¿Por qué no avanzan las propuestas de la 'actualización' raulista?
PEDRO CAMPOS | La Habana | 26 de Enero de 2017 - 09:20 CET.
Las transformaciones principales propuestas por la "actualización"
raulista al modelo "estatal-socialista" (el cuentapropismo, el
cooperativismo y la inversión extranjera) no han podido prosperar, pues
de aplicarse consecuentemente, acabarían con su sostén: la explotación
asalariada de los trabajadores por el Estado.
De liberarse completamente el cuentapropismo y permitir a todos los
profesionales trabajar libremente en sus propios negocios privados, la
gran mayoría de la fuerza de trabajo, especialmente médicos, ingenieros
y maestros, dejaría sus trabajos para el Estado y este perdería sus
principales fuentes de ingresos en divisa y en moneda nacional.
De autorizarse el cooperativismo independiente y permitirse que los
ciudadanos se asocien libremente para organizar todo tipo de
cooperativas, incluidas cooperativas médicas (como las clinicas
mutuales), cooperativas de maestros para formar escuelas de patronato
independientes del Estado, cooperativas de construcción, cooperativas de
consumo, cooperativas en fin de todo tipo, igualmente la gran mayoria de
los profesionales buscaría emplearse en cooperativas y abandonaría sus
trabajos para el Estado por sus bajos salarios
De permitirse ampliamente la inversión extranjera en Cuba, en
condiciones normales de mercado libre, que necesariamente tendría que
incluir la contratación libre de la fuerza de trabajo, el Estado tendría
que cerrar sus empresas porque todos los trabajadores se irian para las
empresas extranjeras con mejores salarios.
Las empresas estatales no están preparadas ni diseñadas para competir
con ninguna de esas tres formas de producción, como lo viene demostrando
la limitada apertura al trabajo por cuenta propia y las pequeñas
empresas en el sector gastronómico y de turismo.
En fin, el actual trabajo asalariado, en condiciones practicas de
esclavitud, para el Estado cubano, dizque socialista, que constituye la
base (relaciones de producción) sobre la cual se sustenta toda la
superestructura politica y social del "estatal-socialismo" (en verdad un
capitalismo monopolista de Estado abigarrado), podría desaparecer en
poco tiempo si tan siquiera una sola de esas reformas raulistas fuera
amplicada consecuentemente. ¡Imaginemos las tres!
Esa es la explicación al eslógan "Sin pausa, pero sin prisa" que ha
caracterizado las transformaciones inciadas en el 2007, pues los que
concibieron las "reformas" comprendieron que su aplicación consecuente
derivaría en la reducción paulatina del capital humano que ahora explota
el Estado en función de los intereses de una clase burocrática.
Por eso se mantiene un número estrecho de actividades por cuenta propia;
se les imponen altos impuestos; no se crea el mercado al por mayor; las
cooperativas agropecuarias siguen atadas al Estado en múltiples
aspectos; la creación de una cooperativa no agropecuaria precisa la
aprobación del Consejo de Estado; las que se permiten se subordinan a
empresas estatales; persisten los monopolios estatales en el comercio
interno y exterior; no se aprueban las propuestas de inversiones
extranjeras; se impide la libre contratación de la fuerza de trabajo por
las empresas extranjeras, lo cual desestimula ese tipo de inversión; no
se permita la inversión de emigrados cubanos; y otras por el estilo.
Sin percatarse de ello, con todos esos obstáculos a sus propias
propuestas, el raulismo ha demostrado que el modelo de socialismo
burocrático desde el Estado y desde arriba, no es reformable y demanda
un cambio pleno en toda la concepción de la economía, especialmente en
relación con el papel predominante que han querido conceder a la
propiedad estatal explotada en forma asalariada y el control total de
los mercados y la banca por el Estado.
Se confirma una vez más en Cuba, y ya se había demostrado en la URSS, el
"campo socialista" europeo, en China y en Vietnam: la explotación
generalizada de los trabajadores por el Estado solo conduce al
agotamiento de las fuerzas productivas, del "capital humano" y
especialmente, a la emigración de la fuerza de trabajo.
Y se reitera que la única manera de sacar adelante la economía del país,
es abandonar esa filosofía estatalista y asumir la diversidad de formas
de producción, como correspondería al socialismo según explicaron los
"comunistas democráticos" de Ginebra en la Crítica al Programa de Gotha,
redactada por Karl Marx, para lo cual, habría ahora que descomponer la
concentración de la propiedad estatal en asociada o cooperativa de tipo
autogestionaria, privada, de capital extranjero y en su mixtura.
Se trata en suma de la respuesta a la pregunta: ¿Quién controla la
economía? La burocracia o el pueblo, compuesto por los trabajadores
libres asociados (cooperativas, mutuales, empresas autogestionadas,
instituciones y asociaciones de patronato colectivo), trabajadores
libres privados y empresarios pequeños, medianos y grandes, con sus
asalariados sujetos a leyes reconocidas internacionalmente que les
garanticen sus intereses y sometidos todos a la competencia del
mercado, con leyes antimonopolios, con posibilidades de cooperar entre
todas esas formas y con un Estado de derecho que reconozca la propiedad
privada y la asociada.
Aplíquense consecuente e integralmente esas tres medidas aprobadas por
el VI Congreso del propio PCC y en poco tiempo veremos prosperar la
economía, el bienestar de la sociedad toda y una disminución de la
emigración y, especialmente, el traspaso del poder económico de la
burocracia al pueblo. Sería el renacer de la nación cubana, con todos y
para el bien de todos.
Source: ¿Por qué no avanzan las propuestas de la 'actualización'
raulista? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1485301132_28403.html
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