el VI Congreso
El líder cubano arremete contra la maquinaria del partido y pide
desterrar el inmovilismo y los dogmas.- Asegura que el relevo
generacional de la revolución no está garantizado al no haber dirigentes
jóvenes "debidamente preparados" y pide rejuvenecer el partido, sin
descartarse él mismo
MAURICIO VICENT | La Habana 17/04/2011
Las palabras de Raúl Castro en la inauguración del VI Congreso del
Partido Comunista de Cuba (PCC), el pasado sábado, confirmaron varias
cosas: que la reforma económica cubana avanza, todavía tímida, hacia un
sistema mixto, con más iniciativa privada y menos Estado; que su alcance
y plazos no están claros, aunque se habla de "un quinquenio" para
"actualizar el modelo"; que no hay relevo a la vista para sustituir a la
dirigencia histórica, ya octogenaria; y que el peor enemigo de los
cambios es la propia forma de funcionar del PCC y su burocracia mas
ortodoxa, y ante esta realidad Castro dijo que el partido y sus métodos
también deben ser reformados.
El presidente cubano, de 79 años, dejó claro desde el inicio que los
cambios se hacen para "preservar" el socialismo, no para destruirlo.
Dicho esto, hoy confirmó el rumbo de las transformaciones que el VI
Congreso sancionará: descentralización; autogestión empresarial;
estímulo a la iniciativa privada y al trabajo por cuenta propia, aunque
con límites; reducción de los gastos sociales - la libreta de
racionamiento desaparecerá paulatinamente - y drástico ajuste del empleo
estatal, aunque con plazos flexibles.
Castro reiteró que en Cuba primará la planificación, pero aseguró que no
se "ignorará las tendencias presentes en el mercado", antes el gran
coco. En esta línea, mencionó tres nuevas medidas aperturistas casi
listas: la autorización para la compraventa de casas y coches; la
ampliación de los límites de tierras ociosas del Estado que pueden
entregarse a los campesinos; y la regulación que permitirá a los bancos
conceder créditos a los trabajadores por cuenta propia.
Sobre el alcance y límites de la "actualización", mencionó, por ejemplo,
que en los debates previos al Congreso hubo cubanos que pidieron que se
permitiera la acumulación de capital a los nuevos empresarios privados.
Dijo que de momento eso no es legal, pero que se había tomado nota.
Ambigüedades e interrogantes hay muchas. Una es cómo será la
cohabitación de un sistema de planificación socialista con un incipiente
mercado, y más dudas genera el plazo calculado por Castro para preparar
el terreno del nuevo modelo: un quinquenio. ¿Alcanzará el tiempo y las
fuerzas?
Sobre el relevo, aseguró que hoy la revolución no cuenta "con una
reserva de sustitutos debidamente preparados" y reconoció que hace falta
un "rejuvenecimiento" de todos los cargos administrativos y partidistas,
sin excluirse él mismo. Toda una novedad en Cuba, propuso limitar a dos
periodos de cinco años el tiempo que pueden ejercer el poder los
principales cargos de Gobierno y del PCC.
Raúl Castro fue muy criticó con la maquinaria del PCC y sus funcionarios
mas ortodoxos, abiertamente refractarios a los cambios. Aseguró que la
organización partidista no debía tener funciones administrativas, como
ahora, y consideró que había sido un grave error condicionar la
ocupación de un cargo a la militancia. Tras exigir "desterrar" del PCC
"el inmovilismo fundamentado en dogmas y consignas vacías", que
entorpece la aplicación de las decisiones del Gobierno, anunció al
Congreso que en enero de 2012 se realizara una Conferencia especial del
partido para cambiar sus métodos de trabajo.
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