Jueves 16 de Septiembre de 2010 20:24 Agencias
En Cuba emergerá una nueva clase de pequeños empresarios, pero serán
recibidos con una carga fiscal del 35% que podría inhibir la iniciativa
privada en un país donde hasta hoy la mayoría jamás ha pagado impuestos,
informó Reuters.
La política fiscal esbozada en un documento del gobernante Partido
Comunista al que Reuters tuvo acceso determinaría en gran medida el
éxito del plan de Raúl Castro de eliminar 500.000 empleos públicos en
apenas seis meses y transferirlos al sector privado.
"Se estima una carga fiscal entre un 30 y un 35 por ciento con respecto
a los ingresos brutos que generan esos trabajadores, así como una
utilidad entre el 20 y 25 por ciento con relación a dichos ingresos",
dijo el texto titulado "Información sobre el reordenamiento de la fuerza
de trabajo".
La introducción de impuestos es un desafío para Castro, que busca
resucitar la economía sin desviar a Cuba del socialismo. La recaudación
tributaria será fundamental, por ejemplo, para seguir financiando
servicios emblemáticos como la salud y la educación gratuitas.
Según el documento, el Gobierno espera aumentar más de un 400 por ciento
la recaudación fiscal en el aún diminuto sector privado, que el año
pasado aportó apenas un 1 por ciento de los ingresos tributarios.
Pero economistas advirtieron que una excesiva carga fiscal podría
asfixiar a los futuros empresarios.
"Un peso fiscal de 35 por ciento en un país tan pobre como Cuba es muy
mal uso de recursos", dijo Ian Vasquez, del Cato Institute en Washington.
"Si la meta es estimular la economía privada para que haya crecimiento y
aumentar los ingresos, los impuestos tienen que bajar y ser
simplificados", añadió.
José Azel, un experto de Institute for Cuban and Cuban American Studies
en la Universidad de Miami, cree que impuestos elevados pueden además
disparar la evasión fiscal y mantener a muchos emprendedores sumergidos
en la economía informal.
"No creo que ninguna cifra por arriba del 25 por ciento tenga sentido.
Si los impuestos son muy altos, matan la iniciativa", dijo.
Según el documento del Partido Comunista, los 250.000 nuevos empresarios
privados tendrán más libertad de acción que los protagonistas de un
limitado experimento realizado en la década de 1990 en respuesta a la
crisis pos soviética.
A cambio deberán pagar impuestos sobre los ingresos y las ventas, además
de un aporte a la seguridad social.
El texto propone un impuesto a la renta de entre un 10 y 40 por ciento
sobre los ingresos, según la actividad.
Los más gravados serían los productores de alimentos y transportistas,
con un 40 por ciento de sus ingresos. Les siguen artesanos y
constructores con un 30 por ciento; servicios personales y artísticos
con un 25 por ciento; alquileres de apartamentos con un 20 por ciento; y
una categoría de "otras actividades" con 10 por ciento.
Los aportes a la seguridad social serán del 25 por ciento de los
ingresos para todo el mundo, dice el documento.
El texto del Partido Comunista no dice cuál será el impuesto sobre las
ventas, pero en el caso de los recién autorizados vendedores de frutas y
verduras es del 5 por ciento.
Quienes subcontraten mano de obra, otra novedad respecto a los años
1990, deberán cubrir los impuestos a la renta de sus trabajadores.
El documento no aborda otros asuntos cruciales, como por ejemplo, el
mecanismo de acceso a las materias primas, que el Estado importa y vende
a precios que actualmente dejarían poco margen de ganancia para los
nuevos empresarios.
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