupo de
cubano-americanos en Nueva York, cuando acudió al debate general del 67
Período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, a principios de
octubre. En esta ocasión mostró la verdadera naturaleza del gobierno y
la de sus pretendidas reformas económicas al negar con absurdos
argumentos que la comunidad cubana en Estados Unidos pueda invertir en
Cuba y contribuir a la reconstrucción nacional. En el encuentro expuso
que no cree posible la inversión de emigrantes porque su dinero no cubre
los montos mínimos, y añadió: "Yo no sé a cuantos cubanos ustedes
conocen que podrían invertir en Cuba 200, 300, 500, mil millones de
dólares, que es la inversión que (el régimen) demanda." Asimismo
reiteró que "no interesa que alguien llegue con 100,000 dólares a
invertir en la industria farmacéutica ni tampoco que haya un pequeño
taller privado tratando de competir con el Polo Científico."
De esas palabras se desprende en primer lugar una gran ignorancia acerca
del tema de las inversiones, y en particular sobre la gravedad del
estado de la economía cubana. Por otra parte, sus palabras reflejan el
claro interés oficial en que se mantenga la actual situación de impedir
que puedan establecerse lazos económicos entre Cuba y Estados Unidos;
algo que desde hace mucho tiempo hemos subrayado. Al régimen en ningún
momento le ha interesado el establecimiento de relaciones económicas,
comerciales y financieras con el vecino país, que puedan minar la
coartada del embargo y la oportunidad que brinda para tratar de
justificar el desastre nacional y la represión contra todo aquel que
levante su voz en protesta por la situación imperante.
Debe subrayarse que la comunidad cubana en Estados Unidos es una de las
más exitosas desde el punto de vista económico, político y social.
Según el Censo de 2010 residen más de 1,8 millón de personas de origen
cubano, con una destacada representación en los niveles gubernamental y
legislativo. Actualmente las remesas enviadas desde allí se estiman en
2,0 miles de millones de dólares, con una tendencia al crecimiento, y
constituyen uno de los principales ingresos en divisas para Cuba. Al
mismo tiempo llegan alrededor de 400 000 cubano-americanos como
visitantes anualmente, con un significativo aporte económico, además de
contribuir al acercamiento entre las familias y la sociedad de ambos
países.
Si se suman las mayores fortunas de personas de origen cubano en Estados
Unidos, el monto podría ascender a varias veces el actual Producto
Interno Bruto (PIB) de Cuba, lo cual crea un potencial de inversión
significativo, si en la isla hubiera garantías y voluntad para promover
esa actividad, pudiéndose establecer un tipo de relaciones semejantes a
las existentes entre la China continental y Taiwan, sin olvidar que este
vínculo- si hubieran verdaderos deseos de progreso para Cuba por parte
del gobierno- podría servir de puente de acceso al mercado más rico,
poderoso y tecnológicamente desarrollado del planeta, ubicado a tan solo
90 millas de las costas cubanas.
Hay que subrayar que no solo se necesitan grandes aportes de capital
para reconstruir determinados sectores de la economía, sino también el
desarrollo de pequeñas y medianas empresas (PYMES) con tecnología de
punta, incluso como elementos indispensables para el apoyo al buen
funcionamiento de la gran industria y la ejecución de importantes obras.
Las PYMES en cualquier país del mundo son factores vitales en su papel
de apoyo a la flexibilización y rápida adaptación de la producción a
los cambios del mercado, así como de cooperación con los negocios de
mayor magnitud. Resulta imposible que puedan desarrollarse
significativos proyectos en cualquier sector teniendo que importarlo
todo, como sucede actualmente con el turismo en Cuba, pues hasta la
comida debe adquirirse en el exterior. Las inversiones procedentes de
Estados Unidos no serían solamente aportes materiales, sino además
tendría singular importancia la llegada de know-how, experiencias
comerciales y en la administración de los negocios. Técnicas sobre las
cuales hay en Cuba un colosal atraso.
Incluso si se empezara por pequeños negocios con los miembros de la
comunidad cubana en el exterior, podría constituir ejemplos concretos de
apertura y motivaría al incremento de la inversión extranjera en el
país. Por supuesto, esto tendría que acompañarse de un clima de
libertad a los cubanos residentes en la isla para establecer sus propias
iniciativas y ser socios de los compatriotas interesados en invertir
aquí, como ha señalado Carlos Saladrigas, presidente del Cuba Study Group.
La economía nacional necesita urgentemente inversiones en todos los
sectores. Desde 1990 actúa un galopante proceso de descapitalización y
los niveles actuales de inversión no alcanzan ni para reponer los
vetustos medios productivos de servicios, que tienen que ser
sustituidos o sometidos a amplias reparaciones capitales, debido a los
años de explotación y la obsolescencia tecnológica. En los campos, hoy
se observa fundamentalmente el arado de tracción animal, la azada y el
machete, mientras en las ciudades el transporte automotor ha sido
sustituido a gran escala por carretones tirados por caballos. El
sistema electro-energético está compuesto fundamentalmente por unidades
termoeléctricas de procedencia soviética y checoeslovaca, la mayoría con
más de 40 años de explotación, y un sistema de transmisión y
distribución de electricidad en pésimas condiciones. Igualmente se
encuentra en crisis el sistema de distribución del agua potable, de la
cual se pierde más del 50,0% por el mal estado de las redes, así como
las carreteras y calles, lo cual coadyuva a la aceleración del deterioro
de los escasos equipos automotores existentes. Similar situación ocurre
con el resto de la infraestructura, incluyendo edificios de vivienda,
hospitales, escuelas y otros.
Puede decirse que en las actuales condiciones será muy difícil hacer
reformas reales, -las cuales no se están haciendo-, sin disponer de
fuertes aportes de capital, imposibles de obtener actualmente de la
moribunda economía nacional, sin capacidad alguna de ahorro. En este
contexto, es totalmente insólito el rechazo a la participación en la
reconstrucción nacional de nuestros compatriotas residentes en el
exterior, manifestado por el canciller. Solo explica este dislate la
actitud egoísta y antinacional del régimen, que prefiere que Cuba se
hunda, ante el temor de realizar verdaderas reformas económicas que
pudieran ser la antesala de la democratización de la sociedad, con la
pérdida del monopolio de un poder mantenido por más de 53 años.
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