La fuerza de trabajo más maltratada en Cuba
El abuso de los caballos es una realidad, pero en Cuba no existe una
sola ley que obligue a su cuidado y regule su explotación
Jueves, enero 26, 2017 | Ana León
LA HABANA, Cuba.- En las provincias del centro y oriente cubano es muy
frecuente el uso de los caballos para realizar faenas, o transportar
pasajeros. En Holguín, por citar un ejemplo, prácticamente abundan más
que los ómnibus, cuya esporádica frecuencia ha provocado que las
personas recurran a los llamados "coches".
Desde el reparto Pueblo Nuevo hasta el centro de la ciudad o el Valle de
Mayabe, los caballos deben recorrer largas distancias enganchados a una
pesada carreta donde van ocho o nueve personas, además del cochero.
Cuando llegan a destino, apenas pueden tomar un respiro antes de
emprender la misma rutina de regreso, por calles estrechas y llenas de
baches donde también circulan, desordenadamente, toda clase de
vehículos. Un caos sorteable únicamente con destreza y, como se dice en
buen cubano, dando cañona.
Como viene sucediendo en el sector privado, el alza de los impuestos y
la vigilancia canina de los inspectores -más concienzudos en Holguín que
en la capital-, han incidido en la dinámica de esta actividad económica
que, de no existir, afectaría la vida cotidiana y laboral de los
holguineros.
Por otra parte, ha disminuido el precio del pasaje, medida razonable
teniendo en cuenta que vale tres pesos y la mayoría de los clientes
necesita realizar dos o tres viajes diarios en coche. Si este importe se
multiplica por cada día hábil, es fácil deducir que la suma de 120 0 180
pesos representa un agujero enorme en un salario promedio que no rebasa
los 500 pesos mensuales; sobre todo en una provincia donde mucha gente
vive de su sueldo, o al menos lo intenta.
Si el usuario reclama, el Estado presiona y el cochero tiene bocas que
alimentar, la soga se parte, entonces, por el lado más débil: el
caballo. Frank Luis, un cochero que tira pasaje desde Pueblo Nuevo al
Valle de Mayabe (3 km aproximadamente), comentó a CubaNet que no es
recomendable que un caballo realice tal esfuerzo más de tres o cuatro
horas diarias. "Este trabajo es muy duro para el caballo, sobre todo
porque las carreteras están muy malas y se puede torcer una pata o
recibir un golpe de un carro (…) Lo justo que se le puede sacar en
cuatro horas de trabajo son 200 o 250 pesos, pero no más si quieres que
te dure unos años".
La cifra parece enjundiosa con respecto al salario promedio en Cuba;
pero pierde todo su encanto al conocerse que el cochero debe pagar al
Estado la Licencia (100 pesos), Seguridad Social (87 pesos) y Derecho de
Piquera (20 pesos). A ello habría que sumar el pago del corral (25 pesos
diarios), pues hay quien no puede tener al bruto en casa; más los gastos
considerables por alimentación y atención veterinaria.
Nano Bermúdez trata de no explotar a su caballo, que labora 6 horas
diarias; pero explicó a CubaNet que solo en comida para el animal debe
gastar entre 80 y 100 pesos cada jornada. "El saco de yerba me cuesta 30
pesos, tengo que pagar 35 por 10 libras de harina de maíz, más 20 pesos
en miel de purga (…) Lo ideal es darle dos huevos crudos con la miel y
la harina; pero aquí no encuentras huevos ni para darle a tus hijos".
La solución adecuada a este problema, según el cochero, sería topar los
precios para los particulares que venden el forraje de los caballos. Con
ello, sostiene, "los animales se alimentarían mejor y uno ahorraría un
poco más".
Otro inconveniente es la escasez de piezas para arneses y carretas. La
mayoría de los caballos utilizados para el transporte usan arreos
improvisados que les lastiman dientes y encías, haciéndolos sentir
visiblemente molestos. Las lastimaduras producidas por el bocado son
particularmente dolorosas cuando el cochero jala las riendas para guiar
al animal, provocándole irritación y descontrol. Abundan carros
defectuosos, cuyas insuficiencias técnicas y trastabilleos son
compensados por la fuerza bruta del caballo, lo cual inevitablemente le
produce daños acumulativos en huesos y músculos.
Se estima que los caballos utilizados en estos menesteres viven
alrededor de 15 años. Si bien algunos cocheros ofrecen a su animal el
mejor cuidado posible, no es de extrañar que la mayoría acaben
reventados en pocos meses de trabajo. Nano reconoce que es muy fácil y
barato conseguir caballos en Holguín, así que los dueños no se preocupan
mucho por el reemplazo de sus bestias.
El abuso de los caballos es una realidad, pero en Cuba no existe una
sola ley que obligue a su cuidado y regule su explotación. En pleno
siglo XXI, la protección a los animales está entre las cuestiones menos
discutidas. Mientras los escasos esfuerzos en este sentido se concentran
en proteger a perros y gatos, la existencia de los equinos -considerados
mera fuerza de trabajo- es dura e ingrata por la mano del hombre, quien
lo fustiga sin miramientos y luego termina sus días con un sacrificio cruel.
Source: La fuerza de trabajo más maltratada en Cuba | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/la-fuerza-de-trabajo-mas-maltratada-en-cuba/
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