Publicado el martes, 05.08.12
Teoría general del embargo
Nicolás Pérez
El embargo es una de las más dislocadas entelequias políticas que se
discuten en distintos foros mundiales y en este Miami de mis amores. Es
un gran campo de batalla, una guerra sucia, donde lo que prima es la
nota musical forzada y el dogma. Es decir, tengo razón y tú estás
equivocado. Pero si se discutiera el tema desapasionadamente, habría que
aceptar que tiene más aristas que el diamante Cullinan descubierto en
Sudáfrica.
El engendro tiene verdes y maduras, filo, contrafilo y punta. A mí me da
la ligera sospecha, que es parecido al cuento japonés Rashomon de
Ryonosuke Akugatawa, que trata sobre la descripción de un crimen visto
desde ángulos radicalmente diferentes. El tema es una farsa, Cuba juega
con él a los escondidos y es el único punto ciego donde se logra una
total reconciliación nacional de los extremos cubanos.
Es una farsa porque el embargo no existe. Cuba puede comerciar con el
mundo y el mundo con Cuba. Incluso La Habana compra en Estados Unidos
todos los alimentos y medicinas que le da su realísima gana. Algo que
ignora el 99 % del pueblo de Cuba.
Cuba juega con él a los escondidos porque en la posibilidad de que
Washington levantara esa libélula vaga de una vaga ilusión, pero
advirtiendo que no va a dar créditos de ningún tipo al castrismo porque
no pagan, porque son marugas, la gritería de los comunistas criollos
denunciando el nuevo crimen del imperialismo yanqui se iba a escuchar en
Marte.
Y también, hasta qué punto es multifacético, con el embargo se produce
el milagro de la reconciliación nacional de los extremos, la catarsis
del entendimiento, de los puntos en común entre la izquierda castrista y
la derecha de este exilio, porque ninguno de ambos grupos sueña ni
remotamente con levantarlo, por razones diferentes, pero en ambos casos
por los motivos del lobo.
Y es que si a los comunistas cubanos le quitan al pobre e infeliz totí,
que tiene la culpa de todo, y que llaman bloqueo, y estoy hablando de un
castrismo que es solo pura consigna hueca, casco y mala idea, entonces,
San Toribio de la Confusión Plena, ¿qué rayos les queda? ¿Con qué
argumentos explican sus bisté de cáscara de toronja, el vil asesinato de
la vaca Ubre Blanca, la libreta de abastecimiento, la destrucción de la
industria azucarera y la repugnante represión a las Damas de Blanco?
En cuanto a la derecha exiliada liderada por nuestros políticos
floridanos es el mismo perro con diferente collar. Si Estados Unidos
aceptara comerciar con Cuba, ¿cómo lograr mantener al exilio sentado
embobecido sobre sus piernas mientras con voz dulce y melodiosa
pretenden esos tíos amables seguir durmiéndonos con sus Cuentos de
Hoffman sobre sus anticastrismos de horca y cuchillo? Una pregunta
capciosa, ¿cuántos de esos políticos estuvieron presentes en la misa que
le dieron sus familiares para rezar por la libertad de Santiaguito
Álvarez, el último de nuestros guerreros, crucificado entre la canallada
de Seguridad del Estado y la insensibilidad de nuestro sistema judicial?
Sobre los políticos floridanos la candela está a un nivel de locura tal
que cuando no hay anticastrismo radical que defender, pues qué demonios,
lo inventan. Recientemente el gobernador Rick Scott anunció pomposamente
en la Torre de la Libertad una ley que bloquearía a compañías con
operaciones en Cuba y Siria a que obtengan contratos públicos en la
Florida por más de $1 millón. Horas después de firmarla desestimó su
propia legislación al declarar que era inaplicable hasta que recibiera
la aprobación del Congreso y del presidente Barack Obama.
Algo así como si un grupo armado de exiliados anunciara solemnemente que
en las próximas 24 horas van a invadir Cuba. Crispación. Alegría
contenida. Un gran orgullo mezclado con amor patrio. Muchas almas
conmovidas. Pero inmediatamente el líder del grupo de patriotas añade
que no hay barcos para la travesía, por lo que cruzarán el Estrecho de
la Florida nadando.
Finalmente, vamos a cerrar con un broche que no es precisamente de oro.
El embargo se va a mantener, se seguirá jugando a la gallinita ciega,
porque cuando Fidel y Raúl Castro desaparezcan, Washington va a
utilizarlo como una excelente pieza de negociación. Eso es realpolitik,
política internacional. Y al diablo el tiesto.
Nicop32000@yahoo.com
http://www.elnuevoherald.com/2012/05/08/1198274/nicolas-perez-diaz-arguelles-teoria.html
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