Economía
Un país en experimento
Orlando Freire Santana
La Habana 08-08-2012 - 4:27 pm.
¿Señales de que algo se mueve o señales de un país fracasado, donde no
funciona casi nada?
Si tomamos en cuenta las informaciones derivadas de los últimos eventos
acaecidos en nuestro país, como la reunión de las Comisiones Permanentes
del Parlamento, las sesiones de la Asamblea Nacional, y los discursos e
informes presentados por ministros y otros jerarcas del aparato de
poder, es posible llegar a la conclusión de que la economía nacional
exhibe hoy una característica que la define: está en fase de
experimentación.
Claro, semejante proceso presenta más de una arista desde donde puede
ser observado, como el clásico vaso de agua: medio vacío o medio lleno.
Por una parte, es una señal de que algo se mueve, y que los elementos
que promueven los cambios podrían haberle ganado una batalla a los
dinosaurios de línea dura, los que anhelan que todo siga igual en Cuba.
Pero, por otro lado, cualquiera pensaría en un país fracasado, donde
casi nada ha funcionado después de medio siglo de tanteos, imitaciones,
voluntarismos e improvisaciones.
El zar de la economía, Marino Murillo, tras destacar que el éxito de la
actualización del modelo económico pasa por la tarea de hacer eficiente
a la empresa estatal socialista, informó que se encuentra en estudio un
experimento, a iniciarse el año próximo, con vistas a mejorar las
relaciones de estas entidades básicas de la economía con las
organizaciones superiores de dirección empresarial (los hoy denominados
grupos empresariales), y con los organismos de la administración central
del Estado.
Se prevé un sistema de planificación que les brinde más facultades a los
empresarios, y que éstos puedan formar los precios de determinadas
producciones, considerando los referentes internacionales y los costos
de producción. Un reconocimiento tácito de que el exceso de centralismo
ha arruinado la labor de las empresas y entidades, tornándolas poco
competitivas, con colectivos obreros carentes del sentido de
pertenencia, y donde la burocracia y el inmovilismo se enseñorean.
De igual forma, Murillo comentó que, antes de que finalice el actual
año, comenzará el experimento de creación de cooperativas en actividades
no agropecuarias. Se nutrirán de instituciones estatales en
arrendamiento, y a ellas se integrarán personas que aporten fuerza de
trabajo. Por supuesto, los inmuebles donde radiquen las cooperativas
seguirán siendo propiedad estatal, y los cooperativistas solo tendrán
que preocuparse por la gestión de sus entidades, que incluye la asunción
de todos los gastos, y el pago de los impuestos correspondientes.
Se trata de una estrategia parecida a la llevada a cabo hace algún
tiempo en barberías y peluquerías, con el saldo de algunas mejorías en
la calidad de los servicios, pero con precios y tarifas superiores. De
todas formas, estamos en presencia de la aceptación de que el Estado no
es eficiente en la administración de pequeñas entidades.
Frank Castañeda Santalla, director de la Empresa Nacional de Acopio,
para no ser menos que su jefe Murillo, anunció que a partir del último
trimestre del año, a modo de experimento, se aplicarán paulatinamente un
grupo de medidas en las provincias de La Habana, Mayabeque y Artemisa,
con vistas a transformar la comercialización de los productos agropecuarios.
Al fin parece que la cúpula del poder se ha dado cuenta de que el
principal problema de la agricultura cubana no es de producción, sino de
comercialización, pues es en esta fase donde se manifiestan las trabas
gubernamentales. Muchas veces los campesinos no producen lo suficiente
debido a lo desestimulantes que resultan las políticas de la propia
Empresa de Acopio, al fijar precios arbitrarios o no recoger a tiempo
las cosechas.
Aunque la información no fue muy explícita en lo referido a las
características de la nueva política de acopio, se dijo que después de
que los productores cumplan los contratos con Acopio, podrán vender a
precios libres el resto de las producciones a otros compradores. Aquí un
elemento importante sería el porcentaje de lo que debe contratarse. Para
este año 2012, por ejemplo, y en palabras del propio Murillo, las
proporciones no parecen muy halagüeñas para los productores: 53% se
contrató con Acopio, y el restante 47% se podrá vender libremente.
Y falta por comentar otro experimento, no mencionado por ningún orador
en los debates, pero muy presente sobre todo en los cubanos de a pie:
hasta dónde pueden llegar los mercados desabastecidos, con la
consiguiente escasez de artículos de primera necesidad. Porque ese es el
resultado, en gran medida, de la política de sustitución de
importaciones con vistas a mejorar la balanza comercial del país.
El fin, sin dudas, resulta plausible; mas es censurable si se consigue a
costa de las necesidades de la población. Recuerden que Nicolae
Ceausescu se jactaba de haber pagado la deuda externa de Rumania, al
tiempo que el pueblo rumano soportaba los crudos inviernos sin poder
usar la calefacción. Y recuerden, sobre todo, cómo terminó Ceausescu.
http://www.diariodecuba.com/cuba/12443-un-pais-en-experimento
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