Publicado el miércoles, 05.28.14
EEUU y los cambios en Cuba
MIRIAM LEIVA
Durante ocho años en Cuba ocurren cambios lentos, limitados y
contradictorios, pero es innegable que se mueve hacia delante. Estados
Unidos puede contribuir a la apertura, con la ampliación de la exitosa
política pueblo a pueblo iniciada en 2009 por la Administración Obama.
La transición está en marcha con la posibilidad de una creciente
participación de los ciudadanos a través de los cientos de miles de
trabajadores independientes o cuentapropistas, y los tradicionales
campesinos, incrementados por los nuevos agricultores, así como las
cooperativas agropecuarias y las cooperativas no agrícolas. Es el
momento de coadyuvar a que simultáneamente los cubanos se empoderen como
ciudadanos, sobrepasando sus necesidades económicas esenciales,
desarrollando sus capacidades, y liberándose del férreo control del
Partido Comunista y el gobierno.
Los próximos 4 años serán cruciales. El gobierno sabe que su capacidad
de sobrevivencia depende de la reactivación de la economía nacional,
pero también de la situación social y política. Como reconoció el
presidente Raúl Castro "o rectificamos o ya se acaba el tiempo de seguir
bordeando el precipicio, nos hundimos, y hundiremos (…) el esfuerzo de
generaciones enteras". La llamada actualización del modelo económico no
ha logrado comenzar a reactivar la producción nacional y en 2014 con la
nueva Ley de Inversiones Extranjeras se pretende lograr 2.5 billones de
dólares anuales para recapitalizar la industria, la infraestructura y
los servicios, pero los empresarios están cautelosos y las inversiones
que se logren demorarán alrededor de tres años en el proceso de su
ejecución y resultados. También los próximos 4 años son muy importantes
porque Raúl Castro tiene 82 años de edad, anunció su retiro oficial en
2018, y actualmente está en curso el posicionamiento para la sustitución
de los dirigentes ancianos. Aunque el presidente-general ha situado a
los militares en los principales puestos del Partido Comunista, el
gobierno y el Estado, no puede preverse quién será el sustituto y su
equipo. Por tanto, la posibilidad de lograr la transición pacífica hacia
la democracia se está fraguando ahora.
En Estados Unidos el cuestionamiento de embargo sí, embargo no, debe
posponerse, porque sería continuar la estéril disputa muy utilizada por
quienes siempre han promovido la confrontación sin lograr cambios en
Cuba, y ha servido al aislacionismo y la propaganda del gobierno cubano.
La política proactiva con objetivos posibles tendrá resultados muy
positivos, como ya se han apreciado en la interacción por los viajes de
los ciudadanos cubanoamericanos, norteamericanos y cubanos en ambos
sentidos, y en la recepción de remesas que contribuyen a mejorar la
calidad de vida y los negocios de los nuevos emprendedores en la isla.
Desde hace años, algunos cubanos independientes de adentro, como Oscar
Espinosa Chepe, e instituciones y personalidades en Estados Unidos, como
Cuba Study Group, Brookings Institution y la Asociación para el Estudio
de la Economía Cubana (ASCE), realizaron estudios y propuestas. Una
encuesta presentada en febrero pasado por el Atlantic Council demostró
la tendencia creciente a favorecer el mejoramiento de las relaciones
entre Estados Unidos y Cuba, no solo por parte de los norteamericanos,
sino incluso de los cubanos residentes en Florida. Interesante resulta
la coincidencia en favor de pasos progresivos en lugar del levantamiento
súbito del embargo, aunque también hay coincidencia en el beneficio de
permitir a los norteamericanos viajar sin restricciones a Cuba, único
país del mundo a donde no lo pueden hacer libremente.
Recientemente, el Consejo de las Américas publicó un estudio realizado
por los miembros del Cuba Working Group, que viajaron a la isla entre
noviembre de 2013 y marzo de 2014, con recomendaciones fundamentalmente
para que la Administración Obama amplíe las posibilidades de las
corporaciones, asociaciones de negocios y ONG para ayudar a los
empresarios independientes cubanos mediante préstamos, equipamiento,
intercambio de información técnica, exportación e importación, y visitas
de trabajo. Asimismo, el Peterson Institute publicó el libro Economic
Normalization with Cuba: a Roadmap for US Policymakers, de los autores
Gary Clyde Hufbauer y Barbara Kotschwar, el cual recomienda que un
acercamiento gradual sería más efectivo para evitar el paso de la
dictadura comunista a la autocracia oligárquica en Cuba. Coincido con
los autores en que Estados Unidos está perdiendo oportunidades de
negocios frente a Europa, Canadá, China y otros países. Puede añadirse
que Brasil se ha lanzado a establecerse en los negocios que supone más
prometedores, como el Puerto de Mariel en previsión del futuro comercio
con Estados Unidos, y para anticiparse a las competitivas empresas
norteamericanas.
Obviamente, el progreso dependería de los permisos del gobierno cubano a
las iniciativas provenientes de Estados Unidos. Sin embargo, el proceso
iniciado en 2009 ha tenido una acogida muy positiva por parte del
pueblo, por lo que resultaría muy difícil argumentar su prohibición,
cuando los cubanos no creen en la estratagema de culpa a Estados Unidos
por todos los problemas existentes. El ambiente favorecería el
desarrollo de la sociedad civil, la disminución de la represión y, muy
importante, la excarcelación del señor Alan Gross.
Periodista independiente cubana.
Source:
http://www.elnuevoherald.com/2014/05/28/1758949/miriam-leiva-eeuu-y-los-cambios.html
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