SOCIEDAD
Fortunas personales vs. Fortunas discrecionales
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Mayo (www.cubanet.org) - Los cubanos somos gente muy
llana y directa. Para el gusto de algunos, demasiado. Hay que reconocer
que somos un linaje activo y creativo. Esta última es una característica
que nos toca a todos en mayor o menor medida. Sacamos cualquier cosa,
bajo cualquier sombrero. El único requisito es que alguna presión lo
demande.
En la última edición de Mesa Redonda, la correspondiente al 15 de mayo,
pudo constatarse esta afirmación en la práctica. Se trató de que la
revista Forbes situara al gobernante Fidel Castro como la séptima
fortuna del mundo. Al cabo de más de cuatro horas de cantos de loas y
alabanzas al Máximo, con Mea Culpas y ejercicios catárticos personales
incluidos, Castro emplazó a Forbes.
Según Castro y el equipo especializado que le acompañó en la "batalla"
televisiva, Forbes debe demostrar que Castro dispone de una fortuna
personal de varios centenares de millones de dólares. De lo contrario,
Castro habrá ganado y Forbes perdido el mayor capital de una
publicación: su credibilidad.
Como estoy educado en aquello de trabajar para el inglés, es decir,
hacerlo sin que se reconozca o se pague mi trabajo. A cambio de
banderitas o diplomas. Quiero darle una manito a Forbes en el mismo
espíritu en que he sido educado: Completamente gratuita.
Lo que la racionalidad común indica, es que la gente crea su riqueza, la
acumula, la gasta y la disfruta. Este es el origen de la mayoría, por no
decir de todas las fortunas personales. La clase política cubana ha
hecho un aporte novísimo y muy conveniente a la vieja ecuación. En Cuba,
nuestra clase política se ocupa únicamente de los tres últimos pasos.
Las fortunas no son personales -le doy razón a Castro- son
discrecionales. Ellos acumulan, gastan y disfrutan.
Tienen facultades discrecionales para disponer de toda la riqueza
nacional. Once millones y medio de esclavos trabajan o hacen que
trabajan. La clase gobernante cubana, simplemente se apropia
discrecionalmente de los frutos de todo eso.
Entonces toda la riqueza de que habla Forbes existe, pero no en la forma
de riqueza personal a nombre de alguien. Es riqueza discrecional en
nombre de algo. Esta riqueza se distribuye de mayor a menor a lo largo
de la pirámide social. Todo a partir de las facultades discrecionales
que concede el poder absoluto.
Al cubano de a pie le corresponde el usufructo nominal de todo eso. Esto
se reduce a una nominal asistencia médica gratuita, una nominal
educación gratuita, todo concebido como virtuales "conquistas sociales".
Realmente, todo se traduce en viajar en camellos o en incómodos
invernaderos rodantes, con cristales herméticos marca Castrozua.
Se puede además, estar mal nutrido, mal vestido y mal calzado, pero
queda claro que no hay fortunas personales, sólo discrecionales. Si
existen fondos en el extranjero a nombre del gobierno cubano, los
distribuye el gobierno cubano, de mayor a menor, como Dios manda.
Quizás esto le explique a Forbes por una parte y a Ramonet y al resto de
los amigotes por la otra por qué algunos alcanzan en la repartición
aires acondicionados centrales para sus cómodas viviendas y otros los
incómodos invernaderos rodantes de cristales Castrozua.
Los millones que Forbes atribuye a una eventual fortuna personal del
Máximo son, en realidad, la fortuna discrecional de una dictadura. En
Cuba existe "la reserva del Comandante en Jefe", esta reserva la maneja
el gobernante Fidel Castro, discrecionalmente. En ella puede encontrarse
desde un tornillo, hasta un televisor, desde una casa de campaña, hasta
una lujosa residencia.
Desde este saco sin fondo, a raíz de la toma del poder por parte de Evo
Morales en Bolivia, han salido:
Aproximadamente 700 médicos para asistencia médica gratuita en Bolivia.
Equipo y personal para 20 hospitales rurales y seis centros de cirugía
ocular. Súmese 140 expertos y 30 mil televisores y material escolar para
programas de alfabetización y la bicoca de 5 mil becas para estudiantes
bolivianos en las universidades para revolucionarios de Cuba. Sólo Midas
o los miembros de la lista de Forbes disponen de poder personal para
regalar tanto. Esto es autoridad omnímoda y munificencia discrecional.
Las advertencias hechas en el pasado al marxismo caprichoso son
dramática realidad en Cuba desde 1959. Existe una élite cruel que es
dueña discrecional de todo. Esta tiene una estructura piramidal y
verticalista con una figura en jefe al frente. Esta figura no tiene una
necesidad real de fortuna personal, porque controla y distribuye
discrecionalmente una riqueza que es patrimonio de todos los cubanos.
Para concluir, considero oportuno citar a Juan Benemelis en su excelente
trabajo "El fantasma de Marx". Dice Benemelis: "Al satisfacer sus
necesidades e impedir que otros las satisficieran, que otros dependiesen
de ellos para la subsistencia, la élite asumió definitivamente funciones
de clase al poder determinar si un individuo o grupo podía o no tener
acceso a los bienes necesarios para su subsistencia e incluso en qué
proporciones. Es, precisamente, esta autoridad de excluir lo que definió
a la burocracia como clase."
La esencia del asunto está en quién controla los bienes y los millones.
No existe fortuna personal, la fortuna es discrecional y se subordina a
un poder personal absoluto. Esto de veras que empeora las cosas. Más
allá de los cálculos de Forbes. Créanme, es así.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/may06/17a6.htm
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