La Cuba del futuro tiene una deuda con sus expropiados
El huracán confiscatorio del barbudo fue intenso. Residencias, obras de
arte, joyas, autos, industrias, comercios, empresas y periódicos fueron
nacionalizados en nombre de la justicia revolucionaria
UN CONFLICTO DE GENERACIONES | 27 de Junio de 2015
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial
René de 79 años, recuerda que una tarde plomiza de 1960 que amenazaba
lluvia, media docena de milicianos enfundados con uniformes anchos y
portando fusiles belgas, se presentaron en la casa de su tío en el
apacible barrio de la Víbora para certificar la confiscación de sus
propiedades.
"Mi familia era propietaria de una planta de procesar leche donde
elaboraban queso blanco y en crema. También eran dueños de un edificio
de apartamentos y una finca. En dos horas se quedaron solo con la casa
de la Víbora y un auto. El Gobierno de Fidel Castro confiscó el resto
sin pagar un centavo. A los seis meses volaron a Miami. Por supuesto,
veo bien que el Estado cubano nos compense por esa arbitrariedad. Pero
lo dudo. A esta gente (el régimen) nunca le ha gustado pagar deudas",
cuenta el hombre quien aún vive con sus hijos y nietos en la casona que
pertenecía a sus parientes.
El huracán confiscatorio del barbudo fue intenso. Residencias, obras de
arte, joyas, autos, industrias, comercios, empresas y periódicos fueron
nacionalizados en nombre de la justicia revolucionaria.
Después, en 1968, la pira de expropiaciones se extendió a los puestos de
fritas, bodegas de barrio y amoladores de tijeras. "Llegaban con cara de
perro y lo decomisaban todo. Luego el propietario del chinchal debía
firmar una planilla para atestiguar que la entrega era voluntaria. Que
yo sepa, nadie protestó. Había mucho miedo", recuerda Daniel otrora
dueño de un taller de reparación de calzado.
Testimonios de expropiados
A Roy Schechter, un estadounidense nacido en Cuba, el Gobierno expropió
una finca de 5.666 hectáreas y una casa colonial de 17 cuartos en La
Habana, ahora residencia de la Embajada de China.
La hija de Schechter, Amy Rosoff, contó a la publicación News.com que
cuando las autoridades les informaron a sus padres que ya sus
propiedades no les pertenecían, escaparon de la isla en un ferry con sus
joyas escondidas.
Schechter incluso pagó a todos sus empleados antes de irse, con la
esperanza de regresar. El resto de su vida lo pasó trabajando en la
tienda de zapatos de su suegro y recordándole a su hija la reclamación
de las propiedades perdidas.
Litigios como ésos hay miles. El Gobierno de Estados Unidos alega que la
autocracia militar en Cuba debe pagar 7.000 millones de dólares a sus
antiguos dueños.
Varios bufetes jurídicos en Estados Unidos y España esperan dar una
batalla legal para que sus clientes obtengan una justa compensación.
Nicolás Gutiérrez, residente en la Florida (pero nacido en Costa Rica
por el exilio de sus padres, Nicolás Gutiérrez Castaño y Aleida
Álvarez), defiende la idea de que algún día las familias que fueron
expropiadas por el régimen cubano sean recompensadas.
Y es que Gutiérrez, abogado de profesión, califica como ley del robo el
decreto 890, emitido el 13 de octubre de 1960, mediante el cual el
gobierno recién instaurado despojó de sus propiedades a todas las
compañías estadounidenses que operaban en la isla, así como a los
cubanos dueños de diversos negocios.
Entonces, la familia Gutiérrez quedó despojada de sus pertenencias que
incluían varios ingenios azucareros y cuyo valor en aquel momento
superaba los 45 millones de dólares.
El patrimonio de los Gutiérrez-Castaño, uno de los más afectados por la
ley de expropiaciones, tuvo como basamento los años de trabajo de
Nicolás Castaño Capetillo, inmigrante vasco que llegó a Cuba en 1851,
con 14 años de edad y apenas 3er grado de escolaridad. Al morir en 1926,
"estaba considerado entre los hombres más ricos del país", acotó su
bisnieto en declaraciones a Iliana Lavastida, periodista de DIARIO LAS
AMÉRICAS.
Largos años de cárcel por desafío al régimen
Mientras a cientos de familias o multinacionales como Coca-Cola o Exxon
les fueron confiscados sus negocios, miles de cubanos purgaron con
largos años de cárcel su desafío al régimen castrista.
Aún está por documentarse la cifra de compatriotas que fueron fusilados
en juicios sumarísimos, por oponerse utilizando los mismos métodos a los
que Fidel Castro recurrió en su enfrentamiento contra el dictador
Fulgencio Batista.
Ser disidente en los primeros años del Gobierno Revolucionario era un
delito grave. Miles de mujeres y hombres sufrieron palizas y malos
tratos en las cárceles de la Isla. La historia del presidio político
cubano no se puede olvidar.
¿Qué hacer? ¿Olvidar el pasado?
Ahora que corre el último rollo de la saga de los hermanos Castro, el
tema cobra actualidad. ¿Qué hacer? ¿Olvidar el pasado o implementar una
comisión que investigue las arbitrariedades cometidas por el Gobierno?
Se puede aprender de la experiencia de Europa del Este. En la primavera
de 2013 hubo una conferencia en Miami donde participaron cubanos de las
dos orillas y disidentes de la antigua Alemania comunista.
La reconciliación no es fácil, advirtieron tanto Dieter Dettke, profesor
del Centro BMW de Estudios Alemanes y Europeos en la Universidad de
Georgetown, como Günter Nooke, disidente en la RDA y luego comisionado
de derechos humanos en la Alemania reunificada.
Un verdadero acercamiento requiere tanto el perdón como la justicia,
pero no la venganza, dijo Dettke, señalando que después del derrumbe de
la RDA, 246 de sus altos funcionarios fueron acusados de diversos
abusos. Alrededor de la mitad fueron declarados no culpables.
Para la reconciliación "se necesita tener a un pecador que se
arrepiente", dijo Nooke, quien señaló además que el gobierno alemán
había acordado después de la reunificación pagar indemnizaciones a las
víctimas de la STASI, aparato de seguridad notoriamente brutal de la RDA.
No se puede pretender pasar de página como si nada hubiese pasado. El
régimen esgrime en su defensa que por causas del embargo, Estados Unidos
debe indemnizar a Cuba con 100.000 millones de dólares.
Cabría preguntarse si la autocracia verde olivo piensa pedir una
disculpa por mentir al pueblo cubano. Nunca se nos pidió nuestra opinión
para implementar sus absurdas estrategias políticas, económicas y sociales.
Cuando pase la tormenta, los cubanos, todos, debemos determinar cómo
gestionaremos nuestro futuro sin olvidar el pasado. Teniendo presente
que el odio afecta la lucidez.
Source: La Cuba del futuro tiene una deuda con sus expropiados :: Diario
las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3189070_cuba-futuro-tiene-deuda-expropiados.html
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