Falsos avisos sobre la legalización de la empresa privada
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Mayo 25, 2016
En la portada del tabloide donde aparecen publicadas la
Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo
Socialista Plan Nacional de Desarrollo y Social hasta 2030 debió
advertirse que era importante leer desde el principio y no lanzarse
directamente a los subtítulos más llamativos.
Quizás así algunas agencias de prensa –y nosotros también, porque
publicamos su versión antes de que el documento llegase a nuestras
manos– se hubieran ahorrado el incalificable error de anunciar como
actual o aplicable "en un futuro próximo" lo que en el prólogo del
documento se advierte que no es para ahora, sino para cuando lleguemos
"a la sociedad futura a la que aspiramos". También queda claro en la
introducción, donde se reitera que el texto "está redactado de modo
general en tiempo presente, con el propósito de conceptualizar el futuro
deseado, una vez actualizado el Modelo".
Quienes creyeron y divulgaron la idea de que "el Partido Comunista de
Cuba reconoce a las pequeñas y medianas empresas privadas" pasaron por
alto la nota del diario Granma que identifica lo publicado como
"proyectos". Tampoco leyeron bien el Informe Central del VII Congreso
donde se dice que ambos documentos "serán debatidos democráticamente por
la militancia del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas". Esto
significa que, para que algún día Cuba tenga las ansiadas pequeñas y
medianas empresas, las medidas publicadas ayer tendrán que ser aprobadas
en los debates, convertidas después en leyes y, por último, aprobadas en
el parlamento.
Por suerte, los precipitados corresponsales extranjeros, que no leyeron
el principio, tampoco rebasaron el punto 229 donde se dice (en tiempo
presente) que "el peso cubano es la única moneda y centro del sistema
financiero, que cumple adecuadamente sus funciones de dinero". De haber
llegado hasta tan lejos, hubieran sacado triunfales titulares anunciando
el fin de la dualidad monetaria.
Una lectura menos superficial de la Conceptualización revela detalles
mucho más interesantes. El primero es que en ningún momento se hace
alusión a que el objetivo final de todo este proceso es llegar algún día
a disfrutar de la sociedad comunista; el segundo es que a la
conceptualización del socialismo cubano no le parece esencial la
eliminación de la explotación del hombre por el hombre y que, quizás por
eso, el marxismo-leninismo ya no es "la columna vertebral" ni "la guía
inequívoca de nuestra ideología", sino una causal más que comparte
protagonismo con el legado martiano, el pensamiento de Fidel Castro y la
obra del Partido.
Llama la atención la ambigüedad con que se habla del Período Especial,
sin reconocer ni pronosticar su terminación, así como la indefinición de
temas puntuales como la eliminación del sistema de racionamiento, el
ejercicio del trabajo por cuenta propia en profesiones diplomadas o los
derechos humanos. Ni siquiera se menciona la prometida nueva Ley
Electoral, que tanto interés ha despertado en la oposición cubana.
Se reitera hasta el aburrimiento la preponderancia de las decisiones del
Estado por encima de cualquier consideración proveniente del mercado. De
esta manera, la planificación, los intereses sociales, el control y la
llamada "propiedad socialista de todo el pueblo" tienden a opacar, e
incluso a vampirizar, cualquier iniciativa de un emprendedor privado.
Cuando se habla ligeramente de los asuntos internacionales se nota la
ausencia de un compromiso en la lucha contra el terrorismo, aunque se
encuentra espacio para la solidaridad con un conjunto de gobiernos de
corte izquierdista en América Latina cuyo destino es hoy cuando menos
incierto.
En un documento de tan largo alcance, resulta sorprendente que se siga
citando, como si fuera una revelación, la tantas veces repetida
definición del concepto Revolución, formulada por Fidel Castro hace 16
años, más apropiada para un manual de autoayuda que para una declaración
política, carente de valor teórico o significación literaria. También
hay espacio para las citas de cierto refranero raulista, como aquello de
que hay que hacerlo todo "sin prisa pero sin pausa" o su simpática
recomendación de que hay que tener "los oídos y los pies bien puestos
sobre la tierra", aunque de seguirlo literalmente ello resulte en una
embarazosa posición.
Esta Conceptualización correrá la misma suerte de aquel olvidado
Programa del Partido Comunista de Cuba, fruto del III Congreso en 1986,
que nunca llegó a cumplirse. Esta vez, la culpa no caerá sobre el
derrumbe de un muro en Berlín, sino sobre el cumplimiento de ciertas
leyes de la naturaleza que no andan creyendo en voluntades políticas, en
ideologías superadas o supersticiones sin fundamento.
Source: Falsos avisos sobre la legalización de la empresa privada -
http://www.14ymedio.com/opinion/falsos-avisos-conceptualizacion-inconclusa_0_2004999486.html
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