Crímenes de "cuello blanco" en Cuba
Según un estudio reciente el actual gobernante cubano Raúl Castro se ha
referido al tema de la corrupción en 7 de cada 10 intervenciones públicas.
Adriel Reyes / Especial para martinoticias.com
agosto 07, 2013
Ha pasado casi un siglo desde que el escritor norteamericano Upton
Sinclair utilizara el término "cuello blanco" para describir a los
trabajadores de oficinas de América y Europa que en su mayoría tenían
que vestir con camisas de ese color.
El concepto se extendió y con el tiempo la gente empezó a hablar también
de los "ladrones de cuello blanco" que se encuentran por todas partes,
pero de una forma muy afianzada, en Cuba.
Según un estudio reciente el actual gobernante cubano Raúl Castro se ha
referido al tema de la corrupción en 7 de cada 10 intervenciones
públicas dirigidas a los asuntos nacionales, exceptuando las realizadas
durante la visita del Papa a la isla y en los eventos internacionales.
En el 32 por ciento de las veces, Castro ha utilizado otros sustitutos
para abordar a los ladrones de cuello blanco en Cuba como aquellos que
"lucran a costa de las necesidades del pueblo" o los responsables de la
"superficialidad y la improvisación que persisten en la mayoría de
nuestras inversiones".
Otros calificativos como "disciplina", "orden", "tolerancia" y "robos" o
"desvíos de recursos" sugieren que tanto la corrupción como los ladrones
de cuello blanco del socialismo cubano son un problema de gobernabilidad
que mina las bases mismas del Estado.
El fenómeno visto desde dento
Sondeos recientes de opinión en la isla permiten explicar la tendencia
social a que cada vez los ladrones de cuello blanco sean identificados
como un grupo con características propias.
Para el ingeniero radioelectrónico en aviación de Santiago de Cuba,
Hergues Frandín, cumplen un "patrón" caracterizado por un "modo y estilo
de vida diferentes", "un carro disponible las 24 horas para resolver sus
problemas personales", "amplias comodidades en sus casas, todos los años
van a descansar en casas de visitas junto a sus familiares" y "pueden
mantener a sus amantes".
Frandín destaca que "su situación está por encima del cubano de a pie
que no sabe qué hacer cuando llega a su casa, que no tiene las
condiciones creadas para terminar un día tranquilo. Al verlos y
compararlos con un ladrón cualquiera ellos tienen un dominio del
lenguaje y conocen cómo funciona la sociedad y el sistema" para
mantenerse al margen y seguir viviendo. Incluso, "su apariencia física,
semblante y coloración de la piel son diferentes al del resto de la
sociedad", concluye.
La economista cubana Karina Gálvez Chiu, cree que el poder de los
ladrones de cuello blanco en Cuba "no es medible sólo en dinero sino en
relaciones a través del tráfico de influencias".
La diferencia en la isla no se establece por los salarios sino por el
acceso que se tenga a los recursos, insiste. A diferencia de otros
países en Cuba, "el nivel de vida de los que ganan 800 (32 CUC) no es
muy diferente de los que ganan 400 (16 CUC)", agrega la especialista.
Karina distingue entre dos tipos de ladrones de cuello blanco: "los que
se encuentran muy arriba y tienen un poder ilimitado" y "los
intermedios quienes tienen que contar con más personas para acceder a
los recursos y justificarlo todo en papeles". En Cuba se vive o de las
remesas o de lo que se "resuelve con el Estado; en muy pocos del
salario", finaliza.
Los cubanos se representan a los "ladrones de cuello blanco" como
personas que se valen de otras, generalmente el chofer u otro
intermediario para cometer el delito. En el caso de los más "honestos",
explica una ciudadana, los ladrones de cuello blanco se hacen los de la
"vista gorda" con todas las cosas que "aparecen en su casa" y que
evidentemente "no salieron de la bodega ni del mercado agropecuario".
El "robo autorizado" de los cuellos blancos en la isla casi siempre
cuenta con la complicidad de sus subordinados y en otros casos de
quienes deben vigilarlos.
"Se van corrompiendo unos con otros, porque al final son un grupo; se
conocen y saben lo que están haciendo y se perfeccionan cada día en cómo
hacerlo mejor", dijo otra fuente. Cuando los sancionan "les dan un
puesto igualito o mejor que ese y la cosa sigue igual", explica.
Juan José González de Sancti Spíritus afirma que hay impunidad con estas
figuras y la justicia no es igual con todos los ciudadanos. Los cuadros
que cometen errores son figuras "salvables" y entonces solo se producen
movimientos horizontales. "Son movimientos verticales sólo cuando tocan
a la política como tal. Los policías y el Ministerio de Justicia también
tienen sus necesidades", sugiere.
El abogado independiente de Las Tunas, Yuniesky San Martin, cita el
refrán popular, "los dirigentes se caen para arriba". La corrupción esta
"institucionalizada", refuerza.
San Martín opina que tienen implementadas las leyes para quedar
"impunes" porque no existe una manera en la que él pueda denunciar al
actual gobernante Raúl Castro.
"La corrupción parte de la cúpula del poder" y lo que "existe aquí es
una tolerancia por conveniencia". En la isla hay una persona velando a
cada persona "y hay otra más velando a éste".
El letrado recuerda los casos de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque que
cuando les llegó su hora y no convinieron más, no tuvieron "derecho a la
defensa y sencillamente son expulsados".
Algunos encuestados refieren que los anónimos han quedado como la única
alternativa para denunciar la corrupción de los "cuellos blancos" y que
no tomen represalias directas en su contra. "En todos los lugares
existen libros de quejas y sugerencias y son por gusto; no hay a quien
denunciar el robo porque a veces la misma policía es la que dice que
fulano te echó pa´lante".
Para las diversas denominaciones religiosas que existen en la isla el
tema de la corrupción y los cuellos blancos se torna en un tema
polémico, sobre todo en los casos de las personas que necesitan
"resolver" para poner un plato de comida en la casa.
Para la pastora protestante de Camagüey, Maday Gonzalez, tanto ella como
sus feligreses "oran mucho para que nuestro país pueda avanzar
económicamente. Aquí a nadie le alcanza para alimentar a sus familias
pero lo correcto delante de Dios es lo correcto y no se puede robar lo
ajeno para alimentar a nadie. Eso es pecado delante de Dios", insiste.
Las causas de la corrupción y dentro de ella, los ladrones de cuello
blanco, son para el director de la Revista Convivencias, Dagoberto
Valdés, "la falta de ética y de moral de los ciudadanos, y por otro
lado, la miseria y los bajos salarios aunque no lo justifica si hay que
tenerlo en cuenta".
Este ejemplo, dice Valdés, "va desmoralizando el resto de la sociedad y
va perdiendo valor el trabajo honesto". Los ladrones de cuello blanco
ejercen la influencia de "una especie de plaga o de enfermedad
contagiosa que va haciendo que la gente no se sacrifique ni quiera en
vivir de su propio trabajo sino de la corrupción".
Ahora con la "Contraloría General se ha intentado recuperar el tiempo
perdido, pero es muy difícil. La corrupción es uno de los males que va a
durar y de los que más peligros entraña cuando venga el cambio", sentencia.
Aunque nadie sabe del tema con certeza los ladrones de cuello blanco que
trabajan para el gobierno cubano en el exterior deben manifestar
idénticas características.
Por ejemplo, el cable de fibra óptica de Venezuela a Cuba le costó 70
millones de dólares, tres veces y media más que la oferta que presentó
una empresa estadounidense. Según las autoridades cubanas, hacerlo con
Venezuela le permitiría autonomía.
Otras causas del desarrollo y afianzamiento de los ladrones de cuello
blanco en Cuba son la amplia tolerancia social hacia el robo traducido
en una "cultura de la ilegalidad generalizada", la escasa delimitación
entre lo público y lo privado y la inoperancia de las instituciones
jurídicas ante las actuales condiciones.
Source: "Crímenes de "cuello blanco" en Cuba" -
http://www.martinoticias.com/content/cuba-corrupcion-cuello-blanco-crimenes-/26197.html#page=1
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