Monday, May 19, 2014

Pendientes de negociaciones con la Unión Europea

Pendientes de negociaciones con la Unión Europea
No estaríamos ante un cambio de estrategia, sino frente a lo que todos
temen: el adiós a la Posición Común de 1996
lunes, mayo 19, 2014 | Lilianne Ruiz

LA HABANA, Cuba -Ni se habló más del tema. Cuando nos dijeron que la
recepción organizada por la Embajada de la República de Polonia en Cuba
con motivo de su Fiesta Nacional el pasado 6 de mayo se había suspendido
por problemas eléctricos en un salón del Hotel Meliá Cohíba, nos fuimos
por donde vinimos. Lo lamenté y no precisamente por haber pasado la
tarde en la peluquería, desempolvado mis zapatos más altos y usado mi
mejor vestido, para nada.

Aquella invitación, en el momento en que la Unión Europea se dispone a
dialogar con el gobierno de Raúl Castro, significaba que cualquier
conversación pasaría por la discusión y visibilidad de la crisis de los
derechos humanos en Cuba y de las legítimas aspiraciones democráticas de
un grupo de hombres y mujeres que en Cuba representan una fuerza de
oposición política al gobierno de hace 55 años.

Pero no sucedió. Había otros salones en el mismo hotel, por eso la
explicación de los problemas técnicos no convenció a nadie.

Hubo un precedente exitoso. En 1997, en el Hotel Nacional tuvo lugar una
recepción organizada por la Sección de Intereses de los Estados Unidos
con una delegación de visitantes norteamericanos. Fueron invitados
representantes y personalidades de todos los sectores de la sociedad
cubana. Desde el gobierno, pasando por la intelectualidad hasta la
sociedad civil independiente. Por supuesto, nadie del gobierno acudió a
la cita. Pero pudo celebrarse bajo el ojo ubicuo de la policía política,
camuflada entre los camareros.

Desde entonces, y hasta esta fecha, ninguna sede diplomática había
escogido un lugar público para organizar una fiesta donde confluyeran,
además, representantes de la sociedad civil. Todas las delegaciones
solían y suelen hacerlo en sus propios espacios diplomáticos.

En el 2014 parecía que nos encontrábamos en una nueva circunstancia. Un
cambio de estrategia de la Unión Europea privilegiando el diálogo no
significa necesariamente un cambio en la Posición Común. Del gobierno
cubano esperamos las trampas, algún bluf, porque todos sabemos, y ellos
lo saben en primer lugar, que no sobrevivirían gobernando una sociedad
abierta y plural, en plenitud de sus derechos.

Ciertos cambios en el horizonte de la isla, más persistencia y
crecimiento de la sociedad civil son los ingredientes de una nueva
situación, que sugería más visibilidad para todos los actores del drama
cubano.

El gobierno cubano entiende los nuevos tiempos como coyunturas a
aprovechar para obtener todo a cambio de nada. Para él es suficiente con
ciertas aperturas, con invitar a los inversionistas europeos a su festín
capitalista y a que se le admita, al igual que China es aceptada con su
perverso historial en derechos humanos.

En otro sentido, Europa se ha movido con el gobierno cubano, sin
importarle su procedimiento hacia la sociedad civil independiente. Hay
datos interesantes por ahí.

Por ejemplo, a través de organizaciones no gubernamentales, la Unión
Europea ha destinado a Cuba en los últimos cinco años unos 26 millones
de euros, según datos ofrecidos por el sitio web de la oficina de la UE
en Cuba; de manera que en los próximos siete años Cuba podría formar
parte de los 18 países latinoamericanos que recibirán de la UE un
paquete de ayuda de 3,460 millones de dólares para financiar proyectos
de desarrollo si cambia, o bien la política doméstica del gobierno
cubano, o la Posición Común, adoptada en 1996, que condiciona cualquier
convenio de cooperación a la situación de los derechos humanos en Cuba.

Al final quedan dos opciones. El gobierno cubano podría abandonar la
mesa de diálogo y decir que prefiere no dar los pasos que le
corresponden para hacer próspera la vida de los cubanos, ya que ha
comprobado que es posible mediante la represión policial y el control
ideológico que los cubanos toleren el hambre y la necesidad, porque su
propia existencia se ve amenazada con el disfrute de los derechos y las
libertades de los ciudadanos. O bien los europeos dicen que no hace
falta emplearse a fondo en el tema de los derechos humanos porque a fin
de cuentas la oposición en Cuba no constituye una fuerza política de
verdad, en capacidad de cambiar el acento de los eventos en la isla y
empujar seriamente por la democracia. En cuyo caso lo más aconsejable es
negociar con el gobierno, abrir una buena línea de crédito, protestar de
vez en cuando si nos reprimen con mucha evidencia y esperar que los
acontecimientos se desarrollen. Ya no estaríamos ante un cambio de
estrategia, sino frente a lo que todos temen: el adiós a la Posición
Común de 1996.

Sin embargo, a juzgar por Polonia, la Unión Europea no podría traicionar
su vocación en defensa de los derechos humanos en cualquier parte del
mundo y su compromiso con la defensa de la democracia, la ética liberal
y su conciliación con los intereses sociales.

Source: Pendientes de negociaciones con la Unión Europea | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/pendientes-de-negociaciones-con-la-union-europea/

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