Verdades de la diplomacia médica cubana
Los aplausos a las misiones médicas no deben ocultar los abusos contra
los profesionales que las integran
ALEJANDRO TARRE 25 MAY 2015 - 19:53 CEST
Si un Gobierno decide enviar médicos a los países donde más los
necesitan, ¿cómo reaccionaría usted? Seguramente aplaudiría a ese
gobierno, como muchos aplaudieron a Cuba cuando anunció el año pasado
que enviaría a África una misión de casi 500 médicos para combatir el
ébola. Si luego le dicen que ese mismo gobierno viola los derechos
básicos de los médicos de las misiones, ¿qué diría? Probablemente
criticaría al gobierno por esas violaciones. Pero esas críticas no
serían críticas a la labor de los médicos ni a la idea de enviar
trabajadores de salud a otros países. Serían críticas a los abusos del
gobierno.
El caso de Cuba no pareciera admitir estos matices. Rara vez los
aplausos a las misiones médicas van acompañados de denuncias a los
abusos cometidos contra los profesionales que las integran. Es como si
señalar estos atropellos de alguna manera denigrara la labor misma de
los médicos o desestimara la importancia de las misiones internacionales
de salud.
Ayudar a la población de estos lugares es una tarea importante, lo cual
explica las loas a la diplomacia médica cubana. Según cifras oficiales,
más de 250.000 médicos cubanos han servido en el exterior durante las
últimas cinco décadas. Ahora, hay alrededor de 50.000 desplegados en 66
países. En 2005, cuando un terremoto sacudió a Paquistán, el gobierno de
Cuba envió inmediatamente una brigada médica. Lo mismo hizo después del
terremoto en Haití en 2010.
En el mundo siempre habrá lugares con una grave escasez de doctores.
Ayudar a la población de estos lugares es una tarea importante
Pero estas misiones son más que una labor caritativa. Por cada médico,
Cuba cobra un monto específico al país anfitrión o a los países donantes
a través de organizaciones no gubernamentales o agencias multilaterales.
De ese monto sólo una pequeña parte se destina a los gastos de la misión
y los salarios de los doctores. El resto lo embolsa el gobierno. De
hecho, Cuba obtiene un ingreso anual de aproximadamente 6.000 millones
de dólares por la exportación de médicos. Ninguna otra industria cubana,
ni siquiera el turismo, es tan rentable.
El caso de la estrategia desplegada en Venezuela es el más extremo, pero
no el único. Desde 2003, La Habana recibe de Caracas petróleo en
condiciones preferentes, que paga fundamentalmente con trabajadores de
salud. Un acuerdo bilateral de 2011 reveló que Cuba cobraba a Venezuela
más de 10.000 dólares mensuales por cada médico. Julio César Alfonso,
presidente de la ONG Solidaridad sin Fronteras, señala que los doctores
cubanos en ese país ganan apenas entre 250 y 350 dólares al mes. Es
decir, la isla le paga a cada doctor un minúsculo porcentaje de lo que
cobra por su trabajo.
A finales de 2013 el gobierno de Brasil inició el programa Mais Médicos
con el objetivo de traer doctores de otros países para prestar servicios
a poblaciones de lugares remotos sin asistencia médica. La
administración de Dilma Rousseff anunció que pagaría por cada médico
cubano 10.000 reais mensuales, que eran alrededor de 4.200 dólares
cuando comenzó el programa. Inicialmente Cuba anunció que el salario
mensual de los doctores sería entre el 40 y 50% de esa cantidad, pero
terminó siendo aproximadamente la mitad del monto prometido. Este
salario es mucho más alto que el de los médicos en Venezuela, pero mucho
más bajo al de los galenos de otros países que son parte del mismo
programa. El pasado noviembre una fiscal brasileña declaró que Mais
Médicos era "francamente ilegal".
Los bajos salarios son solo parte del problema. Organizaciones no
gubernamentales, periodistas y académicos como Stéphanie
Panichelli-Batalla han recogido testimonios de doctores que integran o
han integrado las misiones cubanas. Panichelli-Batalla, profesora de la
Universidad de Aston en Birmingham, dice que los médicos de algunas
misiones no tienen casi quejas sobre el trato que reciben, pero los de
otras describen su experiencia como esclavitud.
En Venezuela, donde trabaja la mayor parte de la fuerza médica cubana
internacional, los trabajadores de salud a veces son obligados a
trabajar horarios casi inhumanos y a vivir bajo condiciones de
hacinamiento, con frecuencia en barrios muy peligrosos. Por lo general
carecen de libertad de movimiento y están bajo vigilancia constante.
Para evitar deserciones, les dan pasaportes que no admiten visas de
ningún otro país y parte del salario lo reciben cuando regresan a Cuba.
Algunos han denunciado que sus tareas en la misión incluían proselitismo
político.
¿Por qué los médicos aceptan entonces participar en las misiones?
Fundamentalmente, por razones económicas. Así su salario sea un pequeño
porcentaje del dinero que Cuba recibe, ese porcentaje sigue siendo mucho
mayor a su salario en la isla, aproximadamente 60 dólares al mes después
de un aumento el año pasado. Algunos también participan en las misiones
buscando una vía de escape. Sólo en 2013 y 2014 más de 3.000 médicos
desertaron a Estados Unidos bajo un programa especial de visas para
doctores cubanos.
Por supuesto, el maltrato a los trabajadores de salud no debería
sorprender a nadie. Si el gobierno de Cuba no respeta los derechos de
los cubanos dentro de la isla, ¿por qué se comportaría de manera
diferente con los médicos que envía al exterior? Aún así, el silencio
sigue siendo decepcionante. Tradicionalmente la izquierda ha llevado la
bandera de la defensa de los derechos laborales y las condiciones de
trabajo justas, así como de la lucha contra la explotación. Y esta lucha
ha beneficiado al mundo. Pero en este caso, como en muchos otros, el
gobierno cubano ha recibido un trato especial.
Alejandro Tarre es periodista venezolano. Twitter @alejandrotarre
Source: Verdades de la diplomacia médica cubana | Internacional | EL
PAÍS -
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/25/actualidad/1432575666_671753.html?ref=rss&format=simple&link=link
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