Revolución y huracanes, compinches para devastar
Los ciclones, a su paso, afectan al ya deteriorado fondo habitacional,
compuesto en su mayoría por casas de madera muy viejas con techos de
zinc o fibrocemento
miércoles, marzo 25, 2015 | Gladys Linares
LA HABANA, Cuba. – En El Paradero, en San Juan y Martínez, Pinar del
Río, en una vieja casucha vivía Esperanza Perdigón Jaime con tres de sus
hijos. Al paso de los ciclones Isidore y Lily, no quedó nada en pie. Con
lo que pudieron recuperar, la familia levantó un rancho, de donde los
quisieron desalojar porque "afeaba el ornato público", pero allí se
mantuvieron durante 11 años.
Al calor de la propaganda, les vendieron los materiales para la zapata,
pero no fue hasta julio de 2010 que les volvieron a asignar materiales
para continuar la construcción.
A pesar del ir y venir de su hijo Yan Carlos Hernández Perdigón, aún no
han terminado de venderles los materiales (cabillas, cemento, arena,
azulejos, cerrajería y puertas). Hace unos días, el encargado de la
Agrupación de Viviendas, Eddy Dupairón, le dijo que comprara por su
cuenta (mucho más caros) los materiales restantes para terminar la
vivienda, y que si no le firmaba los documentos de casa terminada para
empezar a pagarla, los iban a desalojar.
Yan Carlos me dice que hace unos días vinieron siete funcionarios de
Vivienda e representación del gobierno para que su mamá firmara el
documento. Lejos de dejarse amedrentar, el joven los llevó al cuarto,
donde su madre yace en cama con cáncer de riñón, y luego los botó de la
casa.
Esperanza debe pagar por la casa 5500 pesos (moneda nacional). Ella
recibe una pensión de 200 pesos mensuales, y su hijo Yan, que es quien
la cuida, es jornalero. Él sabe por experiencia que una vez que firme,
ya el Estado no le venderá más materiales.
Me comenta que un caso peor que el suyo es el de Juan Carlos Camejo, que
también perdió la casa cuando los dos ciclones. Camejo y su esposa
sordomuda (ambos ancianos) viven desde entonces en un contenedor. El
techo –prestado- es de fibrocemento. La misma situación tiene su
hermana, Marilyn Camejo, que vive con su esposo y una nieta. Estas dos
familias ni siquiera han podido reconstruir sus casas. Según Yan Carlos,
le comentan que siempre los engañan y les dan largas.
Cuba azotada por los huracanes
Nuestra isla está bañada por las aguas del mar Caribe. Es por eso que
los huracanes nos azotan con bastante frecuencia. La temporada ciclónica
comprende desde el 1º de junio hasta el 30 de noviembre. El mes de
octubre es el más activo, en los últimos 200 años, según investigaciones
realizadas por el equipo de especialistas del Centro del Clima del
Instituto de Meteorología, y aunque la región oriental es la que recibe
estos fenómenos con menor frecuencia, dos de los mayores ocurridos en
Cuba han asolado esta zona.
Uno fue el 9 de noviembre de 1932, cuando un huracán azotó el poblado
camagüeyano de Santa Cruz del Sur, con vientos de hasta 200 km/h que
produjeron una marea de tormenta con olas superiores a los 6 metros de
altura. Ocasionó la muerte a más de 3000 personas.
El otro, el ciclón Flora, ocurrido del 4 al 8 de octubre de 1963, con su
lento y caprichoso movimiento en forma de lazo provocó torrenciales
lluvias con acumulados superiores a los 1200 mm y dejó alrededor de 1500
víctimas fatales.
Por nuestra parte, los que vivimos en la región occidental catalogamos a
los ciclones de caprichosos, pues siempre tienen preferencia por nuestra
zona, aunque en realidad esto se debe a nuestra situación geográfica,
que hace que estemos más expuestos a los ciclones tropicales que se
forman en el Caribe occidental y casi siempre con trayectoria de sur a
norte.
Y dentro de la región occidental, es Pinar del Río la provincia más
castigada por la furia de los huracanes. Quizás para muchos Isidore y
Lili sean ya menos que un recuerdo. El primero azotó el territorio de
San Juan y Martínez el 20 de septiembre de 2002, y el segundo, pocos
días después (el 10 de octubre). Ambos alcanzaron vientos sostenidos de
160 km/h, y afectaron la tercera parte del ya deteriorado fondo
habitacional, compuesto en su mayoría por casas de madera muy viejas con
techos de zinc o fibrocemento.
Source: Revolución y huracanes, compinches para devastar | Cubanet -
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