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BAHIA HONDA, Cuba (AP) - Los cubanos están preocupados: el alza mundial
de los precios del arroz hizo que sus autoridades se afanaran en
aumentar la producción local para que sus platos tradicionales como el
sabroso "congrí", a base de arroz y frijoles, no sean un lujo inalcanzable.
Cuba importa hoy tres cuartas partes del arroz que consume y el gobierno
se propone reducir a la mitad las importaciones en los próximos cinco
años, según el viceministro de agricultura Juan Pérez Lamas.
Ello significará producir un 150% más de las 200.000 toneladas al año
que ahora se produce.
Los cubanos consumen un promedio de 60 kilos (130 libras) de arroz por
año, pero deberán modificar sus hábitos si no se revierte la actual
tendencia.
En cuestión de meses los precios mundiales treparon de 500 dólares la
tonelada a 1.200. En cambio, para la isla producir localmente una
tonelada cuesta unos 400 dólares, indicó Pérez Lamas en una reciente
conferencia especializada en el grano.
Los 11 millones de cubanos consumen unas 800.000 toneladas por año.
Para salir adelante, las autoridades agrícolas anunciaron una serie de
medidas como un aumento en el área de cultivo, de 127.000 a 150.000
hectáreas, la construcción de silos que permitan el almacenaje de cereal
en su cáscara hasta un año, la nivelación de los suelos, la reparación
de canales de riego y varios programas hídricos de trasvase entre una
provincias para combatir las sequías.
Se informó asimismo que se intensificará la certificación de la semilla
y la plantación de variedades resistentes a la baja humedad o las
plagas. Expertos del ministerio de la Agricultura, por otro lado,
trabajan con los campesinos y los dirigentes de las empresas estatales
para lograr un mejor rendimiento por hectárea.
Algunos agricultores han perfeccionado las técnicas de cultivo.
José Antonio Espinosa, director de la Cooperativa de Producción
Agropecuaria "Camilo Cienfuegos" en el occidente de la isla, se
enorgullece al observar sus 16 hectáreas sembradas de arroz, en las que
logra un rendimiento de seis o siete toneladas por hectárea, sin usar
químicos ni tecnología, muy superior al promedio de Cuba de unas cuatro
toneladas por hectárea.
"Con el precio (mundial) triplicado en estos meses, no concibo que quien
tenga una arroyo o una pequeña presa cerca no siembre arroz", dijo a la
AP Espinosa, de 74 años.
La cooperativa, no obstante, tiene unas 1.000 hectáreas y dedica la
mayor parte del terreno a la caña de azúcar. Al igual que otras
cooperativas, produce el grano para consumo de sus aproximadamente 300
trabajadores y el excedente lo vende.
Las autoridades no han aumentado los precios para dar incentivos a los
agricultores, aunque no se descarta que lo hagan en el futuro.
Un kilo (poco más de dos libras) de arroz cuesta unos 33 centavos de
dólar, mucho menos que a mediados de la década de 1990, en que se llegó
a vender por 1,30 dólares, un porcentaje enorme del salario mensual de
los cubanos.
Recientemente las autoridades debieron salir a conjurar un falso rumor
callejero de que este cereal sería eliminado de la libreta de
abastecimiento que el gobierno brinda a cada persona, porque su precio
lo hacía prohibitivo.
El resultado fue que en los agromercados casi desapareció por completo y
las autoridades tuvieron que calmar a la población.
"Cuba tiene garantizado el arroz para toda la población normado para
todo lo que resta del año. Hay 18 barcos (con cargas de arroz
contratados), fundamentalmente procedentes de Vietnam, nuestro principal
suministrador", dijo Pedro Alvarez, director de Alimport, la firma
compradora de alimentos de la isla.
Cuba llegó a producir el 80% del arroz que consumía, pero la producción
agropecuaria de la isla en general, no sólo la del arroz, se vino a
pique en los años 90 tras el derrumbe del bloque soviético, que enviaba
fertilizantes y químicos.
Los cubanos debieron cambiar su estrategia productiva, incluyendo el uso
de abonos orgánicos, la rotación de los cultivos y hasta la entrega de
tierras inútiles a campesinos para estimular la producción para el
consumo propio.
Mientras la mano de obra emigraba a las ciudades y las semillas no
certificadas demeritaban la calidad.
"Es un asunto de seguridad alimentaria", explicó a la AP el doctor Rubén
Alfonso, uno de los más destacados expertos en mejoramiento genético del
Instituto de Investigaciones del Arroz.
Pese a contar con la tecnología, Cuba se negó hasta ahora a usar
transgénicos, un tema sensible entre los productores de alimentos y los
expertos, que aún no logran determinar los efectos para la salud de este
tipo de productos, comentó Alfonso.
Agregó que los especialistas cubanos consideraron que "mediante el
método tradicional" y "el manejo integrado de cultivos" se puede crecer.
http://espanol.news.yahoo.com/s/ap/080624/negocios/rep_eco_cuba_arroz_1
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