El coste de la 'reestructuración'
Siete años después del cierre masivo de ingenios, los precios del azúcar
han subido más de un 70% en los mercados mundiales.
Elías Amor Bravo, Valencia | 17/08/2009
En la antesala del verano de 2002, una noticia procedente de Cuba creaba
expectación entre observadores y analistas internacionales. El régimen
de Fidel Castro anunciaba la "reestructuración" de la industria
azucarera de la Isla, con el cierre de la mitad de sus ingenios y el
despido de más de 100.000 trabajadores, el 2,5% de la población activa.
También se abandonaba el cultivo de la caña en un 60% de superficie,
casi toda en manos del Estado. La gran potencia azucarera mundial tiraba
la toalla.
Las justificaciones ofrecidas por las autoridades incluían, entre otras,
la baja rentabilidad del sector, los precios internacionales y la falta
de productividad. Atrás quedaban el sueño no realizado de la "zafra de
los 10 millones", los proyectos para mejorar la eficacia —dirigidos por
burócratas poco conocedores del negocio— y la historia del azúcar en la
Isla, con su impacto cultural y social.
El abandono de un modelo
De un plumazo, y como si las decisiones económicas no se pagaran, el
régimen, incapaz de defender un espacio en el mercado mundial para el
principal sector productivo de Cuba, echaba el cerrojo a más de 300 años
de historia.
La producción de azúcar había sido el motor de la economía desde los
tiempos de la colonia, de modo que la decisión del gobierno creó
incertidumbre en amplios sectores de la población e inquietud en los
mercados.
Las cosas no habían ido bien desde el derrumbe del bloque comunista.
Hacia los países del Este se canalizaba un importante volumen de
producción altamente subvencionada y, por tanto, poco adaptada a las
condiciones competitivas de la economía mundial.
El 70% del azúcar se destinaba al consumo de la antigua URSS. No es
extraño entonces que al caer el muro de Berlín ya no fuera posible
alcanzar ni siquiera la mitad de los 7,5 millones de toneladas. A ello
se añadió, justo en esas fechas, es descenso de los precios en los
mercados mundiales, de modo que los esfuerzos por aumentar la producción
suponían menores beneficios.
Han transcurrido apenas siete años de aquellos cambios históricos. El
paisaje de los ingenios abandonados siembra de chatarra el campo cubano.
El marabú se ha adueñado de grandes extensiones que antes se destinaban
al cultivo de la caña. Los trabajadores han optado por la emigración o
se han reorientado a otras profesiones. La agricultura se ha resentido
en sus cifras absolutas y relativas, su participación en el PIB ha
descendido de forma muy significativa desde entonces.
El azúcar, al alza
En economía, las decisiones equivocadas tarde o temprano se pagan. En el
caso del sector azucarero cubano, a un alto precio.
En las últimas semanas, la cotización del azúcar en los mercados
mundiales ha roto la tendencia a la baja. Tras casi un año en que los
costes de los alimentos habían experimentado descensos significativos,
los precios del azúcar han empezado a aumentar de forma espectacular.
Los futuros del producto en Londres se valorizan a 21,55 dólares, el
dato más elevado en 28 años. La escalada de la cotización ya acumula un
aumento del 72% en el caso del refino, y de un 81% en el azúcar sin refinar.
Las perspectivas de una mala cosecha en la India y Brasil, dos de los
grandes productores que pudieron ocupar el espacio cedido por Cuba, han
llevado a los analistas a anticipar nuevos aumentos de precio, en
respuesta a los descensos de producción que se prevén. Las
multinacionales de alimentos, los gobiernos, las empresas de bebidas, en
suma, los grandes consumidores de azúcar, están realizando compras
superiores a los niveles medios de aprovisionamiento, para afrontar
escenarios al alza y asegurarse el suministro. La traslación de estos
precios a los consumidores no tardará en llegar.
Y el régimen de Fidel Castro sin ingenios para moler, ni tierras para
cultivar caña, ni trabajadores para destinar al sector.
Los años de subvenciones fáciles hicieron que se abandonase cualquier
apuesta por el sector cuando llegaron las dificultades. Aquellas ayudas
soviéticas fueron el origen de la desaparición del azúcar cubano, porque
no facilitaron la búsqueda de nuevos proyectos, nuevas tecnologías,
nuevos procesos productivos, mejoras en las instalaciones y en la
capacidad productiva. El coste de las subvenciones suele ser ese: Pan
para hoy y hambre para mañana.
Si en 2002, en vez de cerrar, el gobierno hubiera apostado por el sector
innovando, creando nuevos productos, estudiando el mercado
internacional, renovando y potenciando sus capacidades productivas,
mejorando su eficacia, ahora estaría en condiciones de ventaja para
afrontar el escenario de "vacas gordas" que siempre favoreció a la
primera economía azucarera del mundo.
El coste de la 'reestructuración' - Artículos - Cuba - cubaencuentro.com
(17 August 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/el-coste-de-la-reestructuracion-202030
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