Cuba: hace falta una cura de caballo
Tania Quintero Marzo 9, 2013
Al margen de las discrepancias políticas e ideológicas, me ha parecido
bien que el periodista José Alejandro Rodríguez, en Juventud Rebelde
haya publicado un artículo titulado "Desparpajo". Ojalá que ese artículo
genere discusiones, críticas y autocríticas en toda la isla.
En La Habana no fui amiga de José Alejandro Rodríguez, pero lo conocí
cuando durante veinte años trabajé como periodista oficial. Le respeto y
valoro, igual que a otros colegas de entonces, en especial a aquéllos
que después de convertirme en periodista independiente, en 1995,
siguieron considerándose amigos míos y través de terceros me hacían
llegar sus mensajes. José Alejandro se pregunta: "¿Qué falló en la
familia, en la escuela y la calle, en la sociedad? ¿Por qué con tanto
derecho a la enseñanza, somos muy instruidos, pero a veces no tan
educados como los indígenas analfabetos de cualquier país latinoamericano?".
La respuesta es breve, clara y directa: lo que falló fue el sistema. Ese
"socialismo más pleno y más justo", como en el párrafo final escribe
Rodríguez. El mismo socialismo que falló en la Europa del Este. Porque
es un sistema fracasado, desde su concepción hasta su puesta en
práctica. Miren a China: mucho maoísmo, 'revolución cultural' y
comunismo, para al final salir adelante con el capitalismo puesto en
práctica por Deng Xiaoping.
Los chinos cogieron el capitalismo para desarrollarse desde el punto de
vista económico, financiero e industrial, pero no desde el punto de
vista social, educacional y humano. Por eso tienen las desigualdades que
tienen. Y violan los derechos civiles y laborales como los violan.
Quiera Dios que Cuba no siga el ejemplo de China, tampoco el de Rusia:
si al desparpajo existente en la isla se suman esos capitalismos
salvajes, la situación empeorará aún más. Recomendable sería que los
actuales gobernantes cubanos volvieran su vista hacia países europeos
donde funciona el Estado de Bienestar: Finlandia, Suecia, Noruega,
Dinamarca, Suiza… Que estudiaran a fondo esos modelos de sociedades,
económica y socialmente desarrolladas. Y sacaran conclusiones aplicables
a una nación y gente tan distinta como la cubana.
A propósito de Suiza, vale la pena recordar una anécdota ocurrida en el
Congreso de la República, en una de las sesiones en el Capitolio
Nacional. Sucedió en el siglo XX y la protagonizó el senador Orestes
Ferrara. Según se cuenta, el hacendado José Manuel Cortina, dueño de
grandes extensiones de tierra en Pinar del Río, propuso en el Congreso
un proyecto con el objetivo de adoptar los métodos de la agricultura
suiza a la agricultura cubana. Cuando terminó de hablar, Ferrara le
dijo: "Su proyecto suena excelente, pero ¿con cuántos suizos cuenta
usted para sacarlo adelante?".
Anécdotas aparte, pese a la intención de Fidel Castro para que
siguiéramos el ejemplo de la URSS, República Democrática Alemana,
Polonia, Hungría, Bulgaria, Yugoslavia y Checoslovaquia, la realidad se
impuso: pertenecemos al continente americano. Goegráfica y culturalmente
estamos más cerca de Canadá, Estados Unidos y del Centro y Sur de
América, que de los ex integrantes de la Cortina de Hierro. Es cierto,
en el continente, no todos hablamos el mismo idioma y nuestras canciones
y bailes son diferentes. Pero somos occidentales. Los cubanos con una
particularidad: al ser caribeños, nos parecemos más a los nacidos en
Jamaica, Martinica o Trinidad Tobago, que a guatemaltecos, bolivianos y
otros pueblos con sangre indígena.
Los Castro han acabado con Cuba. Lo menos importante, en mi opinión, no
es la destrucción material y el atraso en la agricultura, la ganadería,
la construcción y la economía en general. En una década o menos, se
puede pasar del atraso al desarrollo. Pero reparar la destrucción moral
y espiritual, la pérdida de valores, la ausencia de reglas mínimas de
urbanidad y cortesía en la población, luego de 54 años de autocracia
verde olivo, puede demorar décadas. ¿Quiénes son los culpables
principales? Los Castro. Lo digo en ¿Ahora es que les preocupa la
vulgaridad? y lo repetí en la carta abierta al presidente del Instituto
Cubano de Radio y Televisión.
Lo han dicho y siguen diciendo esos periodistas independientes que el
régimen se niega a reconocer, como Iván García, Luis Cino y Jorge
Olivera, entre otros que en innumerables ocasiones han abordado el tema
de la falta de respeto, la descortesía y la mediocriodad, en buena parte
de esa generación de cubanos que un día Fidel Castro quiso convertir en
'hombres nuevos' al estilo de Ernesto Che Guevara.
Pese a las discrepancias políticas e ideológicas, repito, me alegra que
periodistas de medios oficiales como José Alejandro Rodríguez pongan el
dedo en la llaga. Y que lo sigan poniendo, en ésa y en muchas otras que
abundan hoy en Cuba. Pero mientras los Castro y su parentela estén en el
poder, esas llagas seguirán abiertas. Con tiritas (band-aid) no se
curarán. Hace falta una cura de caballo.
http://opinion.infobae.com/tania-quintero/2013/03/09/cuba-hace-falta-una-cura-de-caballo/
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