Economía
Nueva ley tributaria: aplastar la inteligencia
Polina Martínez Shviétsova
La Habana 11-12-2012 - 6:05 am.
Escritores y artistas sienten que los nuevos impuestos los ahogan, y
critican las nuevas medidas.
"Ganamos más, pues, entonces, paguemos más", fue la frase del policía de
las artes plásticas, el pintor Kcho el pasado 23 de julio. Así se
refirió al gremio de artistas y escritores, como si éstos fueran la
clase más acaudalada en las actuales circunstancias. Kcho se pronunciaba
ante la Asamblea Nacional en nombre de una "colectividad de artistas"
que no estaban presentes para afirmar o frenar la propuesta de nuevas
leyes tributarias.
La génesis del asunto comenzó con la tristemente célebre "batalla de
ideas", a inicios de la década pasada. Estas circunstancias parecían
propicias para el optimismo, puesto que el petróleo venezolano inundaba
la Isla, el turismo iba en ascenso y la Unión Europea guiñaba el ojo
cómplice.
En esta época de "bonanza", amparada bajo la "protección económica
venezolana", se construyeron las Escuelas de Instructores de Arte en
cada provincia, así como las sedes universitarias municipales, Escuelas
de Trabajadores Sociales y de Maestros Emergentes.
En el caso de la literatura, emergieron nuevas leyes para beneficios de
los escritores. Se comenzaron a aplicar las resoluciones 01 y 35 del
Ministerio de Cultura para el pago de conferencias y charlas; tuvo lugar
un boom de eventos por parte de la Asociación Hermanos Saínz y la
reafirmación de los viejos eventos culturales en la Unión de Escritores
y Artistas (UNEAC).
Todo marchaba sobre ruedas hasta que en el año 2006 se comienza a
perfilar la era post-Castro. Para finales de 2007, en el sector de la
cultura comienza una taimada caza de brujas o de reajustes de perfiles
laborales. En ese momento, los que estaban dispuestos a inmolarse en
aras de un mísero salario, por no tener alternativas, acataron las
nuevas restricciones. Sin embargo, para algunos fue un momento crucial
de optar por hallar un camino hacia la libertad e independencia. (Entre
los renegados de la nueva órbita de opresión sociocultural, estaba quien
escribe estas líneas).
Luego de la llegada de Raúl Castro a la presidencia se emprendieron
nuevos reajustes en el sector de la cultura. Paulatinamente, los cambios
se han ido palpando en dirección de un "capitalismo disfrazado" con
guantes de seda.
Entre esos reajustes vale destacar el cese de Abel Prieto como ministro
de Cultura. En cuanto asumió el cargo el nuevo "ministro-economicista"
Rafael Bernal, se podía oler la fetidez de un nuevo "quinquenio gris".
A mediados de este año llegaba el anuncio de que los escritores debían
ingresar en el Registro del Creador Literario. Dicho ingreso otorga la
condición laboral de "escritor", o sea, constituye una nueva forma de
abonar dinero para su jubilación. Sin embargo, quien haya trabajado
emplantillado en el sector de la cultura y, además, sea escritor, no
accederá a ambas formas de jubilación. Tendrá que elegir entre ser
asalariado o escritor.
Recientemente fue celebrada una reunión con la gran mayoría de
escritores adscritos a la UNEAC. El tema a debate era la nueva ley
tributaria y los pagos de impuestos. Las funcionarias del Ministerio de
Finanzas y Precios presentes allí quedaron anonadas. El sector "más
intelectual" no entendía ni una palabra de la presentación del power
point donde se explicaba en argot económico cómo los escritores serían
contradictoriamente bonificados y, a la misma vez, expoliados.
El punto álgido de la reunión llegó con el tema de los premios, el pago
de un impuesto del 4% por cada premio obtenido, sea nacional o foráneo.
Los escritores estallaron entonces en catarsis, gracias a las certeras
palabras de Desiderio Navarro, que comenzó refutando las palabras de
Kcho y poniendo en jaque a las funcionarias de Finanzas y Precios.
Luego habló Víctor Fowler, argumentando que los escritores, si acaso,
ganan dos o tres premios en toda su vida. Ese dinero apenas alcanza para
la reparación de la casa y el mantenimiento a la tecnología.
Miguel Barnet, presidente de la UNEAC, acabó sosteniendo que el gremio
es el sector más pobre, pues los escritores devengan menos de 100 cuc al
mes.
Por tanto, las funcionarias se llevaron un par de puntos a revisar, con
los cuales los escritores reunidos expresaron su desacuerdo: la
imposición de impuestos por los premios y la eliminación de varios de
estos premios.
La nueva ley tributaria para el sector de la cultura pretende dinamitar
las bases de subsidio y bonificaciones. Los artistas y escritores son el
termómetro de la sociedad, y si además los coaccionan con recortes
económicos, sin dudas las consecuencias serán nefastas.
Se escuchó decir después de la reunión a uno de los escritores
presentes: "El objetivo del Gobierno ha sido siempre aplastar a la
inteligencia".
Al parecer, el rebaño de la UNEAC está despertando.
http://www.diariodecuba.com/cuba/14388-nueva-ley-tributaria-aplastar-la-inteligencia
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