11-05-2011.
Elías Amor Bravo
Economista, ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- Los comunistas cubanos no han querido
asumir la realidad de los cambios que necesita la economía cubana para
mejorar su funcionamiento y recuperar la competitividad y eficiencia de
las primeras cinco décadas de existencia de la República.
Esto es lo que se desprende de la lectura atenta de los diez primeros
lineamientos tras los debates producidos en el congreso y la
incorporación de añadidos a la redacción, objeto de este trabajo.
El "lineamiento" 1, tal y como ha quedado redactado en su versión final,
menciona de forma expresa al "mercado", reemplazando así de la redacción
original el concepto farragoso término de "nuevas formas de gestión y de
dirección de la economía nacional", que a muchos nos llamó la atención.
Esa referencia explícita al mercado se puede considerar un aspecto muy
positivo, pero las expectativas muy pronto se vienen abajo.
Sabido es que el mercado es un instrumento de asignación de recursos
que, vía precios y comportamiento maximizador del bienestar individual,
garantiza que los recursos existentes se adjudican de forma óptima a
las necesidades puestas de manifiesto a través de la demanda. La
prioridad del mercado supone que son millones de individuos los que al
tomar millones de decisiones de manera simultáneas basadas en la
información de los precios, aciertan vaciando los mercados y
contribuyendo a la mejora de la situación individual y colectiva. El
equilibrio demanda y oferta garantiza además que las expectativas de los
productores y los demandantes se cumplen.
Negar esta evidencia es querer mantener en funcionamiento un modelo de
base estalinista, en el que la "planificación socialista" se establece
como la vía principal para la dirección de la economía nacional. A pesar
de sus fracasos continuados, a pesar de que el modelo es errático,
ineficiente, improductivo y lo que es peor, genera profundas, perversas
e injustas desigualdades sociales, los comunistas cubanos lo sitúan en
el frontispicio de su estrategia de los "lineamientos".
Una planificación que "debe transformarse", pero tan sólo en sus
aspectos metodológicos, organizativos y de control, éste último añadido
en la versión final de los "lineamientos" tras el debate en el congreso
del partido comunista. Pero, ¿es que la planificación central se puede
transformar? La respuesta a esta pregunta no admite silogismos ni
extravíos, o hablamos de planificación central o hablamos de otra cosa.
Los comunistas cubanos no se ponen de acuerdo. Es evidente que todos
ellos reconocen en privado la ineficiencia e inutilidad del modelo, pero
el pesado lastre del castrismo, impide aplicar las reglas que son
fundamentales para salir del atraso y la miseria.
El modelo de planificación central en la economía cubana ni ha servido
para dar solución a los problemas de la economía, ni ha permitido
alcanzar niveles de desarrollo sostenible, ni ha mejorado la
competitividad y productividad de la economía cubana a nivel mundial.
Las dádivas procedentes del campo comunista antes del derrumbe del muro
de Berlín, permitieron a los planificadores decidir el futuro económico
de los cubanos en base a libretas de racionamiento que, precisamente
ahora, todo el mundo cuestiona por su ineficacia e injusticia. La caída
del muro y el advenimiento del período especial confirmaron lo que todo
el mundo sabía: la planificación es inútil para dar solución a la
escasez de recursos de la economía.
La obsesión por planificar la vida económica en todas sus aristas y
sentidos, conduce a la miseria. El dinamismo de las actividades privadas
confirmó que el espíritu emprendedor se encuentra arraigado en los
valores de la sociedad cubana y que el adoctrinamiento marxista
leninista no puede con esa creatividad y capacidad de innovación que
hace únicos a los cubanos, incluso diseñando las "balsas camión" con las
que escapan del totalitarismo castrista.
Es una lástima que el "lineamiento" 1 bordee la cuestión de la economía
de mercado de forma tan cobarde y miope, mostrando con ello la negativa
del poder político a asumir los cambios que realmente necesita la
economía cubana.
Del resto de nueve primeros "lineamientos", poco más.
El "lineamiento" 2 mantiene a la "empresa estatal socialista" como "la
forma principal en la economía nacional", la misma empresa que se
pretende reducir de tamaño por la vía de despidos masivos hacia
actividades cuya viabilidad productiva es más que cuestionable ya que ni
obedecen a un estudio real de necesidades del mercado, ni favorecen un
desarrollo ordenado de los distintos sectores de la economía.
El "Lineamiento" 3 vuelve con la misma redacción a prohibir la
"concentración de la propiedad en personas físicas o jurídicas", un
aspecto que entra en contradicción con las eventuales autorizaciones a
la compra de determinados activos como viviendas o automóviles,
anunciados en otros lineamientos. La obsesión del castrismo con la
actividad económica privada, el crecimiento de las empresas, su
capacidad para generar y repartir beneficios y contribuir al empleo, el
bienestar y calidad de vida, se plasma en este enunciado.
El "lineamiento" 4 vuelve a definir el modelo estalinista, de base
cuartelera, que caracteriza al régimen castrista al referirse al "orden
y disciplina" con el que deberán realizarse los "cambios estructurales,
funcionales, organizativos y económicos", en una clara advertencia a
navegantes de que quién se salga del desfile será castigado. Ponerle
vallas al campo es tan imposible como querer reconducir el dinamismo y
la vitalidad de una economía en crecimiento, en la que las actividades
productivas se desarrollan, precisan más recursos, aumentan su escala y
progresan. Por esa vía de control el régimen vuelve a las andadas, y
demuestra una vez más su escaso aprecio al espíritu emprendedor. El
orden y la disciplina están bien para los ejércitos, no para la empresa
eficiente y competitiva.
El "lineamiento" 5 define y establece el espacio total y absoluto de la
planificación central al conjunto de la economía. Nada, absolutamente
nada, escapa de este ámbito de actuación, lo que supone poner a la
economía al servicio del poder político.
El "lineamiento" 6 mantiene la sombra de incertidumbre y de bruma
asfixiante en torno a la "separación de las funciones estatales y
empresariales", sin arrojar luz sobre una cuestión que más bien parece
un relleno que otra cosa.
El "lineamiento" 7 muestra el estado rudimentario de la economía creada
por los hermanos Castro en los últimos 50 años, al insistir en la
necesidad de "cooperación entre empresas", una idea añadida a la
redacción inicial, donde ni siquiera se pensó en esta idea. En todos los
países del mundo, la eventual cooperación entre empresas aparece como un
elemento fundamental de una economía y el hecho de que en Cuba se tenga
que recoger como eje de la política económica, pone de manifiesto la
baja calidad del funcionamiento de la economía, en su conjunto.
El "lineamiento" 8 insiste en las nuevas acciones de "exigencia de
responsabilidad a los directivos empresariales", extendida al ámbito del
empleo, abierta como está la veda para destapar todo tipo de
irregularidades, muchas veces provocadas por la complejidad de las
estructuras administrativas y el marco asfixiante que regula la economía
nacional. Se avecinan tiempos de mucho trabajo para la Contraloría que,
en cualquier momento, puede extender sus instrumentos de vigilancia
hacia las empresas extranjeras y mixtas.
El "lineamiento" 9 aporta una novedad con respecto a la redacción
inicial, al incluir "los servicios de alquiler de medios y de equipos"
por los mercados de aprovisionamiento (controlados estatalmente y que
mantienen su ineficacia monopolista) hacia el sistema empresarial, el
presupuestado y las nuevas formas de gestión. Es decir, aparece una
nueva actividad económica a través del alquiler de "medios y equipos"
por parte de las organizaciones de aprovisionamiento, que en una
economía de favores y de privilegios, como la castrista, puede terminar
siendo un foco de problemas, más que de soluciones. Tiempo al tiempo, y
sobre todo, evaluar cómo se desarrolla esta propuesta.
El "lineamiento" 10 que hace referencia al cumplimiento de los
contratos, es otro ejemplo de atraso y carácter rudimentario de la
economía castrista. El texto finalmente aprobado amplia la redacción
inicial y ha sido con 1.171 opiniones, el que más aportaciones ha
recibido de estos diez primeros lineamientos referidos al modelo de
gestión económica. El cumplimiento de contratos es un ejemplo de las
paradojas de la planificación central. En una economía de mercado, los
contratos entre los agentes se cumplen porque en caso contrario, las
relaciones económicas se interrumpen, con perjuicio de las partes.
En la planificación, donde los órganos superiores son responsables de
todas las decisiones, este tipo de acuerdos contractuales pasan a un
segundo plano, se incumplen y no pasa nada. La exigencia de una reforma
en la economía cubana confirma su estado de atraso y abandono en una
cuestión fundamental como es el cumplimiento de contratos y compromisos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32254
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