Economía
Otro golpe al cuentapropismo
Orlando Freire Santana | La Habana | 17 Mayo 2013 - 7:55 am.
Inspectores y policías en campaña contra los cuentapropistas que venden
en portales en diversos municipios habaneros.
Hace varios días los inspectores del Ministerio de Trabajo y la Oficina
Nacional de Administración Tributaria (ONAT) del municipio Cerro les
comunicaron a los trabajadores por cuenta propia que vendían en los
portales de las viviendas de la zona, que debían desmantelar sus
estantes y tarimas. La única posibilidad de continuar ejerciendo su
labor consistía en que lo hiciesen dentro de las viviendas. Y a esta
opción se pudieron acoger unos pocos, principalmente los propietarios de
dichas moradas. Al resto, que había alquilado el espacio de los portales
para desarrollar su trabajo, no va a quedarle más remedio que solicitar
su baja como cuentapropistas.
Pero quienes puedan seguir ofertando sus mercaderías tampoco hallarán en
lo adelante un camino libre de obstáculos. Según dieron a conocer
algunos vendedores de artículos del hogar que laboraban en la calzada de
Ayestarán, en El Cerro, los inspectores les indicaron que no podrán
vender ropa extranjera ni ningún artículo que haya sido adquirido por
los cuentapropistas en el mercado minorista estatal. Únicamente se les
permitirá comercializar aquellos renglones artesanales que haya
confeccionado el propio trabajador por cuenta propia, como paños de
cocina, manteles, pañuelos y otros por el estilo.
Esta última disposición deja claro que el motivo de la redada no ha sido
solo por la imagen pública. Es decir, por eliminar de calles y avenidas
la aglomeración de personas en torno a la oferta de los pequeños
comerciantes, una suerte de economía informal que prolifera en las
ciudades de casi toda América Latina, y que tanto ha pretendido evitar
el castrismo.
El otro blanco de esta embestida —para algunos el principal— habría sido
lo que las autoridades califican como "reventa". O sea, el hecho de que
estos cuentapropistas ofertaban, a precios superiores a los oficiales,
los mismos artículos que debía vender la red de tiendas estatales, y que
en muchas ocasiones eran deficitarios en estos establecimientos.
Por supuesto que los precios superiores no obedecían a la codicia de los
cuentapropistas, sino que, al no contar con un mercado mayorista donde
adquirir sus insumos, para ellos el precio minorista era su costo, y
luego debían agregarle un margen de ganancia para llegar a su precio de
venta. Ah, pero eso nunca lo entendieron los castristas de línea dura,
que muchas cartas escribieron al periódico Granma pidiendo la
liquidación de estos trabajadores por cuenta propia, a los que
calificaban de "elementos inescrupulosos que explotan al pueblo trabajador".
Y quienes creían que tal medida se había circunscrito a El Cerro, el
pasado miércoles 15 de mayo se convencieron de su error. Ese día, desde
horas tempranas de la mañana, un numeroso grupo de inspectores,
acompañados por una brigada de la policía, impidieron que los portales
de la avenida Carlos III, en el municipio de Centro Habana, tuviesen
actividad comercial.
Un recorrido que efectuamos por esa céntrica calzada, en el tramo
comprendido entre las calles Infanta y Belascoaín, nos permitió
comprobar la magnitud de la represión: tarimas, estantes y anaqueles
vacíos; y portales donde ayer latió la vida, hoy sumidos en la paz de
los sepulcros.
Este golpe contra el trabajo por cuenta propia opera como un efecto
dominó, pues no solo pierden sus licencias muchos de estos vendedores,
sino también los propietarios de las viviendas que arrendaban los
portales. Por lo tanto, un grupo apreciable de personas que habían
hallado una manera de procurarse el sustento, es muy probable que hayan
quedado desamparadas. Una señora, que debió cerrar su negocio, en el que
sus dos hijos vendían en un portal de la calzada de Ayestarán, comentó
que "parece que las autoridades quieren que los jóvenes tengan que robar
para comer, y después tener una justificación para meterlos presos".
Y un amigo, economista de profesión, y que ha estado muy al tanto de los
cambios implementados por el gobernante Raúl Castro, fue categórico en
una idea de suma recurrencia: "Con esta gente nada está seguro. Dan un
paso hacia adelante, y dos para atrás".
http://www.diariodecuba.com/cuba/1368742354_3287.html
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