Reformas, Cambios
Modelando el postcastrismo
A la vista de todos, aunque algunos no se den cuenta
Eugenio Yáñez, Madrid | 26/09/2013 10:38 am
La "actualización del modelo" se menciona continuamente por el régimen,
y la prensa oficial aburre con el tema, pero el diseño realmente
estratégico es la modelación del postcastrismo, la Cuba que los
"históricos" pretenden dejar cuando salgan de escena por imperativos de
la biología.
La "actualización del modelo" en que está inmerso el gobierno —ni
revolucionario ni socialista— de Raúl Castro es un proceso
imprescindible para esos fines, pues sin mecanismos funcionales en la
economía no podrá lograrse nada, pero no es el objetivo final ni mucho
menos, sino solamente el medio para avanzar hacia lo que se pretende.
Los eunucos mentales de la prensa oficialista y muchos desinformados en
el exterior se deleitan hablando de cooperativas de ornitología
autorizadas a exportar canarios y periquitos, o de los paladares y sus
sofisticados menús, como evidencias de la profundidad de las reformas
que se llevan a cabo en el país.
Sin embargo, frente a toda la escenografía y medidas superficiales, se
avanza a toda velocidad en la culminación del proyecto del puerto de El
Mariel, la instrumentación de la Zona de Desarrollo Especial anexa, y el
entramado legal que dará sustento al proyecto más importante del régimen
en la era de Raúl Castro, megaproyecto que, contrario a la creencia
común, no depende de subsidios de Venezuela ni de remesas de cubanos
desde el exterior, sino de los intereses del gobierno de Brasil, que
desde ahora mismo quiere estar adentro para cuando llegue "el día después".
Y no se trata de que la culminación del súper-proyecto sea para las
calendas griegas o para los tiempos del "futuro luminoso" que nunca
llega: ya se dice que la presidenta brasileña Dilma Rousseff visitará
Mariel en enero del 2014 —dentro de cuatro meses— para la inauguración
oficial de los primeros 700 metros de muelle. Hace tiempo está definida
la empresa extranjera que administrará las instalaciones portuarias, y
funcionarios cubanos viajan de un extremo a otro del mundo invitando a
capitales vietnamitas y chinos a invertir mucho dinero en la Zona de
Desarrollo Especial de El Mariel.
Después seguirán invitaciones a capitales rusos, japoneses, hindúes,
iraníes, malasios, sauditas, cataríes, europeos, canadienses y
latinoamericanos, y continuos guiños a los estadounidenses para que
busquen vericuetos para burlar el embargo, con la intención estratégica
de convertir la Zona de Desarrollo Especial en un país capitalista
calibre reducido, repleto hasta sus últimos rincones de maquiladoras y
almacenes, movidos con fuerza de trabajo barata, sin derechos
sindicales, y espoleada por las necesidades de sustento para sus familiares.
Los capitales del exilio no están invitados a este aquelarre: ya el
régimen ha dicho claramente que no le interesan, entre otras cosas por
ser volúmenes irrelevantes de inversión, según criterios del Palacio de
la Revolución. Los exiliados tendrán que conformarse con enviar dinero a
familiares en Cuba para establecer, como cuentapropistas, nuevos
negocios, o mantener y mejorar los ya existentes, con las limitaciones,
amenazas y riesgos que la vigente "actualización" supone para los
emprendedores cubanos en la Isla, siempre vistos, aunque no se diga
abiertamente, como mal necesario y no como verdadero elemento
dinamizador de la economía.
Junto a ello, papá-Estado seguirá controlando los grandes negocios:
exportación de servicios médicos, turismo, níquel, minería,
electricidad, comercio exterior, biotecnología, productos farmacéuticos,
azúcar y derivados, industria ligera, tabaco, bebidas, construcciones,
asesoría educacional y deportiva, y ramas fundamentales de la genética y
ganadería, mientras la producción de alimentos será cada vez más
dependiente de productores privados y cooperativas, aunque la propiedad
de la tierra se mantendrá como monopolio estatal.
Las llamadas unidades empresariales superiores controlarán los recursos
fundamentales para la producción y los servicios en el país,
convenientemente dirigidas por "cuadros" empresariales formados en las
fuerzas armadas y el Ministerio del Interior, de manera que quienes
ocupen cargos de dirección en el partido, ministerios y gobiernos
provinciales y municipales solamente tendrían una incidencia limitada en
esas unidades empresariales superiores, que acumularán el verdadero
poder económico en el país.
Los artesanos, los paladares, la arquitectura colonial, los
"almendrones" frente al Capitolio y paseando por el Malecón, y las
camisetas con fotos de Che Guevara y otras reliquias de la mitología
revolucionaria seguirán siendo parte del folklore cotidiano para
turistas extranjeros en todo el país, mientras los cuentapropistas
abastecerán en pequeña escala productos y servicios para la subsistencia
de los cubanos de a pie.
Sin embargo, se preguntará cualquiera, ¿qué hay sobre los derechos
humanos, la libertad de expresión, los derechos de asociación y reunión,
la democracia, y todas esas otras "boberías" sobre las que se habla en
reuniones de la ONU y otras instituciones internacionales, y entre los
opositores a la dictadura dentro de Cuba?
Ya el régimen acaba de dejar perfectamente claro hace pocos días que,
sobre todo eso, solamente cumplirá lo que le convenga y cuando le
convenga, siempre que no signifique someterse a presiones de los malos
de siempre, el decir, del imperialismo, sus lacayos y la mafia de Miami.
Entonces, ¿el modelo del post-castrismo no tiene nada que ver con la
democracia y la economía del mercado? ¡Pues claro que no!
El régimen nunca prometió eso. Así que no está engañando a nadie.
Allá los ilusos que se lo creyeron.
Source: "Modelando el postcastrismo - Artículos - Cuba - Cuba Encuentro"
-
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/modelando-el-postcastrismo-306001
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