06 de septiembre de 2010 • 18:35
Elena se debate frente a una disyuntiva desde que el Estado cubano
eliminó su puesto en un hospital público: aceptar una alternativa que no
le interesa o irse para su casa.
Como Elena, miles de cubanos tratan de digerir el plan del presidente
Raúl Castro de recortar más de un millón de empleos públicos en tres
años para hacer más eficiente la economía socialista de la isla.
En Cuba, el Estado es el principal empleador y la decisión de deshacerse
del 20 por ciento de la fuerza laboral es para muchos un balde de agua fría.
Según un documento oficial que circula entre militantes del gobernante
Partido Comunista, 500.000 empleos serán eliminados antes del primer
trimestre del 2011.
El Gobierno asegura que nadie quedará desamparado y ofrece reubicar a
los trabajadores excedentes en áreas con déficit de mano de obra como la
educación, agricultura o la construcción.
"Dime tú qué hago ahora si me reubicaron en un asilo de ancianos que me
queda lejísimos. Lo que me están ofreciendo no me conviene", dijo Elena.
Pero el anuncio de los despidos vino acompañado por la mayor reforma
económica emprendida por Raúl Castro desde que reemplazó hace cuatro
años en el poder a su convaleciente hermano Fidel.
Para absorber a parte de los futuros desempleados, el presidente dijo
que permitiría que los cubanos monten pequeños negocios privados e
incluso contraten mano de obra.
"Voy a esperar un poco a ver qué invento, si abren las licencias (para
trabajadores por cuenta propia) voy a tratar de ir adelante con una
cafetería", dijo Elena.
"VIVIR DEL CUENTO"
Muchos cubanos se han quejado por años de que el salario equivalente a
unos 20 dólares mensuales no les alcanza para vivir, pese a que el
Estado ofrece salud y educación gratuita y otros servicios fuertemente
subsidiados.
Sin embargo, algunos reconocen que el paternalismo de Estado les ofrecía
cierta seguridad. Oficialmente la tasa de desempleo en Cuba es de apenas
2 por ciento.
"Dicen que mucha gente va para la calle y ya era hora. Se acabaron los
tiempos de vivir del cuento, sin trabajar", dijo un jubilado que se gana
la vida como cuidador de autos en el centro de La Habana.
Raúl Castro, un general de 79 años con fama de pragmático, convirtió la
economía en su principal batalla.
Y sus estrategias están sorprendiendo a muchos en Cuba. La
reestructuración del sector público incluye también eliminar la práctica
de enviar a los desempleados a la universidad a cambio de un sueldo o
recursos como la jubilación anticipada.
Los recortes comenzarán por la salud pública, un símbolo de los logros
sociales del socialismo cubano en cuyas clínicas y hospitales es sin
embargo frecuente encontrar empleados ociosos matando el tiempo en los
pasillos.
Para preparar el terreno, el vicepresidente José Ramón Machado lleva
semanas recorriendo el país explicando la "racionalidad" de las medidas.
Las reducciones de plantilla llegarán también al turismo, una de las
principales fuentes de ingreso de moneda dura de Cuba.
"La cosa se está poniendo dura. Están sacando gente y parece que piensan
contratar empleados por temporadas cortas como hacen en otros países",
dijo un empleado de un hotel en La Habana, que pidió no ser identificado.
CAMBIOS "INAPLAZABLES"
Cuba sostiene que al reducir el tamaño de la administración pública
busca "actualizar" el modelo socialista de la isla, sin incurrir en
reformas de mercado.
"Hay que borrar para siempre la noción de que Cuba es el único país del
mundo en que se puede vivir sin trabajar", dijo Raúl Castro al anunciar
el mes pasado su plan ante el Parlamento.
El presidente ha tomado algunas medidas para reactivar la economía
cubana, frenada por bajos niveles de productividad y una fuerte
dependencia de las importaciones. Su eslogan es simple: Cuba no puede
gastar más de lo que tiene.
Castro dio por ejemplo más autonomía a los agricultores buscando elevar
la producción de alimentos y se dispone ahora a abrir espacios al sector
privado a cambio del pago de impuestos.
Reducir las plantillas laborales, dice, es necesario para elevar el
deteriorado poder adquisitivo de los cubanos y mejorar su nivel de vida.
Y el Partido Comunista y otras organizaciones oficiales están en campaña
para que personas como Elena lo entiendan.
"Estamos en una etapa importante para la sociedad cubana de cambio, de
ajuste, que son inaplazables, son imprescindibles, son necesarios y que
debemos abordarlos con comprensión", dijo recientemente el secretario
general de la oficial Central de Trabajadores de Cuba, Salvador Valdés.
(Reporte de Rosa Tania Valdés; editado por Esteban Israel)
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