Los emprendedores como catalizador democrático en Cuba
Una organización pide a EE UU impulsar la autonomía empresarial en la
isla, que derive en un mayor aperturismo del régimen
JOAN FAUS Washington 16 MAY 2014 - 21:51 CET
Tras más de 50 años de embargo de Estados Unidos a Cuba, la principal
conclusión que saca Ric Herrero es que solo se producirá una verdadera
apertura del régimen comunista si sus ciudadanos ganan autonomía. La
tesis del director ejecutivo de CubaNow, una nueva organización que
reclama desde EE UU cambios en la isla, es muy nítida: el aislamiento
del embargo ha sido fútil porque ha dañado a los cubanos pero no a su
Gobierno, y la única vía para forzar un cambio profundo es impulsando la
capacidad empresarial de los ciudadanos, ahora mismo muy limitada.
La entidad -creada por un grupo de jóvenes cubano-estadounidenses, con
anteriores vínculos con el Partido Demócrata y la Administración de
Barack Obama- desconfía de la voluntad del régimen castrista y sostiene
que el principal promotor de este cambio tiene que ser Estados Unidos.
En concreto, su presidente mediante la aprobación de órdenes ejecutivas
que le permitirían esquivar el bloqueo del Capitolio. "La autonomía
económica es autonomía política, lo más próspero que es un pueblo lo más
difícil que es controlarlo", afirma Herrero en una entrevista en
Washington, parafraseando una frase de la bloguera opositora cubana
Yoani Sánchez.
"Estamos viendo ahora que muchos de estos cubanos, sea porque han tenido
acceso a dinero del extranjero y han podido montar su negocio o porque
han podido mejorar su nivel de vida dentro de la isla, están poniéndole
más demandas al Gobierno para aumentar su libertad, sea libertad
política o para ampliar su negocio. Pero tienen más poder para poder
hacerlo, que no tenían cuando estaban muertos de hambre", agrega.
De entre un abanico de peticiones, CubaNow reclama al demócrata Obama
que levante toda restricción al envío de remesas económicas desde EE UU
a emprendedores independientes cubanos, que amplíe la autorización de
bienes que se pueden importar y exportar entre el sector privado
estadounidense y la tímidamente creciente esfera emprendedora cubana, e
impulse nuevas licencias para que empresarios estadounidenses puedan
ofrecer servicios profesionales a sus homólogos en la isla comunista,
situada a 140 kilómetros de sus costas.
Ric Herrero, director ejecutivo de CubaNow
"Deberíamos enfocarnos en aprovechar todo tipo de oportunidad para
aumentar los enlaces económicos y sociales. Tenemos que sacar a los
gobiernos de en medio y permitir que sean las propias personas las que
sirvan como catalizadoras del cambio dentro de la isla", sostiene
Herrero, que trabajó con el Partido Demócrata en 2010 en Florida y
asesoró en las elecciones de 2012 al candidato opositor venezolano
Henrique Capriles.
Desde 2009, cuando Obama aprobó una batería de medidas flexibilizadoras,
los estadounidenses con familiares en Cuba pueden mandarles remesas
ilimitadas, pero el resto de ciudadanos solo pueden enviar 500 dólares
cada tres meses -anteriormente eran 300-. En 2012, el último año con
datos disponibles, las remesas alcanzaron los 2.600 millones de dólares.
Si a esta cifra se le suman otros paquetes de ayuda, llegaron a Cuba
alrededor de 5.000 millones de dinero privado extranjero.
Según el responsable de CubaNow, muchas de estas remesas se han
utilizado para financiar por completo los 450.000 pequeños negocios
autónomos, como restaurantes o salones de belleza, que han ido aflorando
en la isla desde 2010, cuando el Gobierno se abrió ligeramente al
capital privado para adelgazar la inmensa y deficitaria estructura
pública. "En Cuba no hay capital, el dinero tiene que venir de afuera",
lamenta Herrero, minimizando así el paso dado en 2011 por La Habana al
permitir a los pequeños negocios solicitar a los bancos del país
préstamos en moneda nacional.
La organización pide a la Casa Blanca que, al margen de levantar toda
limitación, las remesas mandadas desde EE UU puedan utilizarse como
créditos, equivalentes a una inversión, y que permita "algún tipo de
comercio" entre el sector privado estadounidense y el cubano. Herrero
pone de ejemplo las personas en Miami que controlan tres negocios en
Cuba pero lo hacen, dice, "a base de mercado negro", en referencia al
hecho de que la ley estadounidense considera esos fondos como remesas y
no como inversiones, por lo que carecen de protección legal.
Su pronóstico es que el interés empresarial se dispararía si Obama
flexibilizase más el marco actual. De hecho, cada vez son más los
importantes empresarios cubano-estadounidenses, como el magnate del
azúcar Alfonso Fanjul, que manifiestan la necesidad de una revisión de
la política de Washington hacia La Habana y un mayor interés en
potenciales inversiones en la isla. En paralelo, la mayoría de
ciudadanos estadounidenses también apuesta por una normalización de las
relaciones con Cuba, según reveló en febrero una encuesta del Atlantic
Council.
El Gobierno de Raúl Castro parece ser muy consciente de este viraje. A
finales de marzo aprobó una nueva ley que permite la inversión
extranjera en todos los sectores excepto salud, educación, instituciones
armadas y medios de comunicación. El objetivo es lograr un aumento del
30% de la inversión, por valor de 2.000 millones de dólares, que ayude a
solventar parte de las penurias económicas que estrangulan a la isla
caribeña.
Pero aunque Washington acabase con la prohibición a sus ciudadanos,
incluidos los de origen cubano, de invertir en Cuba esta posibilidad aún
chocaría con la nueva legislación, que pretende proteger a los
inversores extranjeros de posibles sanciones por parte de EE UU. Según
dijo en el momento de la votación el ministro de Comercio Exterior e
Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, solo podrán invertir los
cubano-estadounidenses que "no tengan posiciones adversas al proceso
revolucionario, ni estén vinculados con la mafia terrorista de Miami".
Algo que evitan entrar a valorar desde CubaNow porque insisten en
centrarse en cómo EE UU puede ayudar a la isla. "En Cuba deberían de
liberalizar más la economía, respetar los derechos humanos, pero
nosotros no podemos seguir esperando de una manera reaccionaria a que
ellos decidan cuando van a hacer las cosas", aduce Herrero.
El embargo comercial, económico y financiero -establecido por Washington
a principios de los años 60 tras la expropiación de bienes
estadounidenses por parte del Gobierno revolucionario de Fidel Castro-
cuenta con pequeñas excepciones, como la venta de alimentos, bienes
agrícolas, medicamentos y determinadas obras de arte. Es decir, toda
relación entre empresarios de ambos países es completamente ilegal, al
margen de los numerosos impedimentos a viajar.
Según el director de CubaNow, las medidas aperturistas que reclama su
organización beneficiarían al comercio de bienes pero sobre todo a la
prestación de servicios profesionales en la isla, desde establecimientos
de reparación de ordenadores y programación informática hasta servicios
de taxistas o peluquerías. "[EE UU] podría ofrecer conocimiento,
capacitación, servicios legales, asesoría de contabilidad o de
marketing", ejemplifica.
Unos cambios, argumenta, que no solo repercutirían positivamente en Cuba
sino también en EE UU, aunque declina hacer estimaciones concretas sobre
este beneficio de doble dirección. "Hay que aprovechar cualquier
oportunidad presente para promover más enlaces económicos y sociales
entre los dos pueblos", subraya. Al mismo tiempo, sin embargo, es muy
consciente de la probabilidad de que el régimen castrista perciba como
un elevado riesgo político cualquier mejora de la autonomía de los
emprendedores. "Pero eso no quiero decir que no lo deberíamos tomar",
concluye.
Washington apuesta por "reducir la dependencia de los cubanos del Estado
y fortalecer la sociedad civil"
Hace unos días, en la asamblea anual del Consejo de las Américas, el
secretario de Estado, John Kerry, se expresó en términos similares a los
de Herrero al destacar que las medidas aprobadas por Obama a principios
de 2009 buscaban "reducir la dependencia de los cubanos del Estado y
fortalecer la sociedad civil independiente" y así "dar poder a los
cubanos para determinar libremente sus futuros". Antes las peticiones de
más flexibilidad con La Habana, el jefe de la diplomacia estadounidense
aseguró que Washington sigue "evaluando" sus políticas e insistió que la
"herramienta más efectiva" es construir "conexiones más profundas" entre
los cubanos y los estadounidenses. Pero de momento toda nueva
aproximación sustancial ha quedado paralizada por el arresto a finales
de 2009 en Cuba y posterior condena a 15 años de cárcel del contratista
estadounidense Alan Gross.
En la misma asamblea,la secretaria de Estado adjunta de Asuntos del
Hemisferio Occidental de EE UU, Roberta Jacobson, defendió con vigor el
fallido proyecto del 'twitter cubano' llamado ZunZuneo y animó a todos
los ciudadanos, tanto cubanos como de otros países, a usar Internet como
medio de altavoz reivindicativo.
Source: Los emprendedores como catalizador democrático en Cuba |
Internacional | EL PAÍS -
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/05/16/actualidad/1400266728_250341.html
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