Raúl y los fantasmas de su hermano
Uno se descubre casi a punto de sentir lástima cuando calcula los
dolores de cabeza con que este aprendiz de dictador debe acostarse por
las noches y despertar en las mañanas, acosado por la sombra larga de su
hermano
miércoles, febrero 4, 2015 | José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba. — No todos somos esclavos de los fantasmas creados por
nosotros mismos. A Raúl Castro, por ejemplo, lo esclavizan los fantasmas
que creó su hermano. Seguramente es la razón por la que su hoja de ruta
como nueva cabeza de la dictadura fidelista ha llevado el ritmo de esa
conga que se baila dando un paso adelante y dos hacia atrás. Igual
podría ser el motivo por el que acaba de añadir la devolución de la base
de Guantánamo a la complicada lista de sus requisitos para el
restablecimiento de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.
Cualquiera diría que olvidó este punto, o que al menos tuvo el buen tino
de no sacarlo a relucir, por su complejidad, en los primeros
intercambios oficiales sobre el tema. Pero he aquí que de pronto lo pone
también sobre el tapete, sabiendo de antemano, como lo sabe cualquiera,
que no existe ni la más mínima posibilidad de que tal demanda resulte
satisfecha, de modo que para lo único que sirve es para entorpecer aún
más el proceso de normalización de relaciones.
¿Acaso lo habrá hecho para darle gusto a su hermano (el último quizá),
justo unos días después de que éste escribiera o dictara que no le
complacen tales negociaciones? Si fue así, la ocasión no pudo ser mejor
escogida: durante la Cumbre de la CELAC, en cuyo seno hay tantas viudas
y viudos de Fidel Castro que deben estar sufriendo ante el peligro de
que vaya a quedar disuelto su "histórico ejemplo de soberanía y de
aguerrido enfrentamiento con el Imperialismo."
Uno se descubre casi a punto de sentir lástima cuando calcula los
dolores de cabeza con que este aprendiz de dictador debe acostarse por
las noches y despertar en las mañanas, acosado por la sombra larga de su
hermano. Por una parte, el imperativo de escudar a toda costa el legado
fidelista (llamémosle así). Por la otra, la necesidad de salvar del
naufragio a la familia, tanto la suya como la de los más y menos viejos
camaradas de armas, así como de asegurarles un futuro tan luminoso como
es su presente en tanto dueños de Cuba.
Y todavía va quedando una tercera causa para sus dolores de cabeza: el
pueblo, que aunque le importe menos, no puede dejar de verlo como una
amenaza.
Con el nuevo paso atrás, al requerir que le devuelvan la Base Naval de
Guantánamo (¿la querrá con los talibanes incluidos?), está potenciando
precisamente esa amenaza que representa para ellos el pueblo cubano.
Pues si con alguna ilusión le ha entrado al nuevo año nuestra gente es
justo porque espera que la normalización de relaciones con los Estados
Unidos les traiga, por limitadas que fueren, una cierta mejoría
económica y al menos una pizca de aire fresco para la recontracargada
atmósfera de violencia que genera la miseria.
Porque es bien cierto que aquí la primera prioridad para la mayoría de
la gente no es la democracia, sino los féferes, el gran sueño de dos
comidas calientes al día. Las ilusiones por la libertad vendrán más
tarde –o eso quiero creer-, cuando tengan llenas las barrigas. No es una
realidad que nos guste reconocer, pero peor sería falsearla. Además, al
mismo tiempo que muestra en lo que nos ha convertido medio siglo de
dictadura totalitarista, también puede dar una idea de la inutilidad y
la extrema indolencia del régimen, que ni siquiera es capaz de mejorar
con recursos propios ese pálido requerimiento de sus dominados
.
Y ahí es donde entraría a jugar a su favor la normalización de
relaciones con los Estados Unidos. Así, pues, pudo ser grande el dolor
de cabeza que le ocasionó al general tener que lanzar el numerito de la
base de Guantánamo. Supongo que no conseguirá aliviarlo ni con una
aspirina del tamaño de sus temores.
Source: Raúl y los fantasmas de su hermano | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/raul-castro-y-los-fantasmas-de-su-hermano/
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