Cooperativas en Cuba: ¿hijas legítimas o bastardas?
mayo 22, 2014
Por FERNANDO RAVSBERG*
HAVANA TIMES — Durante la visita a una granja-prisión entrevisté a un
señor muy formal que impartía clases a los demás reclusos. En la
conversación me confesó que estaba preso por desviar recursos de la
"empresa estatal socialista" que dirigía.
Me hizo gracia que un estafador confeso continuara usando términos
"políticamente correctos" como aquellos. Tan arraigados están en los
dirigentes que los emplean incluso después de haber sido destituidos y
condenados por robo.
Me pregunté entonces si los defensores del sistema hacen bien en
calificar de "estatal socialista" a todas esas empresas tan
improductivas como ineficientes, carcomidas además por un creciente
nivel de corrupción gerencial.
En el campo, por ejemplo, las granjas estatales socialistas son, desde
su nacimiento, las que menos producen a pesar de que siempre tienen la
mayor cantidad de tierras, las mejores maquinarias y todos los recursos
del Estado detrás.
Es una contradicción en el discurso decir que se debe consolidar el
actual sistema y a la vez calificar de "empresa estatal socialista" a
algunos de estos engendros que por sí mismos desprestigian el papel del
Estado y la funcionalidad del socialismo.
Los zorros y las cooperativas
Paradójicamente, las compañías estatales parecen mucho menos
"socialistas" que las cooperativas. Estas últimas eligen a sus
dirigentes en asamblea, elaboran sus estatutos colectivamente y reparten
beneficios con más justicia.
Sin embargo, el proceso cooperativo avanza lento, el gobierno puso al
zorro a cuidar las gallinas. Las cooperativas deben recibir el visto
bueno de los ministerios que son los dueños de muchas de las "empresas
estatales socialistas" que compiten con ellas.
Nadie debe sorprenderse de que tarden más de un año en aprobar cada una.
Los trámites son largos, lentos y complejos. Los documentos se entregan
en el Consejo de la Administración Municipal (CAM) y de ahí se trasladan
al Consejo de la Administración Provincial (CAP).
Cuando ya la cooperativa obtuvo el visto bueno de estas dos
instituciones menores, entra en las grandes ligas, es entregado a los
ministerios, en algunos de los cuales hay una sola persona para atender
las solicitudes de los 169 municipios.
Hace poco tiempo conté la historia del Ministerio de la Construcción
donde pasaron meses sin aprobar las cooperativas porque el único
compañero dedicado a esos trámites estaba enfermo y no designaban a
ningún otro.
Si finalmente ese funcionario lo aprueba, lo eleva al ministro y ya con
la firma de este sigue subiendo hasta la Comisión de Implementación de
los Lineamientos quienes vuelven a revisar todos los documentos
constitutivos de la cooperativa.
En ese largo camino burocrático los cooperativistas deberán ir llenando
nuevos formularios. Además de los que les exige la ley, el CAM tiene su
propio modelo y los ministerios otros diferentes, de lo cual se enteran
al llegar a esas instancias.
La solicitud de constitución es estudiada por cada uno de estos
organismos antes de ser elevada a la siguiente instancia, donde vuelven
a ser analizados. Finalmente lo envían al mismísimo Consejo de
Ministros, que es el que tiene la última palabra.
Hay pocos países en el mundo donde una simple cooperativa de reparación
de aire acondicionado o de fabricación de calzado requiere la aprobación
de tantas instancias y el visto bueno final del gabinete ministerial en
pleno.
Cooperativas clandestinas
Este proceso kafkiano explica por qué solo se aprobaron 246 de las 498
cooperativas ya aceptadas. Algunos cooperativistas, cansados de tanto
esperar, empiezan a unirse clandestinamente, sacando licencia como
cuentapropistas y trabajando en colectivo.
Hay demasiados resquemores con los trabajadores-propietarios de las
cooperativas, a pesar de que estos podrían ser el punto de encuentro
ideológico de los cubanos, tanto de los socialistas colectivistas y como
de quienes reclaman la existencia de un dueño.
Son además la solución más inmediata para lograr un aumento salarial
real, de hecho los cuentapropistas y cooperativistas triplican los
ingresos de los trabajadores del Estado y en ocasiones ganan hasta 10
veces más que ellos.
Pero para que florezcan hay que eliminar tanta burocracia interesada
decidiendo su destino y dejar de lado miedos y prejuicios. Podría ser un
grave error considerar a las cooperativas como un bastardo que no merece
llevar el apellido de socialista.
A lo mejor algún día los políticos y los medios de prensa nacionales
comprenden que reconocer la cooperativa como hijo legítimo prestigia
mucho más al sistema que seguir promoviendo a un primogénito que todos
reconocen como torpe y tarambana.
—–
(*) Visita la pagina de Fernando Ravsberg.
Source: Cooperativas en Cuba: ¿hijas legítimas o bastardas? - Havana
Times en español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=96050
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