Desnaturalización del sindicalismo cubano
DIMAS CASTELLANOS | La Habana | 2 Sep 2014 - 8:59 am.
Un artículo publicado en el oficialista 'Trabajadores' devela la misión
de la CTC: impedir que surjan sindicatos independientes en Cuba.
Rodolfo Jiménez, un funcionario de la Central de Trabajadores de Cuba
(CTC), publicó el pasado lunes 25 de agosto un artículo en el semanario
Trabajadores titulado "Un trabajador como los demás", en el que devela
la ausencia de libertad sindical en Cuba. Me limitaré a comentar el
primero de sus párrafos, donde dice que:
"La atención a los trabajadores en las distintas formas de gestión no
estatal constituye un reto para el sindicalismo cubano, tal como se
ratificó en el XX Congreso de la CTC. En ese sentido, es imprescindible
acercarnos más a ellos, identificar sus complejidades y dificultades
para con vencerlos de la importancia de la sindicalización."
Jiménez, para no desentonar con el lenguaje oficial, al referirse al
trabajo privado emplea el eufemismo de "gestión no estatal". Luego, al
considerar tal gestión como un fenómeno extraño y accidental, lo
califica de "reto para el sindicalismo cubano", el cual según su
criterio consiste en la "atención" a dichos trabajadores.
En su condición de funcionario de la CTC, Jiménez debería saber que el
sindicalismo no se organiza por decisión externa, sino que surge en el
momento y lugar en que los trabajadores deciden asociarse para la
defensa de sus intereses. Decisión que no requiere de ningún agente
externo que se les acerque para "identificar sus complejidades y
dificultades" y convencerlos "de la importancia de la sindicalización".
Cuando Jiménez habla de "acercarnos" está reconociendo que la CTC está
lejos, en lo cual lleva razón. Esa distancia fue adquirida durante el
proceso de estatización y pérdida de las libertades fundamentales que
ocurrió a partir de 1959, en el que la CTC dejó de ser autónoma para
cumplir el encargo del naciente Estado totalitario de atender a los
trabajadores devenidos estatales, al punto que el concepto de trabajador
privado desapareció del escenario laboral. Tan distante y ajena quedó la
CTC de los intereses del trabajador que Jiménez plantea acercarse a ellos.
Ese acercamiento pudiera parecer un aporte de Jiménez a la teoría
sindical que podría condensarse en la siguiente tesis: el sindicalismo
no surge de necesidades internas de los trabajadores sino de un agente
externo lleno de buenas intenciones que se acerca a ellos, identifica
sus complejidades y les muestra el camino que deben seguir. Pero como no
se trata de ningún aporte, entonces hay que recordarle a Jiménez algunos
antecedentes del sindicalismo, donde el acercamiento carece de sentido.
Un poco de historia y sus consecuencias
El movimiento sindical, resultado de las contradicciones entre obreros y
patronos, nació en los albores del capitalismo. Los bajos salarios y las
extensas jornadas de trabajo que afectaban a los trabajadores y sus
familias generaron acciones de protestas. Esas acciones comenzaron por
destruir las máquinas, a las que consideraban culpables de su situación,
hasta que comprendieron que la causa de su situación estaba en las
relaciones de producción. A partir de entonces los trabajadores
comenzaron a asociarse para luchar por aumentos salariales y disminuir
la jornada laboral.
Antes y ahora, cuando ese proceso tiene lugar en trabajadores no
sindicalizados, lo que ocurría y ocurre es que el asociacionismo nace al
margen de la Ley o de acuerdo con ella, en dependencia de que el derecho
de libre asociación esté o no refrendado en la legislación. Así
surgieron los diversos tipos de asociaciones sindicales, en el mundo y
también en Cuba, y de ellas emergieron las federaciones y
confederaciones, como la Asociación Internacional de Trabajadores,
creada en Londres en 1864, o la Liga General de los Trabajadores
Cubanos, en 1899.
En Cuba, las primeras manifestaciones del sindicalismo ocurrieron a
partir de 1865 con las huelgas de la industria del tabaco y la fundación
de los primeros periódicos obreros. En 1878, ese movimiento, surgido
ilegalmente, estaba presente en todas las ciudades de importancia hasta
su reconocimiento oficial con la Ley General de Asociaciones de 1888.
Ese sindicalismo, surgido espontáneamente sin necesidad de ningún factor
extra-sindical, sufrió un brusco giro a partir de la subordinación a los
partidos políticos; un fenómeno que tomó fuerza en Cuba a partir de la
influencia de la Revolución de Octubre de 1917, cuyo líder, Vladimir
Ilich Lenin, sostenía la idea de que los sindicatos eran importantes
eslabones y palancas para vincular al Partido con los trabajadores. No
resultó casual que la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC) y el
Partido Comunista se fundaran en el mismo año de 1925.
La CNOC desapareció para dar paso a la Confederación de Trabajadores de
Cuba (CTC) en 1939, la que en su V Congreso, celebrado en 1947, sufrió
las contradicciones entre auténticos y comunistas por el control del
movimiento sindical. Pero el golpe definitivo llegó el 22 de enero de
1959, cuando la CTC fue disuelta y sustituida por la CTC-Revolucionaria,
con lo cual se desnaturalizó el sindicalismo. En el X Congreso de
noviembre de 1959 se expresó que "los trabajadores no habían ido al
Congreso a plantear demandas económicas sino a apoyar a la
revolución"[1].Luego, durante el XI Congreso de noviembre de 1961 se
renunció oficialmente a casi todas las conquistas obtenidas por el
movimiento sindical. Así, la combativa CTC quedó bajo control del Estado
y transformada en su brazo auxiliar.
La desnaturalización fue un Golpe a la historia del sindicalismo cubano;
una negación de los principios establecidos desde 1919 por la
Organización Internacional del Trabajo (OIT); del Convenio 87 de esa
institución "sobre la Libertad Sindical", que estipula el derecho que
tiene "toda persona de fundar sindicatos y asociarse en ellos para la
defensa de sus intereses", el cual fue firmado y ratificado por Cuba;
del artículo 69 de la Constitución de 1940, de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos de 1948, de la cual Cuba es signataria; de los
pactos internacionales de Derechos Civiles y Políticos y de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales aprobados por las Naciones Unidas en
1966, ambos firmados pero no ratificados por el Gobierno de Cuba.
Lo grave del caso cubano es que la desnaturalización está refrendada en
la Constitución vigente, que define al Partido Comunista como "la fuerza
dirigente superior de la sociedad y del Estado". En consecuencia, la
reciente Ley 118 Código del Trabajo en su artículo 13 declara que los
trabajadores tienen "el derecho de asociarse voluntariamente y
constituir organizaciones sindicales, de conformidad con los principios
unitarios fundacionales". Pero resulta que esta Ley, como las demás,
está subordinada a la Constitución que niega ese derecho, por lo que
dicho artículo es pura formalidad.
Para demostrar la desnaturalización basta recordar que en septiembre de
2010 la CTC, sin mencionar los graves problemas de los trabajadores como
es la insuficiencia del salario, apoyó los despidos laborales con un
documento que decía: "Nuestro Estado no puede ni debe continuar
manteniendo empresas, entidades productivas, de servicios y
presupuestadas con plantillas infladas, y pérdidas que lastran la economía."
El título del artículo de Jiménez, "Un trabajador como los demás",
devela la misión encargada a la CTC de impedir que surjan sindicatos
independientes en Cuba, para que los trabajadores privados tengan que
aceptar la condición a que están sometidos los trabajadores estatales.
[1] David Salvador, designado Secretario General
Source: Desnaturalización del sindicalismo cubano | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1409641160_10207.html
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