Cuba, fe y esperanza
agosto 28, 2014
Fernando Ravsberg
HAVANA TIMES — "Por muy mal que esté España, a Cuba no regreso, porque
allí no hay futuro", me dijo una cubana en Barcelona, donde residió los
últimos 10 años. Desde que llegó se dedica a limpiar casas sin pagar
seguridad social por lo que tampoco tendrá jubilación.
Un amigo mío con un próspero negocio propio en la isla también ha
decidido emigrar "porque en Cuba no hay futuro para mis hijos". Tiene
dos adolescentes a los cuales seguramente no podrá costearles una
carrera universitaria en los EEUU.
Prácticamente cada persona que decide emigrar repite esa frase hecha, a
pesar de que está lejos de la realidad dado que en todas partes hay un
futuro. El porvenir podrá ser mejor o peor pero siempre existe, incluso
tras la muerte, cuando nos convertimos en polvo.
En todas partes del mundo los políticos prometen un futuro mejor para la
gente común. Dilma en Brasil, por ejemplo, les ofrece seguir reduciendo
la pobreza y el desempleo, aumentar la cobertura médica y construir
cientos de miles de casas. Les ofrece esperanza.
Pero en Cuba el futuro es incierto, casi nadie sabe hacia dónde va el
país y muchos temen un retroceso que los devuelva al socialismo
soviético. No pocos emprendedores me han dicho que montan sus negocios
para "aprovechar la situación mientras dure".
Los cubanos avanzan sin conocer el destino final, atravesando momentos
agradables en los que se abren puertas y se eliminan prohibiciones
absurdas y por otros amargos donde se imponen prohibiciones tan
irracionales como la de los cines 3D.
Por si estos vaivenes fueran poco, el gobierno se encarga de repetir una
y otra vez que en el país no hay reformas sino una simple "actualización
del modelo". Y paradójicamente Miami le hace el coro reafirmando que se
trata solo de cambios cosméticos.
Sin embargo, por mucho que unos y otros intenten ocultarlo, se han
transformado temas de fondo como sustituir el igualitarismo por la
fórmula de dar las mismas oportunidades a todos los ciudadanos pero
permitiendo diferentes ingresos.
Con el trabajo por cuenta propia, modalidad en la que ya laboran medio
millón de cubanos, se produjo el reconocimiento tácito de la propiedad
privada sobre medios de producción, aunque hasta ahora se mantenga a
pequeña escala.
Además se incluye la posibilidad de contratar personal lo que legaliza
la pequeña empresa en algunos sectores productivos y de servicios. Para
facilitar más el proceso el empresario está exento de cualquier pago por
los 5 primeros empleados.
El concepto de "internacionalismo proletario" mediante el cual Cuba
regalaba su ayuda se transformó en "cooperación Sur-Sur", convirtiéndose
en el principal ingreso de divisas del país, por encima de lo que
aportan las remesas, el turismo y el níquel juntos.
La apertura de las fronteras tiene un alcance conceptual que va más allá
de una simplificación de trámites migratorios. Es un reconocimiento por
parte del Estado cubano del derecho a la libertad de viaje y a emigrar
que tienen los ciudadanos.
No es difícil percibir los cambios que se han producido hasta ahora, a
lo mejor se podría intentar adivinar los próximos más inmediatos, pero
lo cierto es que casi nadie sabe a ciencia cierta que modelo de sociedad
se pretende construir.
Los jóvenes ignoran si les permitirán volar más que a sus padres, los
emprendedores no saben hasta donde podrán crecer, los trabajadores
desconocen cuánto tiempo más tendrán que vivir con salarios ínfimos y
los ancianos con sus minijubilaciones.
Tras décadas de inmovilidad, el tren se ha puesto en marcha avanzando
lentamente por las vías. Los ciudadanos sentados en los vagones observan
cada estación que se atraviesa pero muy pocos saben con seguridad hacia
donde se dirigen.
Esa incertidumbre es la que les hace pensar a muchos cubanos que en su
patria no tendrán futuro ni ellos ni sus hijos. Esa incertidumbre es la
que empuja a muchos a emigrar en busca de un tren con un destino
definido, aunque sea limpiando casas.
No se puede apelar solo a la fe de la gente, se necesitan también
certezas para que renazca la esperanza.
Source: Cuba, fe y esperanza - Havana Times en español -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=98687
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