2009-06-10.
Elías Amor, Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- La descentralización del comercio
agropecuario a partir de 1 de agosto pasa por ser la última de las
medidas desesperadas con las que Raúl Castro intenta afianzarse a un
modelo económico que se encuentra instalado en plena crisis y que clama
al cielo por su sustitución.
No hace falta ser un experto en Economía para concluir que la reforma
anunciada, al igual que otras precedentes, no va a servir para mejorar
las condiciones de vida de los cubanos que, una vez más, se ven abocados
a escasez, racionamiento y apagones como si estos fenómenos fueran
inseparables de la propia existencia del sistema.
Las noticias que llegan de Cuba son alarmantes. Los llamamientos de las
autoridades al ahorro, las amenazas directas a las empresas que no se
ajusten a los planes de los burócratas, la sensación real de asfixia y
de fin de ciclo se ha instaurado en sectores cada vez más amplios de la
sociedad cubana que observan que, ni siquiera el acceso al área del
dólar y la moneda convertible garantiza los alimentos y bienes
necesarios para sobrevivir.
¿Qué está pasando en la economía cubana para que se llegue a una
situación como ésta?
Afortunadamente, tenemos datos de los economistas independientes en la
Isla que nos ofrecen un diagnóstico preciso de las ineficiencias, las
trabas burocráticas y los errores sistemáticos de los planificadores
comunistas. A ello se añade la caída de los ingresos de exportación,
como consecuencia de la crisis mundial, de las remesas de las familias
en el exterior, así como también los pésimos indicadores de la campaña
turística.
Todo configura un conjunto de elementos estructurales y coyunturales
que inciden, en mayor o menor medida, en lo que en alguna ocasión he
denominado el "círculo vicioso de la economía cubana", que para las
autoridades castristas tiene otro nombre, el bloqueo o el embargo del
enemigo. Sin embargo, visto desde fuera, y con el objetivo de no
extender demasiado esta polémica terminológica, la verdadera raíz de los
problemas se encuentra en la necesidad de cambiar el modelo productivo y
de organización de la economía.
Y lo cierto es que motivos no faltan, pero cada vez que las autoridades
se embarcan en una posible reforma, lo hacen apoyándose en medios y
elementos burocráticos del pasado, sin reconocer que lo que
verdaderamente hace falta es destruir para construir, o como algunos
consultores de empresa denominan a esta acción, la "de construcción".
Un buen ejemplo es la propuesta descentralización del comercio
agropecuario. En esencia, el diagnóstico del problema es el de siempre.
Las tiendas estatales que distribuyen a la población los productos del
campo que entran a formar parte de la dieta de subsistencia diaria, se
encuentran permanentemente vacías, mientras que los productos se pudren
en las granjas y cooperativas estatales sin que exista una eficaz red de
transporte que los lleve a los centros de consumo.
Para resolver un problema tan simple, las autoridades han diseñado un
plan especial que entrará en vigor el día 1 de agosto (como si estas
cosas tuvieran un principio y un fin) involucrando a ministerios,
viceministros, empresas estatales, organizaciones de productores, de
transportistas, planificadores de la dieta de consumo, etc, en una
especie de conglomerado de ineficacia y burocracia, con el que se
pretende atajar el problema. Pienso que lo más simple sería reproducir
el mecanismo natural que se presenta en el libro titulado "La increíble
máquina de hacer pan". Daría resultados mucho mejores.
El comercio, una de las actividades básicas para el funcionamiento de
una economía, no se puede planificar y dirigir desde los ministerios, y
mucho menos con criterios burocráticos. La producción agrícola tampoco.
La venta de cualquier tipo de productos, menos.
La escasez tradicional de la economía cubana tiene su origen en la
inexistencia de empresas privadas competitivas y un mecanismo de
asignación basado en el funcionamiento del mercado libre. La propaganda
oficial del castrismo ha convertido, históricamente, en enemigos de la
sociedad, marginados, delincuentes, especuladores, etc, a aquellos
ciudadanos que desean dirigir su vida hacia la actividad productiva privada.
Derechos de propiedad e intercambio lucrativo, son las piezas básicas
para que los cubanos puedan comer todos los días, sin pagar precios
desorbitados. Recompensar el trabajo de los agricultores y comerciantes,
y generar recursos para mejorar los sistemas de transporte y logística
sería muy fácil con la aparición de la empresa privada en Cuba.
Cualquier otro plan gubernamental es una pérdida de tiempo y una
majadería para burócratas, que son los principales perjudicados por su
ineficacia.
Lo llevamos diciendo mucho tiempo, pero no nos vamos a cansar. La
solución real a los problemas de la economía cubana no está en el
"perfeccionamiento" del sistema socialista, comunista o
intervencionista, sino en aprovechar el potencial de las fuerzas
productivas que existen en la Isla, dinamizar los intercambios,
facilitar las transacciones libres de mercado guidas por la demanda y la
oferta.
Enviar a todos los planificadores a otra actividad, porque en ésta han
mostrado hasta la saciedad su incompetencia. El plan que va a entrar en
funcionamiento el 1 de agosto fracasará, seguro, por alguno de sus
múltiples puntos débiles. No es un juego. La sociedad, funcionando
libremente, lo haría mucho mejor que con esa participación de
burócratas. No lo quieren entender pero, cuando se habla de la economía
cubana, para construir hay que "de construir".
LA ECONOMÍA CUBANA, DESTRUIR PARA CONSTRUIR - Misceláneas de Cuba (10
June 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=21141
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