Temen que control estatal frene la actividad privada en Cuba
Por JUAN O. TAMAYO
jtamayo@ElNuevoHerald.com
LA HABANA -- El anuncio de Cuba de que tratará de transferir casi medio
millón de empleados de la nómina estatal al sector privado ha provocado
una pregunta obvia: "¿Puede realmente el sistema comunista de la isla
lograrlo?"
Quizás, si el gobernante Raúl Castro abandona los onerosos controles,
impuestos y otros cargos que abrumaron intentos previos de aumentar la
actividad privada bajo el gobierno de Fidel Castro, señalaron varios
analistas.
"En el pasado, Fidel siempre consideró el empleo por cuenta propia y la
empresa privada un mal necesario y temporal, de manera que estuvo
fuertemente regulada'', afirmó Ted Henken, profesor del Baruch College,
en Nueva York, que estudió el esfuerzo anterior por impulsar los
restaurantes privados conocidos como paladares.
"Esta vez el enfoque de Raúl parece diferente, en el sentido de que el
Estado, en esencia, le está diciendo [a los cubanos] que no puede y no
los mantendrá más y que tendrán que sobrevivir por su cuenta'', agregó
Henken.
El plan es claramente el esfuerzo más radical de Raúl para superar la
crisis económica mediante la reducción del gasto estatal y un mayor
papel a las fuerzas del mercado en el país, aunque no hace frente a su
queja de abril de que la nómina estatal tiene más de 1 millón de
empleados de más.
"Tenemos que borrar para siempre la noción de que Cuba es el único país
del mundo en que se puede vivir sin trabajar'', afirmó Castro, cuyo
gobierno controla 95 por ciento de la actividad económica del país.
Según el plan anunciado el lunes, Castro espera reducir la nómina
estatal --de 5 millones de empleados-- en 10 por ciento para el 1ro. de
abril y moverlos al sector privado.
El gobierno espera generar unos 200,000 empleos convirtiendo pequeñas
empresas estatales en cooperativas dirigidas por los empleados. Otros
250,000 se crearían con la autorización de más empleos "por cuenta
propia'', en lo fundamental trabajos de plomería, venta de flores,
planificación de bodas y afinación de pianos.
Sin embargo, los problemas potenciales son muchos e incluso un documento
oficial que circula en La Habana reconoce que las nuevas cooperativas
enfrentarán un camino difícil.
"Muchas pueden quebrar antes del año'' debido a problemas como falta de
materia prima y experiencia en la administración de un negocio
independiente, afirmó el documento.
Sobre los empleos por cuenta propia, el gobierno puede ser su propio
peor enemigo.
Cuba autorizó el empleo por cuenta propia después que cesaron los
masivos subsidios soviéticos a principios de los años 90, lo cual hizo
que la economía se desplomara, y el número de licencias a los llamados
cuentapropistas tocó su cota máxima en 1996 al alcanzar 209,000.
Sin embargo, cuando la economía mejoró, Fidel apretó los controles.
Muchos paladares, por ejemplo, cerraron debido a la fuerte vigilancia de
los inspectores de sanidad, auditores fiscales y la presión policial
para averiguar si los alimentos eran comprados en el mercado negro.
Hoy Cuba tiene sólo 143,000 cuentapropistas con licencia, y el índice de
rechazo a las nuevas solicitudes alcanza 60 por ciento, dijo Archibald
Ritter, un economista canadiense que estudia los asuntos cubanos.
Pero si el gobierno autoriza nuevas licencias, pudiera llegar
rápidamente a su meta, amplió Ritter, quien explicó que en el 2001 un
total de 97,000 cubanos solicitaron licencia para trabajar por su cuenta
en La Habana. Solamente autorizaron a 23,000.
Una cifra calculada de 1 millón de cubanos tiene empleos ilegales porque
les negaron la licencia o no quieren pagar los altos impuestos, o
dependen de materiales robados a entidades oficiales.
El fuerte control estatal también socavó otro de los experimentos con el
libre mercado: las cooperativas agrícolas privadas que emergieron en los
años 90 de las altamente ineficientes granjas colectivas estatales.
El gobierno decidía las cosechas y precios y con demasiada frecuencia no
entregaba insumos como fertilizantes y equipos de transporte. Las
cooperativas terminaron siendo tan ineficientes como las granjas estatales.
Estos son los controles que Raúl tendría que eliminar o aliviar si
realmente desea que la empresa privada avance, aseguró Henken.
"El problema está en la implementación y en cómo el gobierno hará frente
a la presión a favor de autonomía política que mayores libertades
económicas inevitablemente causa'', afirmó.
Carmelo Mesa Lago, experto en la economía cubana de la Universidad de
Pittsburgh, calificó de positivo el plan, aunque dijo que el cronograma
de seis meses para eliminar medio millón de empleos es muy drástico.
Eliminar los empleados provocará un "círculo vicioso'' que llevaría a
aumentos de sueldo y productividad en un país donde el salario oficial
promedio es sólo $20.
Sin embargo, advirtió que el plan también podría contemplar nuevos
impuestos y cargos que afectarían las ganancias de las nuevas empresas.
Según el documento del gobierno que circula en la cúpula de La Habana y
publicado en el blog Penúltimos Días, el gobierno contempla "un nuevo
sistema tributario [. . .] más riguroso''.
Los que estén empleados por cuenta propia tendrán que pagar impuestos
sobre los ingresos, ventas y empleos, así como contribuir al Seguro Social.
"'En Cuba siempre hay un conflicto entre el deseo del gobierno de
controlar, de gravar impuestos, y los otros que dicen que quieren la
mayor libertad económica posible'', afirmó Mesa Lago. "Si el gobierno
trata de imponer la misma carga fiscal y obstáculos financieros que en
el pasado, no funcionará''.
Quizás sería mejor que el gobierno demore en cobrar impuestos y
contribuciones al Seguro Social hasta que las nuevas cooperativas y
cuentapropistas estén bien establecidos, agregó.
El gobierno de Raúl ya ha reportado algunos éxitos y fracasos en sus
pequeños experimentos de empresa privada durante el año pasado.
Las autoridades arrendaron tierras estatales a más de 100,000
agricultores privados en el 2009, pero la mitad de éstas se mantienen
improductivas y la producción agrícola del país bajó en el primer
semestre de este año en parte debido a escasez de gasolina, tractores y
otros insumos, señaló Mesa Lago.
Mientras que China y Vietnam arriendan tierras a los campesinos por
períodos indefinidos, Cuba lo hace sólo por 10 años, agregó. Queda por
ver quién sería el dueño de una casa construida por un campesino en una
tierra del gobierno si le cancelan el arrendamiento.
Algunos barberos a quienes recientemente se les permitió alquilar
barberías estatales, se quejan de que los pagos del alquiler, los
impuestos y las contribuciones al Seguro Social son demasiado elevadas.
Como ejemplo de éxito, el ministro de Transporte, César Arocha, declaró
esta semana al diario Trabajadores que los ingresos del gobierno de
taxis estatales en La Habana recientemente arrendados a choferes por una
tarifa fija diaria había aumentado de 529 a 17,000 pesos. Arocha no
especificó si el alza era diaria, semanal o mensual.
Pero incluso si se crean 450,000 nuevos empleos, Raúl tendrá que hacer
frente al otro medio millón de empleados estatales no necesarios que
mencionó en abril.
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