El difícil renacer del azúcar, otrora rey en Cuba
Economía
26 Abr 2017 - 7:19 AM
Hector Velasco / AFP
El país que hasta 1989 era uno los mayores proveedores de azúcar en el
mundo intenta recuperar la industria tras la terrible crisis desatada
por la caída de su protector soviético, que compraba casi toda la
producción cubana a precios preferentes.
Los intestinos metálicos están a la vista. Ha sido una demolición lenta
y punzante para los sobrevivientes del Cuba Libre. Ya no huele a melaza
en Pedro Betancourt, el municipio donde operó el centenario ingenio.
Una década después de que se ordenara su desmantelamiento, todavía es
posible ver a una grúa con obreros sobre los escombros de hierro y
concreto. Al final solo quedarán en pie las dos chimeneas apagadas.
La fábrica que humeaba sobre los verdes cañaverales de la provincia de
Matanzas, en el este de la isla, paró de moler en 2004, y tres años
después comenzó su desarticulación.
Dice Eliécer Rodríguez, jefe de la obra, que al pasar por ahí algunos
lloran. "Yo lo tumbo, pero la decisión es de otros", se justifica.
Fue una de las 100 fábricas (el 64% del total) forzadas a desaparecer
por falta de caña dentro de un proceso de reorganización socialista que
arrancó en 2002. Ninguno de los 100.000 trabajadores dejó de recibir
salario por un tiempo.
Sin embargo, muchos debieron dedicarse a desyerbar o a tareas diferentes
de las que sabían. Algunos comenzaron a trabajar por su cuenta como
taxistas o agricultores, aprovechando la cauta apertura que alienta el
gobierno. Otros emigraron a Estados Unidos.
"Cerrar un ingenio siempre resulta traumático en términos humanos, en
términos sociales, la Revolución lo que hizo fue tener mucho cuidado en
no desatender a nadie", señala Rafael Suárez, director de Relaciones
Internacionales de la estatal Azcuba.
El país que hasta 1989 era uno los mayores proveedores de azúcar en el
mundo intenta recuperar la industria tras la terrible crisis desatada
por la caída de su protector soviético, que compraba casi toda la
producción cubana a precios preferentes.
Antes de la Revolución de 1959, Estados Unidos era el cliente
preferencial de los cubanos, pero luego impuso el embargo que todavía
está vigente.
Hoy, 54 fábricas están funcionando. El 60% de la tierra cañera cambió de
cultivo o sirve de pasto para el ganado. El peso del azúcar en las
exportaciones cayó del 73% de los ochenta a un 13% en 2015 (0,7% del PIB).
Julio Domínguez y Arnaldo Herrera, de 84 y 86 años, trabajaron en el
Cuba Libre hasta su cierre. El primero sobrevive con su jubilación en
una casa modesta con su esposa, y Herrera gana algunos pesos extras
cuidando que no se atasque una válvula de agua.
El ingenio era "la vida de la gente que vivía aquí, y a la vez que
cambia eso, cambia la vida, hasta monetaria, porque no hay ni
productividad", afirma Herrera.
El mismo lamento recorre los otros bateyes donde las plantas azucareras
pararon. Históricamente, la industria de la caña ha pagado por lo menos
el doble del salario promedio en Cuba. Hoy, ese ingreso está en los 28
dólares mensuales.
"Este municipio está en cueros. El tabaco es lo único que tiene",
lamenta Domínguez. La demolición les martilla la cabeza.
A 70 km del Cuba Libre, respira una chimenea. Desde que inició en
noviembre la cosecha que terminará en mayo, el ingenio Jesús Rabí muele
todo el día. El olor dulzón envuelve al alegre batey.
Mientras una fábrica no termina de caer, otra renace.
Pero "aquella situación en que Cuba era el mayor exportador de azúcar,
siendo un país tan pequeño, no volverá jamás, ni tiene sentido, ni (lo)
pretendamos", afirma Suárez.
Deshecho el campo socialista, el país lidió con la baja cotización en el
mercado, la falta de inversiones y de insumos agrícolas para el cultivo.
El sector cayó en depresión.
De los ocho millones de toneladas de azúcar sin refinar que alcanzó a
producir hasta los noventa, Cuba apenas superó el 1,1 millón de
toneladas en 2010.
"Ese fue el fondo del pozo, pero a partir de ahí se han hecho esfuerzos,
se han mejorado los ingenios, se ha puesto mucho énfasis en la
recuperación de la producción de caña", señala el directivo de Azcuba.
Aun cuando las cosechas altamente mecanizadas no rinden lo esperado, la
producción ya ronda las dos millones de toneladas, de las cuales se
destinan hasta 700.000 para el mercado interno. El resto se exporta a
países como China y Rusia.
Cuba, que ahora quiere atraer la inversión extranjera antes rechazada,
tiene capacidad instalada para producir hasta cuatro millones de
toneladas del endulzante en la próxima década.
La estrategia no es solo fabricar más azúcar sino también mayores
derivados y subproductos: ron, alimento para el ganado y energía
eléctrica renovable, según Suárez.
A los 63 años, Juan Hernández, un operario de caldera, volvió a trabajar
en lo que sabe. Antes de llegar al Jesús Rabí, pasó por dos ingenios que
cerraron. Fueron "días amargos (...) un ingenio parado es un ingenio
parado. No hay economía", sostiene el hombre.
Otros miles de cubanos no corrieron su suerte.
Source: El difícil renacer del azúcar, otrora rey en Cuba |
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