'No quieren que nos quedemos aquí'
A. C. San Martin Albistur | La Habana | 14 Jun 2013 - 11:14 am. | 14
Los puestos privados de venta alteran el ornato público. Las medidas del
Gobierno, tardías, resultan represivas.
Cuando los cuentapropistas comenzaron a irrumpir en las principales
avenidas de la capital, la situación fue tolerada, como una señal del
florecimiento del sector privado. Pero la explosión de vendedores
agudizó un problema que ahora el Gobierno intenta revertir.
Las arterias comerciales de la ciudad se convirtieron en sitios de venta
que afectaron el ornato público. A pesar de las regulaciones
establecidas por la Dirección Provincial de Planificación Física (DPPF),
no se emprendieron medidas para moderar el descontrol urbanístico.
El código urbano de la capital establece que cada arteria tiene una
vocación que marca su destino. La avenida 23 en el municipio Plaza es
considerada cultural. La avenida Galiano y Carlos III en Centro Habana,
se contemplan como comerciales. Aunque la segunda tiene características
históricas que dividen su vocación.
Sobre el tema, una especialista del Departamento de Proyecto Urbano de
la DPPF provincial, coautora de un libro sobre regulaciones urbanas,
ofreció su opinión a DIARIO DE CUBA.
"En un tiempo se autorizaron las ventas en los portales de las casas.
Con la extensión de las actividades en el sector privado, aumentaron los
vendedores y las violaciones de las normas urbanísticas".
Según la funcionaria, las transgresiones sobre la transformación de las
fachadas y ventas en los portales "suceden cada vez con más frecuencia".
El manual de regulaciones urbanísticas establece "la aprobación de las
ventas hacia el interior de las viviendas, sin modificaciones de fachadas".
En este orden las acciones del gobierno que intentan revertir el
problema comenzaron por la avenida 23. La especialista consultada
refirió que "en esta arteria solo se permiten ventas afines a la cultura
y la gastronomía". Señaló que la avenida Galeano fue rehabilitada al
ubicarse a los vendedores en tiendas inhabilitadas y espacios vacíos,
ocasionados por derrumbes.
En opinión de la especialista, el Bulevar de San Rafael, en Centro
Habana, la mayoría de los vendedores son ilegales, porque obstruyen el
paso. En esta calle inciden en la violación los dos sectores, estatal y
privado.
En ese sentido, la situación más crítica la presenta la avenida Carlos
III, en el municipio Centro Habana. Según varios especialistas de la
Dirección Municipal de Planificación Física (DMPF) consultados, la
arteria cuenta con la mayor concentración de vendedores alrededor del
centro comercial Plaza de Carlos III, uno de los más grandes del país.
Tarde, represivos
A finales del pasado mes los portales de la avenida de Carlos III
quedaron desiertos. Los vendedores que arrendaban (5 CUC por día) los
portales de las viviendas fueron precisados a abandonar el sitio o
trasladar la venta a dentro de la casas.
A través de la Dirección de Supervisores Integrales (DIS) y la policía,
se llevó a cabo el desalojo, catalogado de "extremista" tanto por
funcionarios del DPF como por la mayoría de los afectados.
Los cuentapropistas que pudieron, rentaron las salas espaciosas de las
casas coloniales de la avenida. Los que rentaban portales de casas
pequeñas, se dedican a remodelar los espacios interiores para la venta.
Otra parte abandonó la avenida o entregó las licencias.
Ramiro Fausto, uno de los vendedores afectados, declaró: "en esencia
queda el sabor de que no quieren que nos quedemos aquí ".
Los cuentapropistas concuerdan que las ventas bajaron después de retirar
la mercadería de los portales. Achacan la adversidad a no poder exhibir
la mercancía.
La propia regulación que prohíbe la venta en los portales permite la
"expresión de la venta" (maniquíes, vitrinas). Pero es prohibida
arbitrariamente por los inspectores del DIS, bajo amenaza de multa.
Un joyero que comparte la sala de una casa con otros vendedores, explica
que "los dueños de la vivienda han perdido privacidad". "Estamos
apretados. Como todos somos hombres hay personas que temen entrar, sobre
todo si vienen para arreglar una joya", añadió.
Juan C., dueño de una de las viviendas arrendadas, considera que "las
ventas deben volver a subir cuando el público se adapte al cambio". Para
él, la afectación al ornato público fue evidente.
Un joven vendedor que solicitó omitir su nombre, manifestó que "la
solución que el pueblo da a las medidas del Gobierno siempre es la
misma, arreglárselas como pueda".
Los cuentapropistas rechazan los espacios que ofrecen las autoridades
por considerarlos lugares de hacinamiento, aislados de zonas comerciales.
En los inicios, la irrupción de los cuentapropistas en las calles y la
transformación de fachadas fue la "respuesta del pueblo" a la
actualización del modelo económico del socialismo. La solución
revolucionaria al desempleo.
Este paso permitió al sector privado infringir los reglamentos urbanos
establecidos, protegiéndolo de la nueva política del Gobierno. En el
presente, las consecuencias exigen respuestas para proteger el ornato
público que, por tardías, resultan represivas.
http://www.diariodecuba.com/cuba/1371201266_3752.html
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