¿Campesinos? No, gracias
JORGE OLIVERA CASTILLO | La Habana | 21 Dic 2015 - 4:03 pm.
Los jóvenes cubanos, sobre todo los que habitan en zonas rurales,
quieren ver el campo solo en fotos, videoclips o como telón de fondo en
las películas protagonizadas por los héroes de Hollywood.
Es un rechazo que afecta a las generaciones nacidas bajo el influjo de
la ola revolucionaria que pretendió modernizar al país con enfoques
derivados del voluntarismo y la improvisación.
Por décadas se estimuló el estudio en las universidades muy por encima
de las necesidades de una economía que reclamaba la participación de
miles de trabajadores en los diferentes rubros de la agricultura.
El asunto es que ahora no hay manera de revertir una tendencia que
contribuye al desabastecimiento en los agromercados, la baja calidad de
los productos y una inflación que crece año tras año.
Las observaciones sobre el problema, provienen del Centro de Estudios de
la Juventud, una entidad estatal que se encarga del análisis y la
búsqueda de soluciones a los problemas vinculados a este sector de la
empobrecida economía nacional.
Doblar el lomo en un surco bajo temperaturas que en el verano promedian
los 35 grados centígrados y con una humedad relativa del 90%, o ponerse
tras el timón de un tractor salvado milagrosamente de la chatarra o de
una junta de bueyes viejos y enclenques, son labores de las cuales los
jóvenes huyen como el diablo de la cruz.
Si de trabajar en este rubro se trata, la idea es hacerlo en las tierras
cultivables de Iowa o Idaho, por salarios decorosos y medios de
producción técnicamente impecables.
En las tierras del Tío Sam no hay marabú ni burócratas que velen por el
cumplimiento de los decretos del alto mando que facilitan la explotación
del hombre por el Estado y actualicen las estadísticas, donde se
legitiman producciones siempre a la zaga de una realidad marcada por la
escasez y los meteóricos encarecimientos.
Los esfuerzos por convertir el trabajo agrícola en una opción viable,
están condenados al más absoluto fracaso.
Sin una descentralización progresiva y bien articulada que culmine en la
institucionalidad de los diversos tipos de propiedad sobre la tierra, es
inútil aspirar a que las producciones de alimentos satisfagan la demanda.
El tiempo y los resultados demuestran que los retoques a las Unidades
Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y las Cooperativas de Créditos
y Servicios (CCS), por mencionar dos de las entidades sobre las que se
asienta la responsabilidad de que en los agros reine el desconcierto de
los clientes ante los precios de infarto y las mediocres ofertas, solo
sirven para ocultar un fenómeno sin indicios de solución.
Los multimillonarios desembolsos anuales para la adquisición de víveres
en el mercado internacional van a continuar. A mediano plazo resulta
insostenible, ante el avance de los números rojos de una economía que
depende en gran medida de las entregas de petróleo venezolano.
Si la sostenibilidad del chavismo está en juego, a partir de la
espectacular derrota en las elecciones legislativas del 6 de diciembre,
la situación económica en la Isla pudiera desembocar en un colapso, de
persistir las digresiones y la superficialidad en el proceso de reformas.
Entretanto, los jóvenes no van a dar el paso al frente para convertirse
en campesinos. Tienen otras formas de buscarse la vida sin el riesgo de
insolaciones, soponcios y honorarios que no compensan ni por asomo los
esfuerzos invertidos en cada jornada.
Echándole gas a las fosforeras o como zapatero remendón se puede
sobrevivir en las ciudades, mientras se barajan las posibilidades de
fugarse hacia EEUU, a trabajar en lo que sea.
Source: ¿Campesinos? No, gracias | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1450393285_18915.html
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