Les prometieron un Metro en La Habana
Sin embargo, la realidad ha demostrado que los Castro nunca tuvieron la
intención de invertir dinero en el transporte público. Prefirieron
utilizarlo en guerras, armamento, fábricas que nunca produjeron
jueves, mayo 28, 2015 | Paulino Alfonso
LA HABANA, Cuba. – ¿Usaron y aun usan los Castro la falta de transporte
público como otra forma de someter al pueblo?
Para el castrismo, el transporte de pasajeros ha sido por más de medio
siglo un problema tan insoluble como el de la comida para la población.
Los problemas con el transporte público se iniciaron a finales del año
1960, cuando el parque de ómnibus en la ciudad de La Habana disminuyó un
50% y a las diferentes rutas ya no les fue posible efectuar los
alrededor de 10 000 viajes diarios que hacían hasta entonces.
Eso se debió principalmente a la desidia de Fidel Castro en invertir en
piezas y repuestos. En aquel entonces el embargo norteamericano aun no
existía y las piezas necesarias se podían comprar en los Estados Unidos.
Fidel Castro, que se preparaba para la guerra que había prometido contra
los Estados Unidos, necesitaba mucho dinero y no precisamente para
comprar guaguas. Menos de un año después se declaró socialista y se
alineó con la URSS ante los ojos atónitos del mundo.
En Cuba se ha utilizado de todo, probablemente hasta carretas de bueyes,
para transportar personas.
Qué cubano mayor de 55 años no recuerda los incómodos Pioneros, que no
eran más que camiones rusos GAZ- 51 con una caseta y banquillos de
madera. Como estos se rompían diariamente y los soviéticos todavía no
habían terminados los clones de las guaguas norteamericanas que se
habían llevado de Cuba unos años atrás, trajeron algunas de
Checoslovaquia y Hungría, aunque después se comprobó que éstas eran tan
malas como los camiones rusos.
Ante la crisis del transporte público, el Che Guevara, que por aquél
entonces era ministro de Industrias, aconsejado por Regino Botti y otros
economistas, propuso a Fidel Castro pagar la indemnización por la Shell
Oil y así lograr que una firma automotriz británica llamada Leyland
Motors Company accediera a venderle 1 500 vehículos a Cuba.
A pesar de que, de esa cantidad, 300 se utilizaron para transportar
militares, con las Leyland se resolvió parcialmente el transporte de
pasajeros en la capital. Pero eso duró hasta 8 años después, cuando las
guaguas británicas dejaron de funcionar por la falta de piezas de repuesto.
Más adelante, entre otros muchos disparates, se ensamblaron motores
Hino, adquiridos en Japón, sobre carrocerías cubanas y se promocionaron
como hechos en Cuba, con el nombre de Girón, cosa que provocó la
protesta de los nipones.
A principios de los 80 al fin se logró -con la cooperación de Hungría y
la URSS- la construcción del famoso e incómodo Girón XX, que en una
década siguió el camino de todos los demás autobuses en Cuba:
convertirse en chatarra.
El régimen cubano, para no gastar dinero en ómnibus nuevos y de buena
calidad, renuente a firmar convenios realistas, ha recurrido a recoger
ómnibus en los basureros de Europa y Corea del Sur. Con ello, lo único
que ha logrado es convertir a los mecánicos cubanos en magos. Y acumular
carros parados en las terminales.
En referencia al muy secreto asunto del por qué se paralizó la
construcción del Metro de la Habana, conozco de primera mano que todo se
debió a que Fidel Castro, que ya empezaba a sentir los efectos de la
crisis soviética, al conocer que debía pagar la mitad del costo total de
la obra, la suspendió alegando peligros de derrumbes y hasta sabotajes
del enemigo.
Hoy la transportación de pasajeros en La Habana (en el interior del país
casi no existe) sigue al 30% de la necesidad de la población. Y todo
porque Fidel Castro -no culpemos a su hermano, que es solo un ineficaz
administrador- sigue sin querer invertir su dinero en el transporte
público. Lo que el Estado gastó en los ómnibus Yutong, a los Castro les
pareció demasiado.
Source: Les prometieron un Metro en La Habana | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad-destacados/sonaron-con-un-metro-en-la-habana/
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