Cuba: cambios, ¿para qué?
La Habana ha demandado más concesiones a Washington, sin eliminar las
legislaciones vigentes que restringen los derechos económicos, sociales
y políticos de sus ciudadanos
Por Pedro Corzo 26 de enero de 2017
Asumir responsabilidad por los fracasos demanda integridad y coraje,
condiciones que le han faltado a la dinastía de los hermanos Castro
porque, a pesar de los ingentes esfuerzos del ex presidente Barack Obama
por reducir las restricciones económicas impuestas por el embargo a
Cuba, el Gobierno de la isla sigue responsabilizando a Estados Unidos de
su ruina.
La abstención del Gobierno estadounidense en la votación en la Asamblea
General de Naciones Unidas sobre el embargo a Cuba, como anteriores
medida de la Casa Blanca que facilitaron las relaciones económicas entre
los dos países, no han sido respondidas con reformas estructurales que
favorezcan la democracia económica y política en la isla.
Por el contrario, La Habana ha demandado más concesiones a Washington,
sin eliminar las legislaciones vigentes que restringen los derechos
económicos, sociales y políticos de sus ciudadanos.
El canciller de los Castro demandó, entre otros consentimientos, que
Estados Unidos empiece a importar productos o derivados elaborados por
empresas estatales y que permita a entidades gubernamentales, bancos y
empresas abrir cuentas en bancos estadounidenses.
El régimen ha presentado muchas más demandas, exigencias para expresarlo
con más propiedad, pero todas tienden a favorecer al Gobierno y no a la
población.
El propio ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, ha dicho que
el Gobierno de Estados Unidos —a pesar de las muchas limitaciones que
fueron suprimidas por la Casa Blanca— es el responsable de que Cuba no
haya cumplido su plan de crecimiento económico por haber endurecido el
embargo.
El totalitarismo insular confunde, a propósito, la condescendencia con
debilidad. Juega al jaque mate, no entiende de una negociación en que
las partes acuerden tablas, porque en su estrategia hacer concesiones es
igual a la derrota.
Sin duda alguna la política de Estados Unidos hacia Cuba resta
herramientas al arsenal retórico del régimen, pero La Habana nunca ha
actuado con base en lo que dicen o hacen otros gobiernos, sino según sus
intereses; el castrismo nunca ha requerido pretexto para hacer lo que ha
estimado conveniente para subsistir, afirmación que se sostiene en los
58 años que lleva en el poder.
Por muchas concesiones que haga la Casa Blanca, nunca la dictadura
dispondrá medidas que afecten el entramado legal que criminaliza a la
oposición y a las actividades económicas independientes más allá de la
gestión artesanal. La nomenclatura cubana abriga la convicción de que un
individuo con bienes que superen las condiciones de supervivencia es un
riesgo para su estabilidad.
El presidente Barack Obama hizo todo lo posible por restarle al embargo
el mayor número de herramientas, pero la dictadura demanda la derogación
de esa medida de forma completa sin hacer cambio alguno. Aún más,
estudia muy detenidamente los pro y los contra de las decisiones que a
su favor pueda decretar Washington, porque tiene una gran aprensión a
que una disposición no correctamente analizada afecte su sobrevivencia.
El propio Ben Rhodes, alto funcionario del Gobierno del presidente
Obama, dijo: "En materia de derechos humanos, sin embargo, no hemos
visto los mismos progresos", "Todavía el Gobierno cubano acosa y detiene
a los opositores pacíficos; es cierto que se han liberado algunos presos
políticos y hay cierta flexibilidad en alguno puntos, pero en general el
respeto a los derechos humanos no ha alcanzado el nivel que nosotros
esperamos". En conclusión, la Casa Blanca actuó a futuro con pleno
conocimiento del presente y del pasado.
En su discurso ante Naciones Unidas, la antigua representante
estadounidense Samantha Power sólo pudo enumerar las decisiones de
Estados Unidos en relación con Cuba. No expuso ninguna que el Gobierno
de la isla haya dispuesto a favor de sus ciudadanos, pero afirmó que
Washington, en dos años, modificó "las normas de aplicación del embargo
seis veces".
Power agregó: "Estamos profundamente preocupados por las graves
violaciones de los derechos humanos que el Gobierno cubano sigue
cometiendo con impunidad contra su propio pueblo, como la detención
arbitraria de quienes critican al Gobierno; la amenaza, la intimidación
y, a veces, la agresión física a los ciudadanos que participan en
reuniones y marchas pacíficas; y la severa restricción del acceso que
tiene la gente de la isla a la información externa", a pesar de ese
conocimiento las aquiescencias nunca disminuyeron.
No importa las concesiones que hagan Estados Unidos, la Unión Europea o
cualquier organismo internacional, el régimen tiene la convicción que
los cambios pueden significar la pérdida del poder y ese evento no está
en la hoja de ruta del castrismo.
Source: Cuba: cambios, ¿para qué? - Infobae -
http://www.infobae.com/opinion/2017/01/26/cuba-cambios-para-que/
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