Sin Rousseff no hay lineamientos
MANUEL CUESTA MORÚA, La Habana | Octubre 25, 2014
La segunda vuelta de las elecciones en Brasil decidirá derroteros dentro
y fuera del gigante suramericano. De perder Dilma Rousseff, estaremos
frente a la primera gran derrota del populismo del siglo XXI en América
Latina.
El impacto sobre Cuba de un revés del Partido de los Trabajadores tomará
connotaciones demoledoras. Si la Zona Especial de Desarrollo de Mariel
(ZEDM) tiene problemas ocultos, la victoria de Aécio Neves, del Partido
de la Social Democracia Brasileña (PSDB), los sacará a relucir. También
se darán a conocer otras dificultades asociadas a la calidad y al
sentido estratégico del proyecto. Cuando la razón de Estado no se
imponga, saldrán a la luz los protocolos secretos que evidencian la
naturaleza de la colaboración económica entre los gobiernos de Cuba y de
Brasil. Especialmente porque en este último país, la prensa funciona y
se lanzará sobre esta información.
El hecho de que el puerto de Mariel no esté realmente en marcha ya es un
problema grave para el gobierno cubano y hacia él apunta toda la
responsabilidad. La empresa Odebrecht ejecutó el proyecto y el Banco
Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) pagó las cuentas. Así
que todos en el Gobierno de Brasil están contentos. Si Rousseff gana
esta segunda vuelta electoral, solo tendrá que hacer ciertas preguntas
discretas a las autoridades de la Isla y enviar emisarios de cuando en
cuando para cuestiones de logística y asesoramiento. Si no quedaran
opciones, pues el propio Lula da Silva podría intentar arreglar los
entuertos. Hasta ahora, con el puerto de Mariel, Brasil solo se juega el
prestigio de su visión estratégica fuera de sus fronteras.
Por el contrario, si Rouseff pierde, el mal funcionamiento del puerto de
Mariel será un problema agravado tanto para el Gobierno cubano como para
el PT. Encima de eso, el debate soterrado en Cuba, tanto en ámbitos
profesionales como ambientalistas, en torno a la necesidad y viabilidad
de esa Zona de Desarrollo, volvería a encenderse con fuerza si mañana
las urnas no favorecen al oficialismo.
Falta mucho por hacer en la ZEDM porque seis meses después de inaugurado
el puerto, solo habían pasado por él 57 barcos. Para empezar, se
necesita un dragado mayor para que puedan entrar los llamados barcos
SuperPanamax, que transitarán por el renovado Canal de Panamá y el
puerto de Miami, también reestructurado. Esto sin contar la competencia
con Jamaica y otras islas del Caribe donde se desarrollan proyectos más
económicos.
La inversión brasileña en Mariel, que fue la apuesta personal del propio
Lula, responde a esa visión populista en economía que intenta propiciar
grandes inversiones y fuerte participación del Estado en mega proyectos
que, con cierta viabilidad económica, y disciplinando los ámbitos
monetarios y fiscal, le garanticen ser agente principal del desarrollo
por encima del sector privado y de las clases medias, y le posibilite
controlar a la sociedad y manipular la agenda de la pobreza.
En Brasil, este modelo populista no ha llegado a triunfar completamente
porque antes de Lula había allí ya una economía creciente y porque, con
sus defectos, la democracia funciona a partir del gran consenso social
entre todos los sectores de la sociedad. Pero la Venezuela degradada de
Chávez implementó este modelo, con los resultados que estamos viendo.
Esta opción estratégica comenzaría a cerrarse para Cuba si es que
asistimos al funeral político de Dilma Rousseff. Se debilitaría la santa
alianza populista que se ha activado en la región, de la cual Brasil, no
la Venezuela de Maduro, es el principal garante, y el tema de la
violación de los derechos humanos en Cuba tendría menos obstáculos en el
hemisferio. No obstante, no habría que asumir que una victoria de Aécio
Neves reanimaría sustancialmente el tema de la democracia y las
libertades fundamentales tanto en la región como en Cuba.
Antes de Lula, estaba Henrique Cardoso y Brasil no destacaba entonces
como un crítico visible y sistemático de la situación de derechos
humanos en Cuba. Lo que responde a dos fenómenos tradicionales de la
diplomacia brasileña: su búsqueda permanente del consenso internacional,
evitando los conflictos o contenciosos diplomáticos, y su concepción
continental de América Latina como Sudamérica, sin el Caribe.
La diplomacia puede cambiar, en tanto Brasil es un actor global de
primera importancia, pero las tradiciones no tienden a cambiar con la
alternancia de gobiernos.
Pero en todo caso, una victoria de Aécio Neves le daría menos terreno
especulativo al gobierno cubano y haría temblar la diplomacia médica que
explota mano de obra profesional. Más allá de los descalabros económicos
que podría traer, una derrota del PT incidiría contra la continuidad del
modelo geoestratégico de los nuevos populismos latinoamericanos, dentro
del cual Brasil ha intentado insertar a Cuba.
Sin Rousseff, Castro tendrá que abandonar completamente los
Lineamientos, disfuncionales, del Partido Comunista de Cuba. Estamos en
la hora de los rezos.
Source: Sin Rousseff no hay lineamientos -
http://www.14ymedio.com/opinion/efecto-elecciones-en-brasil-posible-derrota-dilma-en-cuba_0_1658234162.html
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