Carteles publicitarios en La Habana
Jueves, 03 de Mayo de 2012 10:43
Escrito por Ramón Díaz Marzo
Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) Un proceso parecido al
que ocurrió en la Unión Soviética cuando tuvo que reducirse a ser la
Federación Rusa y abandonar su arcaico totalitarismo sobre los países de
Europa del este para darle paso a la iniciativa privada -léase
"capitalismo controlado"- es lo que está ocurriendo ahora mismo en Cuba.
Como es sabido que una imagen vale por mil palabras tuve la idea de
fotografiar los carteles publicitarios de la calle San Rafael (mal
nombrada Bulevar) en el tramo comprendido desde avenida de Galiano hasta
Paseo del Prado.
Estos carteles, proporcionalmente del mismo tamaño, promocionan los
negocios de los nuevos cuentapropistas y las tiendas patrocinadas por el
estado, tanto en moneda nacional como en la moneda libremente convertible.
Los productos que el estado oferta en tiendas que responden a
corporaciones de capital mixto tienen mejor calidad. Pero el precio de
los productos aún no está al alcance de la mayoría de los cubanos de a pie.
Llama la atención el hecho de esta mezcla de productos de los
cuentapropistas y de las llamadas shoppings. Se da poco a poco, y casi
por sí misma, en una suerte de praxis natural. Que el Gobierno haya
tenido que cederle terreno a la libre iniciativa, nos demuestra que,
aunque lentamente, el cambio hacia un modelo económico sostenible,
avanza. De manera que pensamos que el cambio hacia una nueva Cuba será
menos traumático que cuanto ocurrió en la Unión Soviética cuando se
desmembró.
Si bien es cierto que muchos cubanos pasan las de Caín, a otros en
cambio les va bien y se están haciendo ricos rápidamente, especialmente
aquellos que le roban al Estado.
La diferencia se nota, por poner un ejemplo, entre quienes toman el café
de la bodega y los que pueden tomar el café que se vende en las shoppings.
El gobierno cubano ha tenido que soltar las amarras de un barco que se
hunde por falta de capital y por la indisciplina de los "pillos
revolucionarios" que con el burocratismo, el tráfico de influencias, y
la desorganización en la planificación del trabajo no supieron (o no
tenían condiciones espirituales para comportarse como buenos dirigentes
estatales y políticos) hundieron a Cuba durante más de medio siglo y la
convirtieron en las ruinas que ahora padecemos.
Hoy en La Habana se mezclan anuncios, tanto de empresas que responden al
Estado como de los nuevos cuentapropistas, cuyo trabajo y sacrificio
para vencer las mil y una dificultades que enfrentan es digna de encomio.
Los que hemos tenido la oportunidad de ver el excelente documental de
factura española "Los oligarcas rusos" podemos especular que la
transición hacia una sociedad más democrática en Cuba será menos
traumática que la ocurrida en la Rusia de los años 90 del siglo pasado.
También suponemos que no habiendo peligro de invasión armada de los
EE.UU contra Cuba el cacareado "baño de sangre" tampoco ocurrirá, no
porque los cubanos sean menos proclives a la violencia que en otros
países, sino por la férrea vigilancia de Seguridad del Estado, que tiene
puestos los ojos y oídos en todos los grupos e individuos que se han
atrevido a disentir del régimen de los hermanos Castro.
Nuestra personal opinión es que el desmontaje del socialismo en Europa
del este fue una obra de teatro hábilmente preparada. Pero fue real y no
ficticia. La glasnost y la perestroika siempre estuvieron bajo el
control del KGB. Cuando Moscú comprendió que no podía continuar su
sistema anacrónico sobre otros países y que económicamente no podía
competir con Occidente ni continuar invirtiendo fondos en una carrera
armamentística contra los Estados Unidos.
Ahora, la recesión económica se ha globalizado y los Estados Unidos no
viven el mejor momento de su historia.
En el caso de Cuba creemos que el cambio se hará realidad pacíficamente
y que el baño de sangre, la Guerra de Todo el Pueblo entre los propios
cubanos, no tendrá lugar, precisamente por el control que la dictadura
ejerce sobre la nación cubana, y porque algunos de los que ahora ocupan
puestos secundarios en el poder y de la mayoría de nuestros disidentes
saben que el camino de la violencia no es la solución.
Podrán haber algunos forcejeos y tal vez algunos cubanos pierdan sus
vidas en el empeño, pero el río de lo necesario volverá a coger su cauce
natural.
"El dinero es el sustituto técnico de Dios" Edmund Burke (1729-1797).
Para Cuba actualidad: ramon597@correodecuba.cu
http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/4016-carteles-publicitarios-en-la-habana.html
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