Monday, April 11, 2011

Petróleo a la vista

Petróleo

Petróleo a la vista

Un estudio del Observatorio Geológico de EEUU estima que al norte de
Cuba podría encontrarse una reserva de 4.600 millones de barriles de
petróleo y 9,8 billones de pies cúbicos de gas natural

Luis Manuel García Méndez, Madrid | 11/04/2011

En la primavera de 1969 disfruté la mejor escuela al campo de mi vida:
trabajando en los pozos de petróleo de Guanabo: torres de perforación y
llaves inglesas XXL durante el día y chapuzón a la caída de la tarde. Ya
por entonces era ampliamente conocida la leyenda urbana de los pozos
secretos. Se trataba, supuestamente, de pozos perforados por compañías
norteamericanas que habían descubierto en la Isla reservas fabulosas de
crudo. Pero los pozos fueron sellados y se mantenían como parte de la
reserva estratégica estadounidense, cuando aún no sospechaban la
"reserva estratégica" que les deparaba el futuro.

Con el tiempo, supe que la leyenda era sólo eso, y que si un hada
madrina petrolífera hubiera tocado a la Isla con su varita, el toque se
le había desviado hacia el Golfo de México, pero a profundidades que,
por entonces, eran técnicamente inaccesibles. De momento, el país
seguiría produciendo en la costa norte petróleo pesado (de 10 a 12
grados API) y con alto contenido de azufre —75.000 barriles al día de
gas y petróleo—, que cubre la mitad de sus necesidades y que sólo puede
emplearse para la producción de electricidad y en algunas fábricas de
cemento. Otros 90.000 barriles son importados diariamente de Venezuela
en condiciones preferenciales.

En 1991, la producción de crudo en Cuba apenas llegó a las 500.000
toneladas. Hoy esa cifra se ha multiplicado por ocho, y la mayor parte
de esa producción se explota en colaboración con empresas extranjeras.
El paisaje de la Vía Blanca es hoy muy diferente al de 1969. En las
torres de los pozos ondean banderas chinas, francesas, brasileñas,
vietnamitas y canadienses, antes que les fueran cancelados sus contratos
a Peberco y Sherrit.

Desde que en 1977 se crearon las zonas económicas exclusivas, tras la
firma de tratados con México y EEUU, Cuba disfruta de los derechos sobre
una porción del Golfo de México casi idéntica en extensión a la Isla.

En 1999, el país abrió a la exploración petrolera 112.000 kilómetros
cuadrados de esa zona, divididos en 59 bloques. En el año 2000, Repsol
contrató los derechos de los seis bloques más cercanos a las costas del
noroeste de la isla. Rusia estudia explorar once bloques y China, ocho.
También han sido invitadas a participar las compañías Hydro (Noruega),
OVL (India), PDVSA (Venezuela), Petrovietnam, Petronas (Malasia) y
Sonangol (Angola). De modo que ya están bajo contratos de riesgo 22 de
los 59 bloques disponibles para estas operaciones en aguas profundas
(400-1.500 metros) y ultraprofundas (superiores a 1.500 metros).

La brasileña Petrobras se retiró a fines de 2010 porque los prospectos
de la zona cubana "no compiten con los centenares de prospectos que
ellos tienen" en su país, comentaron las autoridades cubanas. Aunque es
interesante la fuerte inversión que está haciendo en el puerto del
Mariel, base logística para las explotaciones en el golfo. Quizás, como
aquellos astutos comerciantes de California, han decidido que otros
busquen el oro mientras ellos los avituallan desde tierra firme.

En 2004, Repsol-YPF realizó un pozo de 600 metros de profundidad, a 28
kilómetros de la costa noroeste cubana, y encontró crudo "no viable
comercialmente", aunque constató que era grande la perspectiva de
reservas de alta calidad. Lo cual queda corroborado por la participación
de Norsk Hydro, y por las declaraciones de José Noya, experto en el área
de exploración de PDVSA, quien declaró al diario mexicano La Jornada que
en la zona que se encuentra 100 kms al noreste de Cancún las
"expectativas son grandes", dado que "la estructura detectada" se podría
asociar al yacimiento mexicano de Cantarell.

Ahora Repsol-YPF ha acordado con el gobierno cubano realizar una
perforación profunda desde una plataforma semisumergible, la Scarabeo 9,
de alta tecnología, que se construyó a pedido en China por la compañía
Saipem.

Una gran parte del equipamiento y del software de las plataformas
modernas es norteamericano y, de acuerdo a las restricciones del
embargo, no se puede usar en aguas cubanas ninguna plataforma que supere
el 10% de componentes de ese origen. De modo que a Repsol, para decirlo
en cubano, se la pusieron en China. Como la unidad de perforaciones
submarinas SpA es de la compañía italiana Eni, las imposiciones del
embargo están a salvo.

Tan pronto llegue la plataforma, a fines del verano, comenzará la
perforación cuyos resultados mantienen a todo el sector a la
expectativa. Y tras Repsol, ya hay cola para el uso de la plataforma en
sus respectivos bloques por la petrolera malasia Petronas, la india ONGC
Videshy, Petróleos de Venezuela, y otras.

¿De qué estamos hablando? Un estudio del Observatorio Geológico de EEUU
estima que al norte de Cuba podría encontrarse una reserva de 4.600
millones de barriles de petróleo y 9,8 billones de pies cúbicos de gas
natural. Reservas mayores que las de Colombia y similares a las de
Ecuador, y quizás en la zona cubana del Golfo de México las reservas
cuadrupliquen esa cifra, lo que colocaría a la Isla cerca de las
reservas norteamericanas.

Dado el consumo del país, ello lo convertiría en un notable exportador
de petróleo, a 90 millas de las costas del mayor consumidor del mundo.

Al respecto, lo que más preocupa a algunos es que se produzca una
producción acelerada sin respeto por las medidas de seguridad para
evitar una catástrofe ecológica.

Aunque Statoil, Repsol, Saipem e Hydro tienen amplia experiencia en
aguas profundas, los especialistas no confían en que las compañías de la
India, Malasia y Venezuela sean tan rigurosas medioambientalmente, algo
muy importante considerando los delicados hábitats y las zonas
turísticas adyacentes. Manuel Marrero, especialista principal de
Ministerio de la Industria Básica, ha declarado a IPS que "nosotros
damos las mismas garantías que da la comunidad petrolera internacional,
no menos". Y no hay razones para pensar que lo harán peor que BP. Si se
encuentra petróleo de calidad y en cantidades explotables, no habrá
Greenpeace que impida su extracción. En cualquier otro caso, las
compañías serán responsables de los presuntos daños que ocasionen.

Otro aspecto esencial es la relación con el vecino del norte y la
incidencia del petróleo en el embargo, que cumple ya medio siglo. EEUU
podría ver plataformas petroleras donde ondearan banderitas cubanas,
españolas, rusas y chinas a 80 km de La Florida.

Un informe reciente de la Asociación Internacional de Contratistas
Perforadores (IADC) que ha circulado en Washington reconoce que "es
inevitable que Cuba explore y explote sus recursos de hidrocarburos en
sus aguas, y sería benéfico tanto para la población de Estados Unidos
como para la de Cuba que esto se haga adecuadamente". Aunque en 2006,
cuando tuvo lugar en México una reunión entre autoridades cubanas y
ejecutivos petroleros estadounidenses, el Departamento del Tesoro de
Estados Unidos insistió en que los cubanos fueran sacados del hotel de
una cadena norteamericana en el que se hospedaban, hoy una delegación de
la IADC, con base en Houston, ha sido autorizada a visitar La Habana.
Muestra de que el petróleo, aún en perspectiva, hace amigos. Hay en
Washington un incesante cabildeo de las Asociaciones de Proveedores de
Equipo Petrolero (PESA), que incluyen a Halliburton, Fluor y Bechtel,
para promover una nueva ley energética que permita contactos
industriales con Cuba.

Frank Calzon, director ejecutivo del Centro por una Cuba Libre, advierte
que "las compañías estadounidenses necesitan tomar en cuenta que los
intereses de los negocios no necesariamente son los intereses de la
nación". "El régimen cubano está llegando a su fin, y no cabe duda que
están en su última fase y creo que es el peor momento posible para
invertir". Pero en la contabilidad de los petroleros, el petróleo fluye
y podría escaparse, mientras el castrismo es pétreo. Por eso Jorge
Pinon, cubano y ex presidente de Amoco Oil Latinoamérica, asegura que
"si alguna de esas perforaciones se saca la lotería y descubre reservas
sustanciales, la presión en Washington será tal que veremos cómo se
desbarata el embargo, al menos en lo que concierne a la industria
petrolera". Claro que teniendo la baza del petróleo, Cuba podría exigir
aperturas mayores, en particular, el desbloqueo del turismo a la Isla,
conseguido lo cual, el embargo sería superfluo.

Las cordiales reuniones periódicas entre militares cubanos y
norteamericanos en la base naval de Guantánamo demuestran que los tres
puntos clave de las relaciones Cuba-EEUU no son los derechos humanos,
sino la seguridad militar, el narcotráfico y la emigración
descontrolada. En los dos últimos aspectos hay acuerdos y trabajo
conjunto. La amenaza militar se ha ido afantasmando en la medida que las
fuerzas armadas cubanas, al perder su base logística, se han contraído
hasta una milicia sin la capacidad global de otros tiempos. A esto se
suma ahora el petróleo, y para la irrupción de las empresas
norteamericanas no se invocarán razones económicas, sino ecológicas:
garantizar al público norteamericano la seguridad de esas prospecciones.

De modo que no será la presión internacional, ni los comités de
solidaridad con Cuba, ni las votaciones en la ONU, ni un millón de
discursos los que abolirán el embargo, sino una sustancia negra y
pestilente que los antiguos tenían en poca estima y usaban apenas para
calafatear sus naves.

¿Qué puede significar esto para el pueblo cubano?

Todos conocemos lo que ocurrió cuando el desmembramiento de la Unión
Soviética privó a Cuba de 255.000 barriles de petróleo por día en
términos preferenciales. También sabemos el grado de dependencia que
suponen los 90.000 barriles diarios desde Venezuela —y su precariedad:
los opositores ya han anunciado que cancelarán este acuerdo si logran
desbancar a Chávez—. De modo que la independencia energética sería
también la independencia económica del raulismo. Ahora bien, aquí hay
que calcular los plazos.

Se prevé que se realicen cinco pozos escalonados hasta 2013 y, en caso
de que fueran promisorios, pasarán no menos de cinco años, y
posiblemente ocho, hasta que se estabilice una producción que redunde
seriamente en la economía de la Isla. Hablamos de 2018 o 2021. Más o
menos rápido en la medida que se levante el embargo y las empresas
norteamericanas participen en el negocio.

Si el maná del petróleo hubiera ocurrido en los años 60, cuando Fidel
Castro aspiraba a convertirse en el Comandante en Jefe de la Revolución
mundial, esta inyección de petrodólares habría costado al planeta
cientos de revoluciones (justificadas o no) y millones de muertos. El
cheerleader de la política mundial —escandaloso, pintoresco, acrobático,
pero no decide el partido— habría pasado a ser el base del equipo. La
caballería lapona sobre sus renos se habría alzado contra el
imperialismo noruego, los esquimales habría declarado la República
Popular de Groenlandia, Danny de Vito y Michael Moore se habrían alzado
en las Rocallosas. Los cubanos seguirían comiendo por la libreta,
mientras la nómina de guerrillas patrocinadas daría la vuelta a la Isla.
Pero, en 2018, Fidel Castro cumplirá (si los cumple) 92 años, y en 2021,
95. No creo que las fuerzas le den para algo más que dictar sus
"Reflexiones" en Cubadebate. Raúl Castro andará por los 87 y los 90,
respectivamente, y su bebida predilecta no es la revolución universal.

Una gruesa inyección de petrodólares podría traer a los cubanos
beneficios y maleficios. Si ocurriera antes de una transición
democrática, y el Gobierno fuera lo suficientemente inteligente para
ofrecer pan y circo, la perspectiva de un estado de derecho se alejaría
hasta más allá del horizonte. Las petronaciones, con alguna excepción
(Noruega) son sultanatos con élites obscenamente ricas y un pobrerío (en
el mejor de los casos) subvencionado. Aparecerían petrogenerales, jeques
verde olivo al mejor estilo pos soviético. Posiblemente, se alejaría la
perspectiva de que Cuba se convierta en una narcorepública, algo nada
descartable dados el clima y la cercanía al primer consumidor de
petróleo y marihuana (a los yanquis les van todos los combustibles) y,
siendo optimistas, un boom de las construcciones y los servicios
redundaría favorablemente en la economía individual. Dependerá de si en
la carrera por la sucesión triunfan los generales o los tecnócratas.

Si la felicidad es ese estado en que un hombre puede ser lo que consiga
con sus talentos y su esfuerzo, sin que medien coyundas, a menos que
llegue antes la democracia que el petróleo, se acercará el pan a la mesa
en la misma medida que se alejará la felicidad.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/petroleo-a-la-vista-260361

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