¿Vuelven los catalanes?
J. HUGO FERNÁNDEZ Y M. ROSSI | La Habana | 28 Abr 2015 - 7:10 am.
Desde la Colonia fueron empresarios exitosos en Cuba, tienen hoy
presencia en la Isla y parecen prepararse para lo que viene.
Cargan con una incómoda fama de negreros, pero también de hábiles
negociantes, de tozudos trabajadores y de tacaños. Si tienen frío se
acercan a una estufa, pero solo la encienden cuando se ven a punto de
morir congelados. Se cuenta que produjeron el primer hilo de cobre
cuando, al hallar una peseta española, dos de ellos tiraron para lados
opuestos queriendo llevársela cada cual para sí. En fin, siempre que se
habla de un pueblo, el fundamento sobre su carácter es un mejunje de
chistes malos, leyendas urbanas y prejuicios sazonados con algo de
verdad. De lo que sí no hay dudas, porque lo atestiguan datos
científicos, es de que sin la presencia de los catalanes en Cuba, hoy
nuestra historia sería otra. Y sería otra la historia de Cataluña,
enriquecida en no poca medida gracias a los negocios de sus emigrados a
la mayor de las Antillas.
Imbuidos quizá por su espíritu aventurero —o emprendedor, que también
así le llaman ahora— el pasado mes de febrero la Cámara de Comercio de
Sabadell, en Barcelona, organizó un encuentro de empresarios catalanes
con entidades del Gobierno en La Habana.No eran los primeros en llegar
aquí, naturalmente. La mayor parte de firmas españolas que operan
actualmente en Cuba (sobre todo en el turismo) cuentan con una
importante participación de capital procedente de empresas, bancos,
capital privado y financieras catalanas, aunque su domicilio fiscal
puede que conste en Mallorca, el País Vasco o Madrid.
Cataluña no participó de la conquista y colonización de América. Su
incorporación debió esperar hasta bien entrada la segunda mitad del
siglo XVIII, una vez superado el carácter monopólico con que Isabel de
Castilla, adelantándose en más de tres siglos a la doctrina Monroe,
decretó la América para los castellanos. Pero nunca es tarde si la dicha
es cierta, y gracias a las presiones ejercidas desde Inglaterra y los
aires de renovación política, el "despotismo ilustrado" que aventaba los
ripios finales del siglo XVIII, los catalanes lograron finalmente entrar
en La Habana. Y para no irse, por lo que parece.
Aquellas circunstancias históricas y las que reproduce nuestra más
reciente actualidad puede que confirmen la teoría de la recurrencia
acuñada por Jules Henri Poincaré, según el cual, un sistema confinado en
determinas condiciones retornará siempre, tras un tiempo largo, a un
estado arbitrariamente próximo al inicial.
Durante la etapa colonial, y a pesar de su tardía aparición en la Isla,
los catalanes llegaron a constituir el 72% de todos los peninsulares
asentados en la colonia. Controlaban no solo el lucrativo negocio
negrero, sino una buena parte de la fabricación y comercialización del
azúcar cubano en el mercado internacional; la producción tabacalera y la
fabricación de algunas de sus más afamadas vitolas; aparte de copar casi
todo el comercio minorista de aquí, donde para anunciar que se iba a la
bodega, decían: "Voy al catalán de la esquina".
Dados tales antecedentes, la pregunta entonces se cae por su peso:
¿volverán los catalanes a por lo suyo en Cuba? De hecho, ya volvieron.
La reconciliación del régimen con el capital foráneo, a principios de
los años 90 del siglo pasado, contó en principio con el entusiasmo de
los inversionistas de esa región.
En 2014, las exportaciones catalanas a Cuba alcanzaron los 196 millones
de euros, 10% más que en 2013, aunque si nos atenemos a las
declaraciones de algunos miembros de la mencionada comitiva de la Cámara
de Comercio de Sabadell (primera española tras el anuncio de diálogo
hecho el pasado 17 de diciembre desde Washington y La Habana), el
levantamiento del embargo proyectaría los intereses catalanes más allá
del mercado cubano, al suculento Caribe, y convertiría a nuestro país en
una idónea base logística desde la que se dedicarían a realizar sus
exportaciones a casi todo el continente, incluida la costa este
norteamericana, la franja con mayor consumo del orbe.
De modo que más que preguntarse si planean volver, lo cual es obvio,
valdría especular en torno al modo en que piensan hacerlo para poder
quedarse cuando también arriben otros competidores más fuertes.
Aventureros o emprendedores como son, no sería extraño que lo hicieran
de la forma más atrevida.
Un botón de muestra, ahora mismo, puede ser el caso de Cecauto, compañía
catalana domiciliada en Viladecans, provincia de Barcelona, que desde
hace diez años suministra piezas de recambio al sector automovilístico
en nuestro mercado y que (según anunciaran públicamente sus propios
directivos) planea, para el próximo mes de septiembre, comenzar a operar
el primer servicio privado de transporte público en la Isla, una apuesta
de negocio por la que hoy por hoy nadie arriesgaría aquí ni un kilo
prieto. Aunque, como dijo Peter Drucker, considerado el padre de la
disciplina del management en el siglo XX, "donde hay una empresa de
éxito, alguien tomó alguna vez una decisión arriesgada".
Source: ¿Vuelven los catalanes? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1429636106_14129.html
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