Cuba después de los Castro: el escenario probable
[03-09-2015 00:15:18]
José Azel
Investigador, Universidad de Miami
(www.miscelaneasdecuba.net).- La sucesión de 2008 de Fidel a Raúl Castro
fue eficiente y efectiva. No obstante, la alucinación popular fuera de
la isla —en la que el general Castro interviene para forzar el fin de la
era comunista e inaugurar una Cuba democrática y abierta al mercado— no
va a ser el final de esta historia.
Dada la edad de Raúl, 84 años, habrá otra sucesión en el futuro cercano.
La pregunta crítica no es qué reformas económicas podrá introducir
Castro, sino qué viene después de él.
José Ramón Machado Ventura, segundo secretario del Partido Comunista,
también tiene 84 años y los observadores de Cuba no lo ven como el
próximo líder. Si Miguel Díaz-Canel, de 55 años, el primer
vicepresidente de Cuba, asciende a la presidencia, probablemente sea un
títere "civil" que los generales podrían presentar a la comunidad
internacional.
Raúl fue el jefe de las fuerzas armadas durante cerca de 50 años y
ahora, como líder del país, ha nombrado a quienes fueron oficiales suyos
en el Ejército y a miembros de familias militares en cargos del gobierno
y la industria. Un escenario posible es que cuando él se vaya se
produzca un retroceso a una dictadura militar como la de Cuba bajo
Batista, Brasil entre 1964 y 1985 o Egipto en la actualidad. Otro
resultado, igual de perturbador, es posible.
Según ciertos cálculos, incluyendo el del Instituto para Estudios
Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Cuba controlan cerca de 70% de la economía.
Grupo de Administración Empresarial S.A (Gaesa), el holding comercial
del Ministerio de Defensa cubano, está involucrado en todos los sectores
clave de la economía. A través de subsidios del gobierno, la empresa
está profundamente insertada en turismo, comercio minoristas, minería,
agricultura y energía, además de empresas conjuntas con inversionistas
extranjeros.
Raúl, por supervivencia y no por ideología, ha introducido algunas
tentativas reformas económicas, a la vez que continúa expandiendo la
metamorfosis de sus oficiales en hombres de negocios. Algunos ven esto
como un avance en el que los guerreros cambian sus armas por
calculadoras. ¿Pero qué significa esto para el futuro de Cuba cuando la
era de Raúl llegue a su fin y los militares queden en control de la
política y la economía?
En un sistema en el que las empresas son controladas y gestionadas por
el Estado, los militares transformados en empresarios disfrutarán de los
privilegios de la clase dirigente. Sin embargo, no pasará mucho tiempo
antes que la élite militar se dé cuenta que gestionar las empresas
estatales sólo ofrece beneficios limitados. Ser dueños de las compañías
es una opción mucho más lucrativa.
Una vez que los hermanos Castro dejen de ejercer su influencia, la
oligarquía militar podría impulsar una reforma amplia, pero falsa, es
decir, una privatización manipulada de las industrias bajo su gestión.
Un proceso ilegítimo y corrupto de privatización, parecido a lo que
aconteció en Rusia en la década de los 90, que dio a luz una nueva clase
de oligarcas creados por el gobierno, generaría millonarios capitalistas
instantáneos, los nuevos "capitanes de la industria" cubanos.
La población cubana podría no considerar estos cambios de propiedad como
algo indeseable o nefasto, viéndolos erróneamente como una transición
positiva hacia el libre mercado y la prosperidad. La comunidad
internacional probablemente aclamaría a los generales transformados como
agentes de cambio que llevan las reformas de mercado a Cuba. En Estados
Unidos, por supuesto, el cambio en la política hacia Cuba introducido
por el presidente Obama sería declarado como un éxito.
El comunismo cubano llegaría a su fin, para dejar el país a cargo de una
estela de generales, nuevos magnates y una colección de nuevos ricos sin
una cultura democrática. Y al igual que Rusia después del colapso de la
Unión Soviética, la economía de Cuba estaría llena de monopolios y
oligopolios cuyos dueños tendrían el poder de sofocar cualquier política
a favor de una mayor competencia o inversionistas internacionales que
amenacen esa posición.
A menudo se argumenta que la introducción de reformas económicas,
incluso sin reformas políticas de por medio, conduce secuencial e
inexorablemente a la democracia. Como lo demuestra el caso de China
después de Mao, este no es necesaria ni probablemente el caso.
Sin profundas reformas políticas, los presuntos cambios económicos que
lleven a cabo las fuerzas armadas de Cuba sólo transferirán la riqueza
del Estado a una élite militar y de partido. No conducirán a la
democracia o la prosperidad.
Source: Cuba después de los Castro: el escenario probable - Misceláneas
de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/55e774f63a682e1130867c2e#.Veg1Zfaqqko
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